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‘Nos convertimos en una especie de investigadoras privadas’
La cucuteña Alejandra Rodríguez Camacho ganó Premio Simón Bolívar.
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Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Miércoles, 9 de Noviembre de 2016

La cucuteña Alejandra Rodríguez Camacho ha tenido un largo recorrido en el periodismo desde que salió egresada de la universidad Santo Tomás de Bogotá en el 2007. 

Empezó a curtirse en  la agencia de noticias Colprensa y pasó después al diario El Espectador y terminó en el tabloide ADN. Ahí se especializó en el cubrimiento de noticias relacionadas con el orden público. Sin embargo, le llamó la atención el programa de televisión Séptimo Día porque se salía de la agenda cotidiana e intentó ingresar a esa nómina escribiéndole un trino a Manuel Teodoro. Envió su hoja de vida, pero en ese momento no había vacantes. Un mes después, de ese intento, recibió la llamada de Teodoro y se le midió al reto. De eso hace cinco años. 

La única advertencia fue: ‘aquí solo se trabaja con un productor’. Así se fue adentrando a ese mundo de historias, de denuncias y a mirar para las regiones. Poco a poco fue agarrando experiencia en el campo de la investigación, aprendiendo a  unir piezas de los rompecabezas hasta que en el 2013 se interesó por la muerte de la cadete Lina Zapata dentro de la misma Policía. 

Con su compañera Diana Henao Valencia emprendió la tarea de conseguir testimonios y encajar fichas que no cuadraban. El primer informe se emitió en febrero de 2014. Pero a comienzos de este año  fue la mamá de la cadete, Adelia Gómez, quien insistió en que su hija no se había suicidado y recurrió al programa en busca de ayuda. Así nació la segunda parte del programa galardonado con el premio Simón Bolívar bautizado ‘Comunidad del anillo’.

El enfoque se dirigió a desenmarañar la extraña muerte de Lina Zapata, “más allá de la red de prostitución”. La policía había dicho que se trataba de un suicidio en la escuela General Santander y después de cotejar pruebas, escuchar  a testigos se demostró que fue un homicidio. 

Esa experiencia fue dura. Primero “movimos cielo y tierra para que desarchivaran el proceso”. Segundo, encontrar respuesta de la misma policía. “Estábamos hablando de una institución nacional”. Ese trabajo se hizo  de la mano de la familia de la cadete, del abogado y de un cuerpo privado de investigación.

“No existía ninguna prueba técnica, solo indicios de que la escena del crimen había sido alterada. No había mucha certeza. Todo  estaba crudo”.

“Trabajamos como investigadoras privadas, porque no había mucho. Mas allá del instinto de esa mamá que decía que su hija no se había suicidado”. 

En esa misma investigación apareció, presuntamente relacionada, la muerte del mayor Edgar Pérez. Alejandra Rodríguez le sacó  tiempo al tiempo porque  tenía que responder por otros temas en el programa de televisión que se emite los domingos a partir de las 9:00 de la noche por Caracol. Sintió mucha satisfacción como periodista porque por fin la Fiscalía había reabierto el caso de la muerte de Lina. “Signficaba entonces que algo extraño había ocurrido”. Pero al mismo tiempo, frustración porque la Fiscalía hasta ahora no ha dado ningún veredicto y hay una madre que espera respuesta.

Sintió miedo como es natural y sabe que existe un riesgo. Pero cree que las amenazas no existen sino la venganza. Y hasta hoy no ha recibido amenaza directa. 

No trabajamos para los premios 

No es la primera vez que envía trabajos periodísticos a concurso. En esta versión del Premio Simón Bolívar envió uno a nombre personal y el otro colectivo, que fue el galardonado. Pero “acá tenemos claro que no hacemos periodismo por los premios. La idea es ayudar a la gente a esclarecer sus casos, a hacer un buen periodismo”. Pero el premio también es coyuntural porque fue Séptimo Día el que ‘destapó’ el caso de la ‘comunidad del anillo’.

El jurado del Simón Bolívar argumentó “que las periodistas siguieron, paso a paso, con la pericia de un investigador judicial, las pistas sobre dos supuestos crímenes de miembros de la Policía Nacional, cometidos dentro de sus instalaciones, y que fueron presentados por esa institución como un suicidio y un accidente. El trabajo recurre a fuentes identificables y testimonios contundentes y les da un tratamiento serio para poner en tela de juicio la versión oficial de una institución del orden nacional y relacionar con los presuntos crímenes a una red de tráfico sexual dentro de la Policía”.

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