En la noche de ayer, la Plaza de la Proclamación en Cartagena de Indias brilló con la esencia de un país cosido a mano.
El regreso esperado del Concurso Nacional de Belleza (CNB), celebra su edición número 90 en medio de las vibrantes Fiestas de Independencia y en esta ocasión, las aspirantes a Señorita Colombia deslumbraron en el desfile de trajes artesanales, bajo el lema “Un país Hecho a Mano”, una oda al ingenio y a la resiliencia de las colombianas que tejen la historia de la nación.
Las dos representantes de la región fueron Marlyn Misse Martínez, Señorita Cúcuta, y Liz Zamara Yanquen Flórez, Señorita Norte de Santander.
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Señorita Cúcuta
Marlyn Misse, con su porte regio, se adueñó de la pasarela luciendo un traje que era más que un vestido; era un manifiesto de libertad y orgullo cucuteño. La pieza, creada por el diseñador Sergio Pérez, captó el espíritu de la histórica Perla del Norte.
En un blanco impecable y con una sola manga, el traje evocaba la elegancia de los uniformes militares del siglo XVIII, indumentaria que alguna vez vistieron próceres como Francisco de Paula Santander.
Pero, más allá de la evocación histórica, el traje honraba a Rosalba Oviedo, una destacada artesana que dedicó su vida a perfeccionar técnicas de corte y confección, y que, como muchas mujeres de su generación, encontró en el oficio un camino hacia la libertad y la dignificación personal.
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La confección de este traje es un recordatorio de la lucha silenciosa de las mujeres cucuteñas que, al igual que Rosalba, reivindican su independencia a través del conocimiento y el trabajo artesanal.
Marlyn, al final de su paso por la pasarela, publicó en su cuenta de Instagram: “Porque Cúcuta y su Área Metropolitana es mucho más, es más cultura, tradición, historia y es patrimonio. Honramos nuestras raíces y sus mujeres”. Sus palabras resonaron entre el público, que la recibió con una ovación, conscientes de la fuerza y la dedicación que representa cada puntada en su atuendo.
Señorita Norte de Santander
Por otro lado, Liz Zamara apareció en escena como una verdadera princesa, encarnando a la legendaria Zulima, figura de la tribu de los Cariongos, que según la leyenda, recorrió los páramos de Santurbán y las riberas del río Pamplonita.
El traje, obra de Carmelo Balbo, consistía en una falda y un top adornados con detalles que aludían a los símbolos y paisajes de Norte de Santander.
La pieza era un homenaje a la profesora Flor Delia Pulido Castellanos, una educadora y poetisa que dedicó más de seis décadas a preservar las historias de la región, narrándolas con pasión en la Universidad de Pamplona.
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La elección de Zulima no fue fortuita. La princesa indígena representa la fuerza de las mujeres norteñas, quienes, como Flor Delia, labran su propio camino, enfrentando las adversidades de la historia.
En cada bordado y cada línea del traje, Balbo captó la esencia de una herencia cultural rica y profunda, que aún perdura en la memoria de su gente. Yanquen, al desfilar, parecía narrar la historia de Zulima y de todas las mujeres que, con su valentía, han tejido la identidad de Norte de Santander.
El desfile concluyó con la elección de los dos mejores trajes artesanales. La Señorita Riohacha obtuvo el reconocimiento del jurado por su imponente vestimenta, mientras que la Señorita Tolima se ganó el voto del público gracias a su traje vibrante y colorido.
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Aunque ni Marlyn ni Liz Zamara obtuvieron el título de mejor traje, su participación dejó una huella en la celebración, recordando a los presentes que la belleza colombiana va mucho más allá de lo estético, arraigándose en la cultura, la historia y la fortaleza de sus mujeres.
El cierre del evento dejó a Cartagena a la expectativa de la coronación de la próxima Señorita Colombia, programada para el 10 de noviembre en el centro de convenciones Julio César Turbay Ayala.
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