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Qué hacer ante una pataleta de su hijo sin llegar a los gritos o los golpes
La reconocida especialista en Crianza y Parentalidad, influenciadora y activista Fernanda Restrepo brinda pautas claves para que los padres puedan manejar estas situaciones. 
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Sábado, 7 de Agosto de 2021

Una pataleta es una reacción que puede tener una niña o niño pequeña cuando encuentra que lo que quiere, siente o piensa es contrario a lo que el adulto que la cuida quiere, siente o piensa. 

Durante los primeros 3 años de vida, su corteza cerebral (el cerebro que piensa y razona) está en plena construcción y su sistema límbico (el cerebro que controla las emociones y dispara las respuestas de supervivencia) se encuentra reactivo a flor de piel, eso significa que su hija o hija reacciona rápidamente cuando se siente en peligro y menos rápido para evaluar si su reacción es la esperada o no, o para descifrar cómo se llaman esas emociones y poner en orden sus pensamientos. 

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Fernanda Restrepo, reconocida especialista en Crianza y Parentalidad, influenciadora y activista, afirmó que la clave principal para manejar una pataleta está en usted, porque el padre o madre le “presta” su cerebro que piensa a través de lo que se llama acompañamiento emocional, que implica activar la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del infante con la intención sincera de entender cómo ve el mundo a través de sus ojos.

La experta, a quien en las redes sociales se le consigue bajo el nombre @niunapalmadita, da 3 claves para acompañar una pataleta o “mal comportamiento” sin llegar a los golpes o los tratos humillantes y denigrantes.

1.    Establecer límites, normas o reglas según sea el caso, en primera persona y de forma descriptiva: “no te permito que me golpees”, “acordamos que tan pronto sonara la alarma apagábamos el televisor”, “no compraremos un juguete el día de hoy”.

2.    Acompañar las emociones: describiendo los sentimientos, deseos o pensamientos que notas en su hija o hija, sin consolar, anular, preguntar, negar, regañar o manipular. Es solo describir para acompañar con la intención de conectar y entenderlo verdaderamente: “te dio rabia porque te quité el control del televisor”, “te sientes frustrada porque no sabías que ibas a querer ver más televisión después de que sonara la alarma”, “te entiendo, cuando no puedo comprar algo que me gusta también me siento irritada y frustrada”.

3.    Enseñarle lo que sí puede hacer: su hija o hijo también necesita ideas y oportunidades de crecer en lugar de sólo prohibiciones; por eso, cada vez que piense en algo que no pueda hacer, piense en algo que sí. 

“No puedes pegarme, pero podemos aplastar plastilina, rayar una hoja, gritar a una almohada”, “ahora que terminamos de ver la televisión podemos leer un cuento”, “sé que es aburrido acompañarme de compras y no tener un juguete… podemos sentarnos un rato a hablar y dejar salir esas emociones ¿Quieres un abrazo o prefieres llorar un ratito?”.

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Restrepo, directora del Proyecto Ni Una Palmadita, indicó que en teoría parece más fácil de lo que realmente es. 

“Cambiar nuestro estilo de crianza, de comunicación y de ejercicio de la autoridad es desafiante, requiere práctica y al principio puede que te termines agotada o agotada mentalmente, pero con el tiempo y la perseverancia, lograrás cambios increíbles que fortalecerán la relación que tienes con tus hijos y te permitirán además sentar las bases de un correcto desarrollo y verdadera prevención de abusos sexuales, físicos, psicológicos y emocionales hacia los seres que más amas”, concluyó.

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