Son contados los papás que se detienen unos minutos en analizar la letra menuda de la composición nutricional y la lista de ingredientes de que están hechos los alimentos ultraprocesados que compran en el supermercado para su familia.
De 100, uno lo hace, indican expertos nutricionistas que han adelantado estudios sobre el consumo de esta clase de alimentos industrializados, algo que va en auge en los hogares cucuteños y por ello las consecuencias adversas que se están viendo en la salud, en especial, la de los niños.
Le puede interesar: Yerbateros, expertos en medicina natural aún vigentes
Los ultraprocesados llaman la atención por sus coloridos empaques y porque sobre ellos reina la publicidad en medios de comunicación y por donde quiera que se camine en la ciudad.
Y aunque los expertos nutricionistas afirman sin contemplación que son nocivos para la salud, en ninguna etiqueta de estos productos se le dice al consumidor.
El experto Alberto Ángel Martín, PhD en Nutrigenómica, y profesor de la Facultad de Salud de la Universidad Industrial de Santander (UIS), es uno de los que mantiene encendidas las alarmas en este tema del consumo desaforado de ultraprocesados.
Él insiste a los padres de familia dar buen ejemplo a sus hijos a la hora de ir con ellos a hacer mercado, que en el carrito abunden los alimentos naturales, frutas y verduras, en lugar de los refritos empacados o de bebidas azucaradas “que solo llaman la atención por sus etiquetas multicolores y por la publicidad que abunda en las tiendas de cadena”, dice el catedrático.
Por lo menos –aconseja- empiecen a disminuir la compra de barras de chocolate, bebidas energizantes, carnes enlatadas, embutidos, merengadas, papas fritas, etcétera, y comiencen a incentivar en ellos el consumo de alimentos de la huerta.
Hay que tener presente que esta clase de productos a base de otros alimentos y preparaciones industriales comestibles, no tienen el valor nutricional que los alimentos de origen natural. “Muchos de ellos son aditivos alimentarios, perjudiciales para la salud”, subraya el experto.
Lea además: Profesor de la Unipamplona, un apasionado por la botánica
En Colombia, según datos de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN) en 2015, uno de cada cuatro niños y niñas en edad escolar y uno de cada dos adultos tienen exceso de peso.
Para Ángel, la fórmula azúcar, sodio, grasa y aditivos hacen una carrera desenfrenada por acaparar adictos y en el centro de ellos están los niños, que son presas fáciles de este consumo.
En esa guerra por ocupar los primeros lugares de los estantes y presentar el alimento más llamativo se usan aditivos cosméticos. Para la doctora Mercedes Mora Plaza, magíster en Nutrición Humana de la Universidad de Londres y profesora de la Pontificia Universidad Javeriana, estos son ingredientes que le aumentan el sabor o mejoran el color y la apariencia de estos comestibles.
Sin embargo, estas sustancias, que son sintéticas, no existieron en el proceso evolutivo de los seres humanos y al introducirlas en la dieta producen una sobreestimulación. “Cuando tenemos ese tipo de sabores tan extremos el cerebro quiere volver a probarlos”, explica Mora.
A frenar el azúcar
El profesor Alberto Ángel Martín llamó la atención a los papás para que frenen el consumo de azúcar en los menores.
En lugar de echarles en la lonchera un jugo de cajita, que es solo agua azucarada en altas cantidades, mejor hacerle un jugo de fruta que esté en cosecha con poca azúcar.
O mejor aún, empáquele una manzana, una pera o una mandarina, de esta manera se está induciendo al niño a alejarse de los productos ultraprocesados, dice.
En la medida en que se repita esto a diario, al niño se le forma una cultura con buenos hábitos alimenticios y ello redundará en una buena salud, subraya el catedrático.
Lea también: Misteriosa desaparición de archivo de la Secretaría de Educación
La nutricionista Amanda Caicedo, también recomienda involucrar a los niños en la preparación de alimentos, pero eso sí, sin muchos dulces, sin gaseosas en el tetero ni tampoco papas fritas que se miren como si fueran vegetales.
Desde pequeños, los niños en Colombia establecen malos hábitos alimenticios, en gran medida porque los padres y madres, con tal de que coman algo, les permiten ingerir lo que sea, dice esta profesional.
A medida que van creciendo, los niños que no han sido educados para comer de manera saludable prefieren los dulces y los ultraprocesados, por eso no hay mejor bebida para un almuerzo o una cena que el agua, culminó diciendo Caicedo.
Alerta con los niños
El profesor de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Alberto Ángel Martín, PhD en Nutrigenómica, advierte a los papás que hay que leer bien el rotulado nutricional y la lista de ingredientes en los productos ultraprocesados. Estos alimentos tienen mucha azúcar, mucha sal, glutamato mono sódico, que son sustancias adictivas y generalmente los niños son los más afectados, generando alteraciones en su desarrollo sicológico y generando ciertas adicciones a esos productos.
Los niños son los más influenciados por la publicidad en el consumo de estos ultraprocesados, ellos son los más susceptibles a desarrollar obesidad infantil.
Estamos viviendo varias pandemias en estos momentos y una de ellas es la obesidad, agregó.
Y relacionado con la obesidad está el riesgo de infarto, el riesgo de diabetes, y enfermedades crónicas no transmisibles.
Un salvavidas, a la vista
Con la aprobación el pasado 30 de julio de la Ley de Entornos Alimentarios Saludables o la “Ley Comida Chatarra”, los ciudadanos cuentan ahora con un aliado para defender su salud.
La norma aprobada permitirá que los colombianos puedan tomar decisiones informadas, y consumir los productos conociendo realmente su contenido.
Se eleva a rango de ley el etiquetado frontal para mejor información nutricional; se compromete a los colegios con el incremento de la actividad física en niños; se implementan entornos laborales saludables; se afina el alcance de la Comisión de Seguridad Alimentaria con nuevas obligaciones; y se emiten contenidos sobre promoción de la salud, entre otros.
Lo mejor de esta ley es que no se está prohibiendo absolutamente nada, solo se está exigiendo a la industria entregar información verídica y de forma sencilla para que los colombianos puedan tomar mejores decisiones a la hora de alimentarse.
De esa forma, los paquetes, cajas y botellas de alimentos deberán incluir sellos en los que adviertan si tienen exceso de ingredientes como azúcar, sodio, grasas saturadas y edulcolorantes que puedan afectar la salud.
Y si bien ya se firmó la anhelada ley, falta camino aun para que pueda verse reflejada en los productos ultraprocesados que diariamente consumen los colombianos.
¡Ojo a la letra menuda!
La doctora Mercedes Mora Plaza, magíster en Nutrición Humana de la Universidad de Londres y profesora de la Pontificia Universidad Javeriana, advierte que los valores nutricionales que vienen impresos en las etiquetas de los ultraprocesados no explican verdaderamente los requerimientos reales de las personas.
Por ejemplo, según la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad de Chile, la recomendación de consumo de sodio para un niño de cuatro a ocho años es de 1.200 mg, inferior a los valores Dietéticos de Referencia (VDR) en Colombia.
La recomendación es fijarse en detalle en los ingredientes: si tiene más de 5 comience a sospechar; si entre los cinco hay uno que diga sal o sodio, azúcar o grasa, es un ultraprocesado; si hay uno que le cueste leer o no encuentre en su cocina, descártelo, o acaso: “¿Cuándo decimos pásame la tartrazina amarilla (un colorante artificial presente en alimentos procesados como chicles, papas fritas o palomitas de maíz)? Uno no tiene eso en la cocina”, dice la profesora javeriana.
Con información de Pesquisa Javeriana
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion