
Todos los días a varias cuadras de la Aduana principal de San Antonio del Táchira se observan decenas de personas en cola, a la espera que la Guardia Nacional autorice su paso. Son ciudadanos colombianos que buscan regresar a su país, venezolanos que necesitan llegar a Cúcuta para comprar medicamentos o tratamientos médicos y estudiantes que se marchan del país.
Es común ver a estas personas esperar largas horas para cruzar la franja fronteriza, cuyo tránsito fue cerrado de manera unilateral por el presidente venezolano Nicolás Maduro, hace ya casi dos meses.
Las reglas del juego
Esta semana se observó que la fila de ciudadanos que requieren cruzar la frontera desde Venezuela a Colombia, hacía una fila a sólo una cuadra de la Aduana, justo al lado dela bomba de gasolina internacional que allí funciona.
En la fila se escuchan las quejas de las personas que efectúan estos procedimientos, quienes señalan que permanentemente les cambian requisitos y suspenden los pasos sin previo aviso.
Y es que las reglas del juego han sido cambiadas en varias oportunidades por parte de las autoridades venezolanas, estableciendo nuevos procedimientos y solicitando nuevos documentos a quienes por una u otra razón necesitan cruzar hacia Colombia.
Constantemente se reúnen, tanto la autoridad única como los jefes militares y civiles locales e incluso en oportunidades el gobernador del estado, a los fines de establecer nuevos parámetros para el paso fronterizo, ante el hecho de que algunos ciudadanos usan los procedimientos contemplados para cruzar la frontera y hacer negocios y bachaqueo.
La autoridad única militar ha sostenido en un programa televisivo que lleva adelante diariamente, que algunas personas inescrupulosas usan a los estudiantes para llevar alimentos a Colombia en sus morrales de útiles escolares, y varias personas han sido detenidas intentando sacar dinero venezolano a Colombia, situación que ha llevado efectuar más controles.
Armados de paciencia
Los venezolanos que van a comprar medicinas o a tratamientos médicos tienen que llevar los récipes y los informes al hospital Samuel Darío Maldonado de San Antonio para que se los sellen; los estudiantes deben portar sus carnets y los turistas deben sellar el pasaporte en la oficina del Saime en el centro de San Antonio.
Los trabajadores colombianos, muchos de ellos mano de obra especializada y necesarios en las empresas venezolanas de la zona, tienen que enseñar el carnet industrial. Las empresas fronterizas consignaron ante el jefe único de la zona, General Carlos Martínez, nóminas y demás requisitos exigidos a fin de que se estableciera el ingreso y la salida, sin embargo, ese procedimiento aún está en suspenso.
Luego de que se presentan los informes, los récipes y los carnets en un puesto que tiene la Guardia Nacional, las personas aguardan horas, armados de paciencia, hasta que les den la orden para pasar. Una vez son autorizados, caminan escoltados por funcionarios militares lo largo de toda la Avenida Venezuela hasta la aduana, donde toman un autobús que los lleva hasta las barricadas que bloquean el tránsito hacia el lado colombiano del Puente Internacional Simón Bolívar.