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Frontera
Expectativa en la frontera por vencimiento de Estado de Excepción
​Los habitantes de San Antonio y Ureña expresan cada día con mayor fuerza su deseo de retornar a la normalidad
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Eilyn Cardozo
Sábado, 19 de Diciembre de 2015

Incertidumbre y expectativa reinan en la frontera tachirense ante el inminente vencimiento del estado de Excepción en los primeros 6 municipios afectados por la medida, que el pasado 21 de Agosto impusiera en la zona el presidente venezolano Nicolás maduro Moros.

El artículo 338 de la Constitución venezolana establece que “Podrá decretarse el estado de alarma cuando se produzcan catástrofes, calamidades públicas u otros acontecimientos similares que pongan seriamente en peligro la seguridad de la Nación o de sus ciudadanos y ciudadanas. Dicho estado de excepción durará hasta treinta días, siendo prorrogable hasta por treinta días más. Podrá decretarse el estado de emergencia económica cuando se susciten circunstancias económicas extraordinarias que afecten gravemente la vida económica de la Nación. Su duración será de hasta sesenta días, prorrogable por un plazo igual. Podrá decretarse el estado de conmoción interior o exterior en caso de conflicto interno o externo, que ponga seriamente en peligro la seguridad de la Nación, de sus ciudadanos y ciudadanas, o de sus instituciones. Se prolongará hasta por noventa días, siendo prorrogable hasta por noventa días más”.

Por su parte, la Ley Orgánica sobre estados de Excepción, dice en su artículo 7 que “toda medida de excepción debe tener una duración limitada a las exigencias de la situación que se quiera afrontar, sin que tal medida pierda su carácter excepcional o de no permanencia”.

Posiciones encontradas

El vencimiento del lapso del Decreto emitido y prorrogado por el presidente Nicolás Maduro con el aval de la Asamblea Nacional, y que alcanza ya el máximo de 120 días establecidos en la norma, ha generado posiciones encontradas entre los diversos actores encargados de su cumplimiento.

Es así como en la misma semana, el Director de Seguridad Ciudadana del estado Táchira ha asegurado que fue remitido a la consideración del Ministro de Relaciones Interiores y del Presidente de Venezuela un papel de trabajo en el que se recomienda la reapertura parcial y progresiva de los pasos fronterizos; mientras por otra parte el Jefe de la Zona de Seguridad #1 que incluye las poblaciones fronterizas de San Antonio y Ureña, se ha pronunciado sobre una posible extensión de la medida por tiempo indefinido, al tiempo que ha sido enfático en afirmar que incluso un cese en los Estados de Excepción no significa la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela.

Incertidumbre y expectativa

Mientras tanto, los habitantes de la San Antonio y Ureña expresan cada día con mayor fuerza su deseo de retornar a la normalidad y de que el flujo binacional de mercancías permita dinamizar el aparato productivo en el lado venezolano de la franja binacional.

Según cifras de la Cámara de Comercio e Industria del estado Táchira, la actividad comercial en san Antonio y Ureña ha decaído en al menos 80%, mientras apenas 15% de la industria permanece operativa.

El transporte de pasajeros ha perdido cerca de un 60% de su movilidad de pasajeros desde y hacia los municipios fronterizos, mientras las líneas de transporte internacional están completamente paralizadas, al igual que quienes movilizan mercancías y carbón mineral entre uno y otro país.

Cotidianidad trastocada

Carencias y restricciones han trastocado la cotidianidad de los habitantes de la zona fronteriza, para quienes cada día se hace más difícil encontrar alimentos, medicinas y asistencia médica.

Esperanza Sayago, habitante de San Antonio del Táchira relató a La Opinión que su hermana, quien padece de Cáncer de Seno, requería operarse de emergencia, pero no encontró en el lado venezolano de la frontera los medicamentos e insumos necesarios para su intervención quirúrgica y posterior convalecencia.

“Este cierre de fronteras ha representado para nosotros una situación muy dura, mi hermana tuvo que ir a Colombia con un permiso humanitario para operarse allá y tan solo una hermana fue autorizada a pasar para ayudarla, ninguno de nosotros la pudo acompañar porque no nos dejaron, no nos dieron permiso y para pasar por una trocha eran 10 y 15 mil bolívares que los mismos soldados del Ejército nos cobraban. Somos una familia humilde, no podíamos pagar esa suma, estamos infinitamente agradecidos con Colombia porque recibió a nuestra hermana enferma y la está ayudando a recuperar de nuevo la salud, pero le pedimos al gobierno de Venezuela que levante ya este cierre, que tiene a tantas familias separadas y ha arruinado a todos en estas ciudades de frontera”, agregó con lágrimas en los ojos.

Como ella, en cada esquina, en cada calle, en cada comercio hay personas que hacen sentir su incomodidad por las diversas situaciones generadas a partir del cierre de fronteras y la declaratoria de Estado de Excepción, y que resumen en escasez, inseguridad, atropellos, falta de empleos y dificultades económicas.

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