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James nació con el 10
~ 9:10 de la noche. Sí, a esa hora exacta nació James David Rodríguez Rubio. Su madre María del Pilar Rubio llegó, a las siete,  a la clínica Socorro Médico Santa Fé remitida por el ginecólogo Édgar Jurado Sanín, quien le hizo el control  del  embarazo desde que llegó a Cúcuta procedente de Ibagué.~
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Lunes, 28 de Julio de 2014
~9:10 de la noche. Sí, a esa hora exacta nació James David Rodríguez Rubio. Su madre María del Pilar Rubio llegó, a las siete,  a la clínica Socorro Médico Santa Fé remitida por el ginecólogo Édgar Jurado Sanín, quien le hizo el control  del  embarazo desde que llegó a Cúcuta procedente de Ibagué.~
9:10 de la noche. Sí, a esa hora exacta nació James David Rodríguez Rubio. Su madre María del Pilar Rubio llegó, a las siete,  a la clínica Socorro Médico Santa Fé remitida por el ginecólogo Édgar Jurado Sanín, quien le hizo el control  del  embarazo desde que llegó a Cúcuta procedente de Ibagué.

Le programó  la cesárea para ese día, 12 de julio de 1991, porque ‘el niño era muy grande y gordo y el embarazo estaba a término’, recordó.

En ese entonces, hace 23 años, la clínica estaba dotada de quirófano y brindaba casi todos los servicios a la comunidad hasta que entró en vigencia la ley 100. Allí, donde hoy funciona la sala de reanimación, en el primer piso, ingresó, esa noche, María del Pilar que tenía solo 21 años de edad.  Aldo Fuentes procedió a anestesiarla, mientras que la enfermera Olga Pinto la asistió  y la instrumentadora Carmen Belén Salazar de Cotamo se encargó de pasar los bisturíes al cirujano Édgar Jurado Sanín, quien fue ayudado por el médico Manuel Moros. La criatura asomó su cabecita y abrió sus brazos,  presagiando que más tarde repetiría esa acción en los afamados estadios del planeta para celebrar sus anotaciones. Su llanto irrumpió en la pequeña sala, pero era señal de vida, que sus pulmones estaban fuertes para soportar, más adelante, el trote de 90 y más minutos en una cancha.

En efecto el niño nació fuerte y sano. Pesó 3.900 gramos y midió 51 centímetros. Y fue el único que vino esa noche al mundo en ese centro médico, según aparece escrito con tinta roja,  en los libros  de ‘registro de cirugía’ y ‘nacidos vivos’ en los folios 36 y 74, respectivamente.  ‘Los que nacen de día se radican con tinta azul. Si es hombre se le hace una flechita y si es mujer se pone una cruz. Ese mes solo nacieron 8 bebés’, ratifica el coordinador de urgencias Federico Márquez, uno de los ocho accionistas de la Socorro Médico Santa Fé. El 9 de agosto de 1991 su padre Wilson James Rodríguez Bedoya lo llevó a registrar a la Notaría Cuarta de Cúcuta en donde el notario de esa época, Jaime Gonzáles Peñaranda, procedió a abrirle su folio y quedó archivado en el libro 132. Ahí aparecen ratificados los datos de nacimiento de James David Rodríguez Rubio, el que hoy luce la camiseta con el 10 en la espalda del Real Madrid, y el mismo número que ha lucido desde que se convirtió en jugador de fútbol.

¿El 9 o el 10? Así estaba predestinado desde que nació. Llevaría un 9 o un 10 en su camiseta. Es decir, delantero o volante creativo. ¿Coincidencia con la hora de nacimiento? 9:10 de la noche.

El fútbol, el ADN


El fútbol hizo que su padre Wilson aterrizara en Cúcuta a jugar una temporada con el equipo motilón cuando  James aún estaba en el vientre de su madre con ocho meses de gestación, como lo ratificó María del Pilar Rubio, vía telefónica. Es decir, en junio de 1991.

A padre e hijo solo los une el fútbol, porque el destino se encargó de separarlos muy temprano. Los dos  se parecen físicamente y en lo futbolístico.  James nunca vio jugar de cerca a su padre Wilson en  aquella mítica Selección Colombia que deslumbró al mundo inicialmente en el Torneo Suramericano Juvenil, en Asunción, Paraguay,  ni tampoco  en el Mundial de la extinta Unión Soviética en 1985,  bajo la dirección técnica de Luis Alfonso Marroquín. El equipo lo integraba  René Higuita, John Edison Castaño, Álvaro Núñez, José Romeiro Hurtado, John Jairo Tréllez, entre otros.

Álvaro Núñez, quien tuvo la oportunidad de jugar con Wilson en el seleccionado nacional y ahora tiene el privilegio de ver  actuar  a su hijo, asegura que ‘tienen las mismas características para jugar, la única diferencia es que el padre es diestro y su hijo es zurdo’. La máquina genética se dio el lujo de hacer este desliz en los guayos.

El técnico antioqueño Luis Alfonso Marroquín, quien lo tuvo en la Selección Antioquia y después en la Selección Colombia lo calificó de ‘excelente con el dominio de balón, que adquirió jugando microfútbol en el barrio La Cabaña en el municipio de Bello. Su sello fue el cobro de los tiros libres. Tuvo el honor de ser el primer colombiano en anotarle un gol al portero paraguayo José Luis Chilavert desde una distancia de 35 metros. Excelente visión periférica. Un líder dentro y fuera del terreno de juego’, según  le recordó al editor deportivo del portal lacháchara.co, Francisco Figueroa Turcios.

James  ha hecho el recorrido futbolístico más rápido que su padre: su primera Selección Colombia fue la que jugó el Suramericano Sub 17 en el  2007, mostrando su calidad y el mismo ADN de Wilson.

James ha militado en los clubes: Envigado (Colombia), Banfield (Argentina), Porto (Portugal),   en el  As Mónaco (Francia) y ahora en el Real Madrid. Mientras que su padre jugó en el Tolima, Cúcuta, Cali y Envigado. Lo hizo al revés, terminó en Envigado.

Wilson nació en Pijao, Quindío, mientras que James, en Cúcuta. Wilson  brilló con luz propia y James sigue  brindándole muchas alegrías a la hinchada colombiana. Los genes  no mienten. Los de James se tradujeron en fútbol.

Saboreó el fútbol en el Cúcuta Deportivo

James David Rodríguez Rubio, el jugador de fútbol colombiano que encandila el mundo tenía predestinado nacer en Cúcuta, ciudad ubicada en la frontera con Venezuela, país al que se llega en 10 minutos en carro por una autopista bien acondicionada.

Su papá Wilson James Rodríguez Bedoya, o ‘Cachetes’ como le dicen sus amigos desde pequeño, hizo posible el singular hecho.

‘Cachetes’, volante diestro de imponente pegada, quien defendió los colores de la selección Colombia juvenil en el quinto mundial  de la categoría que se disputó en Rusia entre el 24 de agosto y el 7 de septiembre de 1985 llegó a Cúcuta en 1990 para jugar con el equipo local, Cúcuta Deportivo, negociación que cristalizó  el presidente Álvaro Vélez Trillos, quien gustaba del fútbol bien jugado. El jugador actuó con la camiseta rojinegra hasta la primera parte de la temporada de 1992.

Wilson James, quién nació en Pijao (Quindío) pero criado en Medellín  llegó en compañía de su esposa y ocuparon  el apartamento 202 del edificio ubicado en calle 2-48 del barrio Latino, que le consiguió el equipo profesional con la Asesoría Fiduciaria de José Luis Villamizar Melo.

En el 201 de este populoso sector, ruta de buses, colectivos y busetas, vivían también Hermes Guarnizo, gerente del Cúcuta Deportivo, y los comentaristas deportivos Jorge Enrique Rico Orduz y Henry Rincón Bermón. El bloque de apartamentos pertenecía a Aura Araque Jaimes, quien falleció hace un par de meses.

Rico y el reportero gráfico Henry ‘La Pulga’ Jaramillo, por aquel  entonces fotógrafo oficial del equipo y del periódico El Colombiano de Medellín,  fueron las personas más allegadas al hogar de los Rodríguez Rubio.

Rico se entretenía cargando al niño James por algunos momentos en el lugar de residencia  y Jaramillo era el encargado de llevarlo para tomarle las fotos con el equipo en el centro del campo de juego del estadio General Santander y luego se lo devolvía a la madre que se encontraba en la tribuna de preferencia o sombra como se le decía para la época.

Wilson James Rodríguez, quien poco le gusta hablar de ese capítulo de su vida, reconoce que mantiene una buena relación con su hijo al punto que tiene una camiseta autografiada que no duda en lucir con el orgullo propio de un padre.

El vínculo con su esposa  se rompió en Ibagué tras tres años  de relaciones.

James David Rodríguez Rubio volvió a Cúcuta en el 2002, cuando solo tenía 11 años, para disputar con la escuadra Academia Tolimense, que dirigía  Álvaro Guzmán, la primera versión de la Copa Quinta Oriental y salió campeón de la categoría infantil.
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