Han pasado 21 días desde el asesinato de Michael Estiwar Londoño Gutiérrez y para sus familiares asimilar su ausencia es difícil. Ellos aún sienten su presencia en los rincones de la casa donde compartieron momentos durante tantos años, solo esperan que su muerte no quede en la impunidad.
Exclusivo: La muerte volvió a la vía a San Faustino
Al joven, de 21 años, y quien trabajaba en una ferretería del centro de la ciudad, le dispararon el 13 de marzo, a las 7:00 de la noche, en la avenida 5 con calle 6, del barrio La Victoria, cuando estaba sentado en un andén junto con dos amigos.
Según se conoció, dos hombres llegaron por unas escaleras que colindan con la ‘olla de la malla’, uno de ello les apuntó con una pistola a Londoño Gutiérrez y a sus amigos, pero ellos salieron corriendo, y en ese momento, a Michael Estiwar le propinaron dos disparos en la cabeza y uno en el hombro derecho.
La víctima fue trasladada por unos vecinos en una motocicleta hasta el Policlínico de Atalaya, luego al Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde murió hacia las 9:00 p. m.
Desde ese lunes los seres queridos no han tenido una sola noche en paz, les ha sido difícil asimilar el sueño, porque saben que el asesino sigue libre y las autoridades no lo han capturado.
Reconocieron al asesino en fotos
Según se conoció, los investigadores que asumieron el caso, entrevistaron a algunos testigos, que reconocieron a uno de los asesinos en unas fotografías que les mostraron.
Pero las autoridades buscan evidencias para confirmar si ese hombre sería un subordinado de Evert Carreño Corredor, alias ‘Porras’, quien tiene injerencia en la venta de drogas en ese barrio de la ciudadela Juan Atalaya.
Entérese: Familia huyó de El Zulia para que no los asesinen
Un detalle relevante en este caso es que uno de los acompañantes de Michael Estiwar, al parecer, fue amenazado por un expendedor de drogas en ese barrio, semanas antes del crimen, porque en ese sector se estaría librando una guerra por el control del microtráfico.
“Lo que pasó fue que como todos corrieron, al bandido no le quedó de otra que comenzar a disparar, en ese momento le dio fue al joven, quien tenía puestas unas chanclas, pero al correr las botó”, indicó una fuente extrajudicial.
De los asesinos se sabe que uno de ellos llevaba puesta una camisa roja, el otro una de color blanco, y que luego de cometer el hecho huyeron por unas escaleras de cemento con dirección al barrio Los Alpes.
Era el ‘motor’ de su familia
Si la mamá de Michael Londoño pudiera retroceder el tiempo, lo primero que haría sería abrazar a su hijo ese lunes, a las 6:00 de la tarde, cuando llegó hasta su casa en su motocicleta negra, que estaba pagando a cuotas, y prohibirle que se encontrara con sus amigos.
Para ella la muerte del joven fue como si le hubiesen arrancado una parte de su alma, porque él era el ‘motor’ de su familia. Trabajaba para ayudar con los gastos de su casa, llevaba a los niños para el colegio, entre otras cosas.
Ella recuerda que el joven, el día de su asesinato, llegó luego de terminar su turno en la ferretería donde se encargaba de atender a los clientes, se cambió de ropa, se bañó y salió para encontrarse con sus amigos, al cabo de unos minutos unas personas tocaron la puerta de la casa y le dieron la trágica noticia.
“Fuera alguien malo, pero se dedicaba a trabajar, su defecto es que le gustaba consumir marihuana, eso no significa que por eso fuera un delincuente. Pagaba la moto con el sueldo que con tanto esfuerzo se ganaba”, dijo la mamá.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion