Las lágrimas son inevitables. Los gestos de dolor envuelven a los familiares de Ana Karina Jiménez Garcés, de 19 años, quien murió en medio de un ataque a balazos que iba dirigido contra Ceferino Gallo García, en el barrio Caño Limón, la noche del viernes. Las súplicas de justicia tampoco se hicieron esperar.
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Ayer el dolor fue más intenso entre los seres queridos de la víctima. Recordaron en cada instante la petición y la ilusión que tenía Ana Karina de que, ayer, su familia se reuniera para compartir un sancocho.
Precisamente, en el momento del hecho, ella salió de su casa, adonde llegó a vivir dos días antes, y se fue con dirección a una tienda, para comprar lo necesario para preparar la cena y también debía recoger un dinero para la reunión que se haría ayer.
En medio del ataque a bala ella intentó correr, pero uno de los proyectiles la alcanzó y la impactó en la cabeza, dejándola gravemente herida.
Jiménez fue trasladada a una clínica de la ciudad, donde horas después murió, tras haber sido diagnosticada con muerte cerebral.
Ana Karina era la menor de cuatro hermanas. No dejó hijos, pero sí un dolor inmenso entre sus familiares y amigos.
Actualmente estaba terminando sus estudios en bachillerato y tenía proyectado iniciar una carrera universitaria.
Los dolientes recordarán para siempre la alegría y la sonrisa que caracterizaba a Jiménez, una mujer con sueños y esperanzas de salir adelante.
“Era una niña alegre, siempre se reía por todo. Era mi alcahueta, no es justo lo que pasó”, aseguró una de las hermanas de la víctima.
Ana Karina era apasionada por el fútbol, por lo que pasó por una escuela deportiva.
La nobleza y la sinceridad de Jiménez las echarán de menos las personas que la conocían, tras conocer el lamentable desenlace.
La muerte del vigilante
Ceferino Gallo García, de 53 años, quien era reconocido por ser uno de los fundadores de Caño Limón y por dedicarse durante los últimos años a ser vigilante informal del sector, fue atacado a bala por los pistoleros de manera indiscriminada.
Él recibió tres impactos en la cabeza y a pesar de haber sido trasladado al Hospital Universitario Erasmo Meoz, murió minutos después.
Extraoficialmente se conoció que, al parecer, había sido víctima de constantes extorsiones, situación que conocían las autoridades.
Un familiar de la víctima recordó a su ser querido como un hombre honesto, trabajador, servicial y buen consejero.
Esta semana, la Policía Metropolitana de Cúcuta presentó en una rueda de prensa, la captura de cuatro presuntos miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), que supuestamente extorsionaban a los vigilantes informales y demás comerciantes de los barrios Caño Limón, Carlos Toledo Plata y Simón Bolívar.
Luego de una investigación de al menos un año, el grupo Gaula Élite identificó y capturó a estas personas en una operativo simultáneo en Cúcuta y Medellín.
Los detenidos fueron identificados como Mauricio Espinosa Bedoya, de 45 años, conocido como ‘El Ingeniero’, señalado de ser el jefe financiero de este grupo armado en el área metropolitana de Cúcuta.
Jhon Eduardo Rangel González, de 42 años, conocido como ‘El Tuerto’, sería el encargado del cobro de extorsiones a tenderos y comerciantes; Manuel Alejandro Navarro, de 28, ‘Nocturno’, tenía la misión del transporte y logística de la estructura en zona urbana y rural de Cúcuta; y también César Eduardo Díaz Pérez, de 59 años, conocido como ‘Tabaco’.
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