Transitar por la vía que conduce hacia el corregimiento San Faustino, zona rural de Cúcuta, que colinda con la frontera con Venezuela, es ponerse en riesgo de muerte. Contrabando, delincuencia y presencia de grupos armados ilegales están latentes cada minuto en esta carretera.
Si quieres tener acceso ilimitado a toda la información de La Opinión, apóyanos haciendo clic aquí: https://bit.ly/_Suscríbete_Aquí
Las miradas se fijan al paso de cualquier persona extraña y una seguidilla de motociclistas va y viene por el sector.
El camino hacia la vereda El Porvenir, donde se cometió el asesinato más reciente de esta zona, es tenebroso. Ni siquiera a plena luz del día hay tranquilidad ni la seguridad está garantizada, especialmente, porque las autoridades no tienen presencia en la zona.
La alerta del asesinato de Óscar Rivera, de 59 años, como fue identificado por sus familiares, ocurrió aproximadamente a las 9:00 de la noche del viernes, nuevamente, frente a la trocha conocida como El Portón Amarillo.
Lea aquí: Las balas acabaron con Freddy Pallares, un veedor de tránsito con vocación
Sin embargo, la complejidad del orden público en el sector no permitió que la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) llegaran al sitio, por lo que solo hasta la mañana de ayer, miembros de la funeraria Nuestra Señora del Carmen arribaron al sitio y se encargaron de llevar el cadáver al Instituto de Medicina Legal.
Rivera recibió cuatro impactos de bala en la cabeza y espalda. Quedó tendido sin camisa, en la mitad de la vía, frente a la reconocida trocha de este sector.
“Lo que se sabe es que a él lo trajeron con otro señor hasta acá y ahí lo mataron. El otro logró escapar y corrió a buscar a la Policía de San Faustino”, dijo una persona que conoció el hecho.
Las vainillas calibre 9 milímetros quedaron en el lugar donde fue atacada la víctima.
Se presume que el crimen lo cometieron miembros del Ejército de Liberación Nacional (Eln), que se disputan a sangre y fuego las arcas de las extorsiones y el contrabando que se mueve en la zona de frontera.
¿Quién era?
La pareja sentimental de Rivera, con la que compartió los últimos 23 años, aseguró que vivían en Pedro María Ureña (Venezuela), junto con sus dos hijos (de los cuatro que tenía la víctima), él se dedicaba a hacer trasteos en su carro.
La mujer aseguró que Óscar era un excelente hombre, que velaba por su familia y que siempre estuvo pendiente de sus hijos.
La víctima salió el viernes a trabajar, pero no regresó a su casa. Según se conoció, hombres armados lo subieron a una camioneta y se lo llevaron con rumbo hacia la frontera.
El vehículo de Rivera fue hallado abandonado, por lo que sus familiares lo recuperaron horas después.
Al parecer, Óscar Rivera trabajaba constantemente entre Ureña y Cúcuta, por lo que era conocido en el sector.
Un doble homicidio
Justo en el mismo lugar donde fue asesinado Rivera, el 4 de marzo, fueron hallados dos hombres asesinados, también a balazos.
Las víctimas no fueron identificadas ni reconocidas por los pobladores de la zona. Sin embargo, las autoridades presumen que este hecho fue producto de las actividades ilícitas que proliferan en este lugar.
