“Hola, hijo, ¿cómo está? De corazón, felicitaciones. Dios te bendiga, tenemos el corazón lleno de gozo, de alegría, estamos con sentimientos encontrados enormes”, afirmó Román, antes de llorar.
Ángel, un poco más tranquilo, fue cariñoso con su abuelo y destacó que todo el sacrificio hecho en los años anteriores “valió la pena”, antes de enseñarle a Román la medalla que consiguió en estas justas.
“Abuelo, gracias por estar pendiente de la competencia, por apoyarme, por estar ahí en todo momento, por su ayuda. Un abrazo y lo quiero muchísimo”, afirmó Ángel.
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