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La protección de Santurbán
La avaricia unida a la imprevisión de las empresas explotadoras de los recursos naturales, más la ausencia de políticas de Estado de protección ambiental, le han dejado expedito el camino a las actividades depredadoras en territorios que debieran estar blindados contra  esas operaciones, como patrimonio que son de  la humanidad en diversas regiones del planeta.
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Domingo, 13 de Enero de 2013
La avaricia unida a la imprevisión de las empresas explotadoras de los recursos naturales, más la ausencia de políticas de Estado de protección ambiental, le han dejado expedito el camino a las actividades depredadoras en territorios que debieran estar blindados contra  esas operaciones, como patrimonio que son de  la humanidad en diversas regiones del planeta.

La falta de controles de amparo ha generado los desórdenes ecológicos que ya se están padeciendo y son motivo de generalizada  preocupación. El llamado cambio climático y los otros fenómenos de degradación  del ecosistema, son producto de la irresponsabilidad con que se procede  en las relaciones con la naturaleza.

La tala de las áreas forestales, el vertimiento de elementos tóxicos contaminantes en todos los entornos y la proliferación de factores desastrosos con diversos efectos, son contribuciones a la inestabilidad ambiental.

Colombia no se ha escapado a esos reveses, pero, además, no  se han tomado los correctivos adecuados que pudieran impedir la continuidad de las acciones que ponen en riesgo la normalidad ambiental. El libertinaje en la explotación de los yacimientos auríferos,  por ejemplo, no solamente ahora sino desde mucho antes, facilita el abuso y la codicia en ese tipo de operaciones, se convierte en caldo de cultivo de los  actos de las organizaciones criminales  y deja como resultado final el deterioro ambiental.

La decisión  de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga en el sentido de  declarar el páramo de Santurbán Parque Natural Regional es correcta  en defensa de ese patrimonio. Debió tomarse desde mucho antes, con lo cual se hubiera evitado la incertidumbre que hoy se tiene sobre su aplicación con relación a las empresas mineras que  son poseedoras de licencias para la explotación de oro, que es uno de los nudos más difíciles de desatar en el proceso de protección  a iniciarse.

Sobre la entrada de empresas explotadoras de oro a Santurbán  ya se habían  prendido las alarmas de activos sectores de opinión. Declaraciones de ecologistas y de organizaciones sociales de Santander y hasta de sectores gubernamentales y políticos, así como movilizaciones  populares fueron expresiones en demanda de la protección del páramo de Santurbán contra el asedio de multinacionales o de empresarios nacionales.  Protección para impedir que  la reserva hídrica  con que se  cuenta allí pudiera convertirse en poco tiempo en un referente de desmantelamiento y frustración.

Sobre las 17.000 hectáreas puestas bajo protección en el páramo de Santurbán debe existir veeduría permanente con autoridad para que la decisión tomada no vaya a ser burlada por la audacia de leguleyos y de funcionarios proclives al abuso de los poderosos con tal de recibir contraprestación, así tenga la marca de la ilegalidad y de lo ilícito.

De otra parte, la protección de Santurbán hay que completarla del lado de Norte de Santander. Le corresponde a Corponor hacer su aporte en forma que no deje rendijas por donde pueda colarse la omisión a lo que se disponga como  protección.

La defensa de Santurbán no puede quedarse en lo teórico. Tiene que plantearse como  una decisión que no admite burlas, es decir, como un acto con toda la pertinencia de la autoridad.

La prueba que sigue es de fundamental importancia y merece sostenerse sin concesión a los intereses particulares.

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Puntada

La  intención no debe ser apostarle al fracaso de Venezuela sino su fortalecimiento democrático.
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