La suspendida presidenta Dilma Rousseff realizó el martes un esfuerzo de último momento por evitar un juicio político, al decirles a los legisladores brasileños que permitiría que los votantes decidan si es que quieren realizar elecciones presidenciales anticipadas en caso de que ella sea reinstalada en el poder.
Rousseff ha sopesado públicamente durante varias semanas la idea de celebrar un plebiscito, en momentos en que el Senado se acerca cada vez más a la votación sobre un juicio político a ella por cargos de que su gobierno violó las leyes fiscales para ocultar problemas presupuestarios. La votación está programada para realizarse el 25 de agosto, cuatro días después de que finalicen los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Presentó su propuesta oficial en una larga carta dirigida "al senado federal y al pueblo brasileño", en la que mezcló expresiones de arrepentimiento por no haber escuchado a sus compatriotas con severas amonestaciones a sus detractores, a los que acusó de planear un "golpe" en su contra.
"La restauración total de la democracia requiere que la población sea la que decida cuál es la mejor forma de expandir la gobernabilidad y perfeccionar el sistema político y electoral brasileño", escribió. "Es la única forma de salir de la crisis".
El periodo actual de Rousseff termina en 2018. En caso de que el Senado la retire permanentemente del puesto, el presidente interino, Michel Temer, sería el encargado de finalizar el período.
Bajo su propuesta, una vez que Rousseff regresara al poder convocaría a un plebiscito nacional en el que les preguntaría a los brasileños si están a favor de una elección anticipada y de llevar a cabo reformas políticas y económicas integrales.
La idea cuenta con algo de apoyo popular. Una encuesta realizada el mes pasado por Datafolha señaló que el 62% de los brasileños está a favor de una nueva elección como una forma para salir de la crisis política del país. Pero la misma encuesta reveló que prácticamente el mismo porcentaje de brasileños no quiere a Rousseff de regreso en el poder.
Realizar una elección anticipada requeriría de una enmienda constitucional que posiblemente no contaría con el apoyo de los opositores de Rousseff en el Congreso, quienes votaron de manera abrumadora por suspenderla en lo que se le somete a juicio político. Muchos en su Partido de los Trabajadores que son leales al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva tampoco han apoyado la idea de comicios anticipados.
"No es más que una desesperada maniobra política de último momento", dijo Elival da Silva Ramos, profesor de leyes en la Universidad de Sao Paulo. "Nadie la está tomando en serio".
Rousseff fue suspendida en mayo bajo cargos de ajustar el presupuesto federal para ocultar un vacío presupuestario. Pese a que los legisladores se han retractado de algunas de sus acusaciones, la presidenta permanece como una figura ampliamente despreciada debido a la extensa corrupción dentro del Partido de los Trabajadores y a la peor recesión económica en el país desde la década de 1930.
Sin embargo, Temer es igual de impopular y está implicado en una investigación por enormes sobornos pagados por compañías para obtener contratos de la gigante paraestatal Petrobras.
El caso de Petrobras ha manchado a algunos de los empresarios más acaudalados de Brasil y a poderosos personajes de todo el espectro político.
AP