Una vez más, comerciantes y empresarios de la ciudad denuncian la manera como los habitantes de la calle proceden a hurtar rejillas, tapas de alcantarillas, fibra óptica, medidores e, incluso, elementos utilizados para generar el polo a tierra de la energía eléctrica.
El vocero cívico, Eduardo Castellanos Lemus, exigió a las autoridades operativos en las chatarrerías para evitar la comercialización en el mercado negro de todas esas estructuras hurtadas.
Los consumidores de estupefacientes en su afán de conseguir los alucinógenos proceden a robar las conexiones transmisoras de energía para venderlas a menor precio.
“El mal se debe acabar desde la raíz, si no hay compradores de artículos hurtados, no existirán ladrones. Luego, es necesaria una redada en esos lugares, decomisar esas piezas y a la vez imponer fuertes multas y sanciones”, reiteró el denunciante.
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El secretario de Gobierno, Freddy Arengas Romero, coordinó con efectivos de la Policía nacional la aplicación del código de Seguridad y Convivencia Ciudadana para enmendar esos problemas que afecta a la comunidad.
Acabar con esas costumbres
El hurto de polo a tierra, tapas de contadores, redes de telecomunicaciones y nomenclaturas de las casas se han incrementado en los últimos meses donde los habitantes de la calle generan traumatismo en los servicios.
La comunidad está cansada de esos actos y exigió un castigo ejemplar a las personas que se prestan en la adquisición de lo hurtado.
En varias oportunidades las cámaras de seguridad registran ese flagelo, pero no se hace el seguimiento para detectar a los recicladores quienes reciben ese material a cambio de unos pesos, afirmó el comerciante afectado.
“Estamos azotados por ese fenómeno donde desprenden las varillas de cobre utilizadas para el polo a tierra como lo exigen las especificaciones técnicas de Centrales para evitar descargas eléctricas con daños en los aparatos de las viviendas y locales comerciales”, reiteró.
En el centro de la ciudad varios propietarios han denunciado ese flagelo y reclaman operativos especiales en las chatarrerías para judicializarlos como reducidores. “Existen lugares donde venden y compran artículos robados para fundirlos, entonces si se descubren a esas personas, el negocio se acaba y no es atractivo”, exclamó el afectado.
Asegura que el meollo del problema está en la comercialización, entonces se debe imponer una multa, cerrar la recicladora e, incluso, enviar a la cárcel a los responsables para erradicar la costumbre.
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Todos los vecinos se están quejando porque los establecimientos comerciales se han quedado sin polo a tierra.
No dimensionan el daño
No es la primera vez que ese embate de los delincuentes afecta a los habitantes de la región dejando un sinsabor entre los voceros cívicos.
El año anterior los malandros hurtan en la plazoleta de la Gran Convención de Ocaña, la placa en bronce de Bárbara Vicenta Lemus, la mujer que se vistió de hombre para asistir a ese evento en el templo de San Francisco.
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En el sitio denominado como El Martinete en la punta de El Llano, desapareció la lámina informativa donde se anunciaba la llegada del prócer de la independencia Simón Bolívar luego de la campaña admirable.
A comienzos de año las canchas del coliseo cubierto Argelino Durán Quintero quedaron a oscuras porque desprendieron los cables para venderlos.
A toda hora las empresas de telefonía celular, canales locales de televisión e incluso centro de operaciones y monitoreo del Segundo Distrito de la Policía se ha quedado sin señal por cuenta de los malhechores quienes hurtan la fibra óptica.
El más reciente caso ocurrió en pleno parque principal 29 de mayo donde los habitantes de calle dejaron en penumbra en centro de la ciudad.
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