“Avanzamos igualmente en una estrategia de pedagogía, porque para hacer una conversación alrededor del informe es necesario que con quien se busca interlocutar tenga un conocimiento mínimo del Informe Final. Es un ejercicio de pedagogía política sobre la verdad, entendiendo que la verdad es un bien público y eso fue lo que el informe logró legitimar. Las recomendaciones son una propuesta de hoja de ruta que la sociedad deja a su Estado y en su conjunto”, señaló la integrante del Comité de Seguimiento.
Conversación nacional
Sobre el trabajo que le espera en 2024 a esta instancia, perteneciente al Sistema Integral para la Paz y que es independiente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), Gallego dijo que uno de los mayores retos es lograr que el conjunto de recomendaciones que dejó el informe es sus 10.000 páginas y capítulos llegue a la sociedad colombiana y logre convertirse en una conversación nacional.
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“Estamos adelantando un proceso de sistematización de las recomendaciones, para que eso sea de conocimiento, de manipulación, de conversación de la sociedad general”, insistió la vocera del Comité.
Agregó que otro de los propósitos es concretar un instrumento de monitoreo y seguimiento, “responsable, que sea sobrio y que pueda reflejar el estado de cosas”.
“Para marzo estamos proyectando hacer la publicación del segundo informe, entonces, como para marzo no vamos a alcanzar a tener el sistema integrado de monitoreo, hemos decidido que se van a tomar las 109 recomendaciones de referencia que el Gobierno dijo que iba a asumir, para iniciar un camino de implementación con planes, proyectos y programas de política pública. El propósito es empezar a ver cómo las diferentes instancias de la gobernanza van a empezar a implementar estas recomendaciones a nivel nacional”, explicó.
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