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Política
La Opinión habló con el presidente nacional de la Universidad Libre
En una entrevista dijo que “La ausencia de más doctores, dificulta que seamos competitivos en el continente”.
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Cicerón Flórez Moya
Cicerón Flórez
Sábado, 6 de Agosto de 2016

Después de egresar con título de abogado de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, de Bogotá, Jorge Orlando Alarcón Niño fortaleció su formación académica y profesional con una especialización y una maestría. Además, se vinculó a la actividad docente y en esto ya lleva más de 25 años. Es un estudioso con constancia y ha hecho parte de los organismos directivos de la Libre, de la cual es su presidente nacional desde abril de este año.

Nació en Cúcuta el 18 de mayo de 1954 y está en la plenitud de su carrera de jurista con reconocimiento y participación en los escenarios de debate nacional.

¿Con usted se abre una nueva etapa de la Universidad Libre?

Particularmente tengo un criterio empresarial de la administración universitaria y ello diferencia a mi equipo de trabajo con el pretérito. Estoy convencido de que la presencia de la universidad debe ir más allá de las aulas, interactuando con los sectores público y privado. Por ejemplo, hemos adelantado algunas conversaciones preliminares con el alcalde de nuestra ciudad César Rojas, para participar en un par de proyectos de interés ciudadano que esperamos concretar en poco tiempo.

¿Qué fortalezas tiene hoy la Universidad?

La Universidad Libre es una institución centenaria con una gran cobertura nacional. Además de nuestra ciudad, tenemos seccionales en Bogotá, Cali, Barranquilla, Pereira, Cartagena y El Socorro. Administramos 66 programas de pregrado en diversas áreas del conocimiento y 150 de posgrado, es decir, especializaciones en el área de salud, maestrías y un doctorado en Derecho. La Libre tiene reconocidos en Colciencias 91 grupos de investigación y por ello estamos en el top 10 universitario nacional en ese campo. Nuestra población estudiantil entre pregrado y posgrado asciende a 35.000 estudiantes.  Trabajan con nosotros 2.610 profesores casi todos con gran formación posgradual, entre ellos 95 con título doctoral.

¿Con usted en qué se pondrá mayor énfasis?

Estamos pendientes de que el Ministerio de Educación expida el acto administrativo mediante el cual se nos otorgue la Acreditación Institucional Multicampus y continuar con nuestra cultura de la autoevaluación y mejoramiento continuo, en aras de la excelencia académica. Puntualmente estamos organizando un encuentro nacional de nuestros docentes con título doctoral para fortalecer las metas en materia de investigación, garantizando su permanencia al servicio institucional y esforzándonos en remunerarlos dignamente, de acuerdo con nuestras posibilidades presupuestales.   

En cuanto a resultados académicos, ¿cómo están las seccionales de la Unilibre?

-Cada una de nuestras seccionales administra su diversidad de programas y hace ingentes esfuerzos para ofrecer educación superior con calidad, bajo la dirección de las autoridades nacionales. Por supuesto que en el entorno nacional sobresalen las seccionales de Bogotá y Cali, donde casi la totalidad de los programas tiene acreditación de alta calidad y por ende un gran reconocimiento social.

¿En particular, en qué nivel está Cúcuta?

-Actualmente la seccional de Cúcuta es dirigida por los doctores Holger Cáceres y Débora Guerra, egresados nuestros en quienes confiamos por su gran liderazgo, compromiso unilibrista y gran sentido de la responsabilidad. Nuestros programas académicos siguen teniendo demanda y estamos trabajando con dedicación para implementar algunas maestrías adicionales, en el campo del derecho.   

¿Cómo ve la enseñanza superior en Colombia?

-En las últimas décadas, el país con la Ley 30 de 1992 y sus decretos reglamentarios ha fomentado que las universidades avancen en la búsqueda de la calidad y la excelencia en los procesos de enseñanza, al exigir una mayor cualificación docente. No en vano el Ministerio de Educación Nacional ha diseñado e implementado un sistema de aseguramiento de la calidad de la educación superior, con unos factores que todas las IES debemos acatar.     

En desarrollo científico desde las universidades, ¿cómo va Colombia?

-En este ámbito se vienen haciendo esfuerzos significativos por parte de las instituciones de educación superior en nuestro país. Sin embargo, la ausencia de un mayor número de doctores, dificulta que seamos competitivos con relación a universidades de nuestro continente. Por su parte, el apoyo del sector empresarial privado no es significativo.

¿La educación en Colombia es mala, regular o buena?

-Desafortunadamente en Colombia, como acontece en otras naciones, los desniveles económicos y sociales se ven reflejados, en gran parte, en la calidad de la educación, razón por la cual no me es posible dar una calificación.

De lo que sí estoy convencido es que se vienen haciendo ingentes esfuerzos para avanzar con dicho propósito, tal como se puede constatar con el ejercicio que hemos acometido en la Universidad Libre.

Nuestra universidad está comprometida con las clases sociales menos favorecidas y los directivos actuales reconocemos que de no haber sido por una institución privada que responde a su filosofía social como la nuestra, seguramente muchos de nosotros no hubiéramos tenido las oportunidades de vida que se nos han brindado.

La universidad y la paz

¿Qué contribución le corresponde hacer a las universidades en Colombia para darle a la Nación mayores fortalezas en lo económico, lo social y lo político?

La pregunta es muy compleja por las diferentes aristas que comprende. En lo económico, la más importante contribución que han de hacer las universidades es formar profesionales con las más altas competencias disciplinarias y éticas y, por supuesto, atendiendo a las prioridades de desarrollo que hoy en día se exigen. En lo social, las universidades están llamadas a extinguir la inequidad social, como verdaderos espacios de inclusión para todos. Por último, en lo político, las universidades deben fomentar los valores democráticos como insumo para la cultura política y, en consecuencia, que los profesionales que ellas entreguen a la sociedad tengan un compromiso indeclinable con la paz.

¿Cuál debe ser la participación de la universidad en la construcción de paz en Colombia?

La búsqueda de la paz en nuestro país hace parte del legado que nos dejó el fundador Benjamín Herrera. Recordemos que la Libre es una universidad que nace en el posconflicto de la Guerra de los Mil Días. Por eso, somos una institución educativa que siempre ha estado y sigue comprometida con la construcción de una nación en paz, incluyente y con justicia social. Creemos que las demás  universidades deben tener un propósito similar, porque la paz es un derecho de todos, que inclusive no debería ser objeto de escrutinio electoral, pero como en la búsqueda de la misma se ha previsto el mecanismo plebiscitario, apoyamos plenamente ese compromiso de participación ciudadana.

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