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Política
Richard Suárez, comandante del Bloque Magdalena Medio de la disidencia, explica por qué decidieron continuar en el proceso de paz
El líder del grupo armado estuvo en Cúcuta, para participar en la sesión extraordinaria que adelantaron los delegados de la mesa y por primera vez habló con la prensa sobre la negociación con el gobierno Petro.
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Lucy Araque
Lucy Araque
Miércoles, 14 de Agosto de 2024

 

Durante nueve días, Cúcuta fue escenario de la V Jornada de Transformación Territorial para la Paz, impulsada por la mesa de diálogos entre el  Gobierno Nacional y la disidencia de las Farc que integran los bloques Magdalena Medio-comandante Gentil Duarte, comandante Jorge Suárez Briceño y el frente Raúl Reyes.


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En este tiempo, además de avanzar en algunos compromisos frente a la transformación territorial de una zona tan golpeada por el conflicto y el abandono del Estado como el Catatumbo, las partes también definieron aspectos claves para normalizar el funcionamiento del proceso de negociación.

Entre los participantes de la sesión extraordinaria que se celebró en la capital de Norte de Santander estuvo Richard Suárez, uno de los comandantes del Bloque Magdalena Medio, del cual hace parte el frente 33 que opera en el Catatumbo, y quien cumple funciones de financiero de esa estructura armada.

De Suárez es poca la información que se conoce hasta el momento y su historia en la guerrilla de las Farc y ahora la disidencia es un asunto que prefiere mantener más bien en reserva. Es discreto al hablar de eso y más allá de confirmar que es oriundo del llano y que fue uno de los firmantes del acuerdo de paz con el gobierno Santos, pero se rebeló, insiste en que es un comprometido con los problemas que hay en el departamento, con la paz, pero, sobre todo, con las Farc.

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En su primer contacto con la prensa, de manera formal, Suárez habló con La Opinión sobre lo que significa para él la mesa de diálogos actual, el costo que, asegura, les ha representado la división con Iván Mordisco, las advertencias de confrontación en el Catatumbo, la relación con el narcotráfico, entre otros temas.

 

Usted fue un firmante de paz en 2016, pero decidió volver a las armas, ¿por qué apostarle nuevamente a un proceso de diálogo?

Ha sido la necesidad. Conocíamos que el gobierno de Juan Manuel Santos quería era un Premio Nobel, pero nosotros conocemos de fondo los problemas del país. Sabíamos que no iba a haber ninguna voluntad. Era palpable la falta de interés, la falta de voluntad y hoy tenemos esos resultados. Hoy tenemos la autoridad, la credibilidad y podemos decirles a los compañeros firmantes que fue un proceso fallido. Hoy hay una cifra de más de 500 excombatientes muertos, nadie sabe quién lo hizo, y hay unos firmantes a la deriva, con una situación cada día más difícil, sin ninguna oportunidad de nada. Son muy pocos los proyectos que se han cumplido y creo que la plata que dieron los países garantes que le apostaron a la paz cogió malos caminos.

El autodenominado Estado Mayor Central se dividió, ¿qué los llevó a ustedes a mantenerse en la mesa de diálogos con el Gobierno, a diferencia de los demás bloques que se marginaron?

Somos muy respetuosos de la decisión de los compañeros. Cada quien tiene una forma de ver las cosas o los problemas. Entonces, nos queda muy difícil hablar por ellos. Nosotros le apostamos, porque escuchamos los problemas de la gente,  sabemos qué es llegar a una comunidad donde no hay un pupitre, donde los niños carecen de un baño, de un aire acondicionado, de un piso de cemento; todas estas necesidades que vivimos día a día son las que nos hacen apostarle a esto y correr todos estos riesgos.


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Esa división que se dio al interior de la disidencia y con quien fuera su comandante, Iván Mordisco, ¿qué ha representado para ustedes?

Son temas complejos, por la forma de pensar, por la visión de los problemas. Como Bloque Magdalena Medio y Jorge Briceño miramos las cosas de otra manera y por eso asumimos el costo que hoy tenemos. Muy posiblemente pueda haber retaliaciones, pero esto es si el pueblo lo permite. De todas maneras, hemos dejado clara nuestra posición y asumiremos cualquier riesgo, como lo hemos venido haciendo. Lo que nos toque asumir lo vamos a hacer con mucha responsabilidad.

Andrey Avendaño  ha dicho que el propósito de ustedes en este proceso de paz no es entregar las armas, ¿cuál es entonces el fin si llegan a un acuerdo?

Es que el problema en Colombia no son las armas, el problema en Colombia no son las Farc, el problema en Colombia es la falta de oportunidades. Creo que cuando vayan a todos los rincones de Colombia y anden todas las veredas y rincones, cuando miren que hay educación, salud y desarrollo, que la juventud tiene sueños y esperanzas, ese día creo que no va a haber necesidad de las armas.

El proceso de paz que se firmó en 2016 era mucho más visible, más organizado y la esperanza frente a lo que iba a resultar era mayor, pero ustedes se apartaron del acuerdo, ¿qué hace pensar que esta vez sí se mantengan? 

No. Creo que al proceso pasado le faltaron muchas cosas.  Además,  en este nuevo proceso estamos en el terreno, no estamos en Cuba ni en Noruega. Estamos aquí en Colombia donde se viven los problemas.


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En el Catatumbo hay dos grupos que le apuestan a la paz, el Eln y ustedes la disidencia. Sin embargo, se viene advirtiendo de una tensión entre las dos organizaciones, ¿cuál es el escenario actual?

Con los compañeros del Eln somos muy respetuosos. Siempre hemos respetado para que nos respeten y respetamos la forma de ver las cosas de cada quien.

Pero lo que se dice es que existe el riesgo y un temor de que si los ceses al fuego no se prorrogan podría desatarse nuevamente una confrontación en el territorio. Usted, como representante de la disidencia, ¿puede dar alguna garantía de que eso no será así?

Bueno, yo puedo hablar por parte de las Farc y lo que puedo decir es que siempre hemos sido defensores de la vida, queremos los cambios. Con los compañeros del Eln hasta el día de hoy, y después de siete años, nos hemos respetado en las áreas donde hemos tenido influencia. Si algo pasara no sería por responsabilidad de nosotros, pues siempre hemos buscado los caminos de la paz y así lo hemos demostrado. Hemos respetado a todo mundo, pero también exigimos respeto.

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¿Les inquieta la llegada de nuevos actores armados a la zona donde ustedes se mueven, como los gaitanistas?

Preocupaciones hay muchas, pero bueno, qué decimos nosotros, que aquí la preocupación más grande es que cada quien haga lo que le corresponde, porque si miramos el Catatumbo, es una de las zonas que más tiene fuerza pública y a excepción de que vengan en coordinación, no sería una preocupación. El Catatumbo resiste.

La disidencia ha hecho visible la construcción de obras sociales en las comunidades más vulnerables, ¿qué buscan demostrar con estas actuaciones?

Esas son nuestras banderas. Tenemos un deber, un compromiso y ese compromiso es ayudar en los lugares donde estemos. Hablamos de la revolución, de hacer los cambios y hacer revolución es hacer transformaciones, ayudar. No podemos estar solamente exigiendo o esperando que los cambios lleguen. Tenemos que apostarle y es ahí donde invitamos a los empresarios, a los políticos, a todo mundo, a que nos sentemos y miremos qué podemos hacer entre todos, porque la paz es de todos.


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Ustedes ven esas obras e intervenciones como un acto revolucionario, sin embargo, otros lo interpretan como parte de la práctica de control social que ejercen entre las comunidades y una forma de mostrar jerarquía, ¿qué opinión le merece esa consideración?

Creo que aquí lo que hay que mirar es que ciertas regiones han sufrido un abandono estatal por décadas y esa es la razón por la cual estamos nosotros. Pero a pesar de que los medios han hecho ver que las Farc somos el problema, nosotros no somos el problema. Muy seguramente, si yo hubiera tenido la oportunidad de estudiar no estuviera en las Farc. Y no solo yo, muchos jóvenes.

Cómo va a ser posible que la recompensa por el camarada Jhon Mechas llegó a subir a los 5 millones de dólares. ¿Quién es el camarada Jhon?, un humilde campesino. Creo que con esa plata se podía evitar que hubiera mil o cinco mil Jhon Mechas, porque con eso hubieran hecho dos o tres universidades del Catatumbo. Ahí es donde decimos que por qué le invierten tanta plata a la guerra, cuando con esa plata se pueden transformar los problemas que hay.

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En la región hay gran preocupación también porque mientras avanzan los procesos de paz con los grupos armados, los empresarios son azotados por las extorsiones, al punto que muchos amenazan con irse, con las consecuencias que esto pueda traer para el empleo y el sustento de muchos catatumberos, ¿no es esto una contradicción?

Por parte de las Farc, del Bloque Magdalena Medio, al empresariado, al privado, los hemos invitado a dialogar. Creo que en el Catatumbo no puede decir la primera empresa que las Farc la correteó. Es más, dentro de mi responsabilidad, soy el financiero del Bloque, y ningún comerciante del Catatumbo, ningún empresario, puede decir que por parte de las Farc le dijimos que tenía que irse o que le pedimos un aporte con el que pudiera colaborarnos. Hemos sido muy humanistas, hemos escuchado a todo el mundo y los hemos invitado es a hablar, a que miremos la problemática, que miremos que el problema es de todos y cuál es el beneficio para la región y no para nosotros.


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Ustedes están hoy comprometidos con la paz, pero ¿cómo conciben el problema del narcotráfico, que ha sido uno de los principales males del Catatumbo?

Creo que el problema del narcotráfico en el Catatumbo es de los que han gobernado. Ese es el problema real, porque si usted escucha a la gente, ellos quieren sembrar yuca, cacao, palma y otras opciones, pero no ha habido la oportunidad, el apoyo ni el acompañamiento. Esa pregunta habría que hacérsela entonces al expresidente Pastrana, a Álvaro Uribe, a Iván Duque y todos los que no cambiaron el modelo económico del país.

Pero, ¿al presidente Petro le cabría alguna crítica también, pues a pesar de la crisis del negocio de la coca, no se ha aprovechado esa oportunidad para lograr la transformación que esperan los campesinos?

Pero creo que es el único que está abriendo los espacios para hacer los cambios. Por eso estamos aquí donde estamos. Lamentablemente el problema viene de muchos años atrás.

Usted dice que está orgulloso de estar en las Farc, ¿cómo se imagina si este proceso de diálogo llega a feliz término? ¿Qué haría después?

Nuestro compromiso siempre es la vida, es ayudar y donde estemos, o donde los espacios ameriten que estemos, ahí vamos a estar ayudando.

 


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