El paisaje de Cúcuta, que ya estaba alterado con la invasión del espacio público que protagonizan los vendedores informales, ahora está cobrando dimensiones de ‘epidemia’ por cuenta del desorden y la ubicación de elementos para promocionar el comercio en todas sus manifestaciones.
Estamos hablando de lo que se encuentra colgado de árboles, cuerdas, postes y hasta de las azoteas de casas y edificios, pero también de lo que nos encontramos atravesados en andenes y calzadas, que no nos permite la libre movilidad y que nos distrae y nos puede llevar a protagonizar un accidente.
Se trata de lo que los ambientalistas y urbanistas denominan contaminación visual, que en Cúcuta está salida de control y tiene convertida la ciudad en una colcha de retazos que la hacen ver fea, atrasada y desactualizada.
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Son toneladas de latas, hierro, alambres, telas y plásticos que son utilizados por comerciantes formales e informales para promocionar lo que ofrecen a los consumidores y que están convertidos en vallas, avisos, pendones y pasacalles instalados en cualquier espacio público sin importar que se viole la ley ni el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).
Hay barrios enteros contaminados por esta irregularidad en los que la autoridad pareciera no existir ni valer, como ocurre en La Merced, donde los comerciantes y propietarios de talleres de mecánica imponen su ley al instalar avisos en donde les da la gana, dijo Mario Antonio Carrascal, líder cívico de Cúcuta.
En el centro de la ciudad ocurre lo mismo y en mayor proporción son los comerciantes formales los que más promueven la contaminación visual. Tienen instalados pendones y vallas tipo tijera en andenes, árboles y calzadas, agudizando la ya desbordada ocupación del espacio público por parte de vendedores informales.
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La alcaldía, por intermedio de las secretarías de Planeación y Gobierno, anunció en julio de 2022 un plan para contrarrestar el fenómeno promovido por instalación de vallas en la ciudad, pero un año después aún se siguen observando estos avisos sobre azoteas de casas y edificios, algo que prohíbe el POT.
El veedor ciudadano, Alirio Cordero León denunció que hasta zapatos viejos que cuelgan de las cuerdas es una práctica común en barrios de todas las comunas, pero también lo es convertir los porches y rejas en tendederos de ropa sin ninguna resistencia de las autoridades.
“Somos una ciudad sin ley y por ello todo el que quiere hace lo que le da la gana. Nadie hace valer el Código de Policía y Convivencia Ciudadana, que contempla sanciones para los que contaminen la ciudad”, dijo Cordero.
Una muestra de las arbitrariedades que se cometen a diario en materia de contaminación visual se puede observar a lo largo de la Diagonal Santander, donde hay instaladas más de tres docenas de valles donde no deberían estar, según el POT.
Solo dos sanciones
Al ser abordada sobre las infracciones al Plan de Ordenamiento Territorial y sobre la alarmante contaminación visual que padece Cúcuta, la secretaria de Gobierno del municipio, Hidela Benítez reveló que el plan puesto en marcha el año pasado para poner bajo control esta anomalía arrojó que existe 110 vallas publicitarias sin registro ante el Departamento Administrativo de Planeación DNP, las cuales infringen el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).
Los responsables de estas vallas están sometidos a procesos verbales abreviados (art 223 Ley 1801 del 2016), cuya competencia es exclusiva de los inspectores de policías, dijo.
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Lo que aterra de esta cantidad de vallas sin cumplimiento de requisitos es que solo se han impuesto dos multas, ambas en la Comuna 2 donde se encontró el mayor número de infracciones al POT, según reveló Benítez.
Respecto del Barrio La Merced, Gobierno y Planeación admitieron que es el sector más afectado por la contaminación visual, pero ya depende de las inspecciones de Policía que se entre a aplicar las sanciones a los infractores, “algo que se está esperando que se haga hace más de dos décadas y no se cumple”, denunció Omar Gutiérrez, vecino del sector.
Los cables, otro problema
Los habitantes del barrio Popular de Cúcuta se mostraron inconformes y molestos por la telaraña de cables que dificulta la visibilidad en el sector. Según los vecinos, en la mayoría de cuadras la cantidad y el desorden de cables telemáticos es impresionante y deja una pésima imagen en los visitantes del barrio.
Hay cables que atraviesan los garajes de las casas, obstaculizando la entrada de vehículos, dicen vecinos.
Fabiola Villamizar, presidente de la JAC del barrio Popular, dijo que la problemática de los cables telemáticos es terrible ya que genera un desorden impresionante en el barrio, aparte, los nudos de cables enredados tienen molestos a los vecinos. Expresó que el problema es muy desagradable para los visitantes de este sector residencial de Cúcuta.
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“La petición que tengo es que las empresas telemáticas nos brinden una solución cuanto antes. La comunidad del barrio Popular merece respeto, esto es un completo desastre”, expresó la presidenta.
Lía Peñaranda, vecina del barrio Popular,dijo que desde hace tiempo tienen una preocupación muy grande por la irresponsabilidad de las empresas que prestan el servicio de internet. Hay muchos cables que ya no sirven y no los recogen.
“Cuando vienen a instalar nuevos puntos de internet les decimos a los operarios que arreglen ese desorden, pero hacen caso omiso”,expresó Martínez.
Dijo también esta irregularidad se observa en otros sectores de la ciudad y se ha puesto en conocimiento de la administración municipal, pero no se ha dispuesto ni personal ni una solución para hacer valer la norma a los infractores.
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