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De la plazuela del samán al “parque de la bola”
Este 5 de junio se cumplieron 81 años de la inauguración de la fuente que la colonia de italianos le regaló a la ciudad. Aquí les contamos la “historia cucuteña” de este bonito episodio en la vida de la ciudad.
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Jueves, 10 de Junio de 2021

Después del terremoto de 1875, con el nuevo trazado de la ciudad, se dejaron previstas varias zonas verdes para que sirvieran de parques públicos en la naciente “Perla del Norte”.

En la primera década del siglo XX, el lote que estaba ubicado entre las calles 8ª y 9ª, con avenidas 8ª y 8A, inicialmente destinado para el parqueadero de las mulas y donde se desarrollaban algunas corridas de toros y los actos centrales de las tradicionales fiestas julianas que caracterizaron a la Cúcuta de entonces, fue asignado para rendirle homenaje público a la heroína Mercedes Ábrego, al cumplirse el primer centenario de su muerte.

Desde entonces el parque empezó a nombrarse Mercedes Ábrego, pero que los cucuteños llaman: Parque Mercedes. 

En la primera década del siglo XX, el lote que estaba ubicado entre las calles 8ª y 9ª, con avenidas 8ª y 8A, inicialmente destinado para el parqueadero de las mulas./Foto: archivo

Fue entonces cuando toda la actividad realizada en aquel parque se trasladó al lote que actualmente ocupa el “Edificio Santander” y que para la época, este lote o pedazo de tierra era conocido entre los cucuteños como plaza del Samán, por estar un árbol de esa especie en el centro del parque y por su enorme tamaño. 

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Guillermo Solano Benítez en el libro “50 años de vida nortesantandereana”, dice que: “El 10 de abril de 1912, el Concejo de Cúcuta autorizó el derrumbe de los árboles que dificultaban la realización de juegos o demás espectáculos”. Entre estos árboles estaba ‘El Samán’ que le dio nombre a la plazoleta, el que también fue cortado.  

Las cosas empezaron a cambiar cuando el Concejo de Cúcuta emitió el Acuerdo 44 del 29 de septiembre de 1913, que dispuso que este lote de terreno pasara a llamarse “Plaza del Libertador”, pero los cucuteños han hecho caso omiso y deliberadamente lo han llamado con otros nombres, como pasa en la actualidad que es conocido como “el parque del Palacio Nacional o parque de la Bola”. 

Fue don Ernesto B. Rosales, alcalde cucuteño de la época, quien coordinó los trabajos de demolición de las casas compradas por el municipio y de la presentación debida y adecuada de la nueva plaza, tan patrióticamente bautizada. Los trabajos se realizaron en dos meses, un récord en aquellos felices tiempos. 

Ya sin árboles, el lote comprendido por las calles 8ª y 9ª entre las avenidas 3ª y 4ª, se acondicionó para que de ahí en adelante se organizaran toda clase de espectáculos públicos. Fue así con en este ‘lote’, se efectuaron por muchos años los más emocionantes encuentros de fútbol, beisbol, corridas de toros, bazares y los tradicionales juegos de azar. 
   
Los primeros partidos de fútbol en la ciudad se realizaron en esta plaza, y se considera a David Maduro (venezolano) y Federico Williams (cubano), como los impulsores de este deporte. 

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Desde esa época, la Plaza del Libertador, sirvió de campo de deportes, donde por muchos años se realizaron los partidos de fútbol, beisbol y de plaza de toros, ya que testimonios periodísticos registran las emocionantes corridas de toros que allí se realizaron.  

El municipio donó a la Nación este lugar para que construyera un edificio donde estuvieran varias de las oficinas nacionales que no tenían sede propia en la ciudad./Foto: archivo

Las cosas empezaron a cambiar en 1938, cuando se realizaban los preparativos para la celebración del centenario de la muerte del General Francisco de Paula Santander. El municipio donó a la Nación este lugar para que construyera un edificio donde estuvieran varias de las oficinas nacionales que no tenían sede propia en la ciudad. 

El 6 de mayo de 1940, Eduardo Santos, Presidente de la República inauguró la edificación, a la que decidieron llamar “Edificio Santander” como un homenaje al “Hombre de las Leyes” en el centenario de su fallecimiento. 

Ese día el presidente Santos manifestó que la Plaza conservaría el original nombre, y a la que un mes más tarde -5 de junio de 1940-, la colonia de italianos radicada en Cúcuta obsequió la fuente en forma de globo terráqueo, como homenaje al ciudadano italiano Américo Vespucio.    

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El 5 de junio de 1940, la colonia de italianos radicada en Cúcuta obsequió la fuente en forma de globo terráqueo, como homenaje al ciudadano italiano Américo Vespucio./Foto: archivo

Ese 5 de junio de 1940, la colonia italiana se unió a los homenajes que la ciudad le rindió al general Francisco de Paula Santander en el centenario de su natalicio.

Como las autoridades de Cúcuta deseaban que la celebración del Centenario sirviera para embellecer la ciudad, se escogió como donación a Cúcuta la construcción de una pila o fontana en forma de esfera de mármol blanco de Carrara, del mismo tipo de las que adornan las plazas de Italia. La esfera está circundada por una franja de bronce que señala que fue donada por la colectividad italiana y el motivo del obsequio. En los espacios libres entre las fuentes de agua se inscribieron los nombres de los grandes navegantes italianos que tocaron costas colombianas y americanas, a saber, Colombo, Vespucci, Caboto y Verrazzano. La fontana fue erigida bajo el cuidado del arquitecto italiano Vicente Nasi (1906 – 1992), secretario del fisco de Bogotá, constructor del Hipódromo de Techo y luego del Hotel Continental, entre otras obras. La fontana fue donación de la firma Tito Abbo & Ltda.  

Este es otro claro ejemplo de la costumbre cucuteña de llamar las cosas no por el nombre original sino por el que impone la tradición oral: Plaza del Samán, Plazuela del Libertador, Palacio Nacional o, como en la actualidad la llaman los cucuteños: Parque de “la Bola”. 

Por: Miguel Palacios

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