Una de las fuentes judiciales que le siguió el rastro a esta estructura aseguró que, Yhizley Pedraza era la encargada de buscar a las víctimas, por las que cobraba al menos $200.000 por una relación sexual y finalmente les daba solo $30.000 o $40.000.
Entre tanto, Jean Velandia y Wilson Trillos son reconocidos empresarios de la vida nocturna en Cúcuta y según se conoció, ellos prestaban sus establecimientos comerciales para organizar las fiestas con las víctimas, además de también accederlas sexualmente.
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Las capturas
Extraoficialmente se conoció que Jean Velandia fue capturado en un motel justo cuando estaba acompañado de cinco menores de edad, que fueron rescatadas por las autoridades y dejadas a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Mientras que Trillos fue detenido en uno de sus establecimientos comerciales, en un reconocido centro comercial del centro de Cúcuta.
La mujer fue capturada en su casa, ubicada en el barrio Boconó, hasta donde llegaron los uniformados para cumplir con la orden de captura.

Las pesquisas
Según se conoció, como los tentáculos de esta supuesta organización llegarían hasta algunas personalidades de Cúcuta y el área metropolitana, la investigación la asumió la Dijín en Bogotá, con apoyo de la Fiscalía también desde la capital del país.
Asimismo, una agencia de investigación de Estados Unidos, adscrita al FBI.
Las autoridades desde Bogotá interceptaron alrededor de 30 líneas telefónicas, en las que comenzaron a escuchar cómo reclutaban y obligaban a los menores de edad a tener relaciones sexuales con adultos, cobrando por ese tipo de aberraciones.
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“Lo que se sabe es que ahí tienen grabaciones de comerciantes, políticos, ‘narcos’, jefes de bandas criminales, miembros de la Fuerza Pública y de algunas entidades del Estado. Mejor dicho, ahí quedó mucha gente en evidencia y que muy posiblemente podría llegar a ser capturada por eso”, comentó la fuente.
Ante todo esto, los investigadores adscritos a una agencia, al servicio del FBI, que se encarga de indagar sobre delitos sexuales con menores de edad, llegaron a Cúcuta y se hicieron pasar como ‘apetecidos clientes’, logrando captar la atención de esa organización, evidenciando con videos y grabaciones de audio, cómo funcionaba.

Además, según se conoció, a medida de que avanzaban las pesquisas, las autoridades se percataron de que alrededor de esta red de explotación sexual de menores hay funcionarios de la Policía de Infancia y Adolescencia involucrados, que presuntamente omitían los controles a estos eventos sexuales y otros funcionarios públicos, entre estos, fiscales y políticos, que se convirtieron en clientes de la organización.
“En el celular de una de las víctimas se hallaron contactos y hasta fotografías de policías y de personalidades de Cúcuta. Por eso, la investigación, a pesar de que se inició con personal de Cúcuta, se trasladó a Bogotá y la Dijín continuó con las labores, en conjunto con el FBI”, insistió la fuente.
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