A más de un mes del anuncio de la muerte del líder de las Farc Jesús Santrich en Venezuela, tanto en Colombia como en el vecino país no hay certezas ni detalles convincentes sobre los episodios en que éste habría perdido la vida. Todo indica que esos episodios tuvieron como escenario una región del estado Zulia, en la frontera de los dos países.
En la mañana del 17 de mayo pasado, el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, anunció en su cuenta de Twitter haber recibido informes sobre la muerte de Santrich, aparentemente en un enfrentamiento entre disidentes de las Farc, o entre éstos y la fuerza armada bolivariana.
Al advertir que su información estaba en proceso de verificación, el ministro Molano dijo que de establecerse plenamente la muerte de Santrich en esas circunstancias, ello confirmaría las versiones sobre la acogida que el gobierno del dictador Nicolás Maduro da en su territorio a las disidencias de las Farc y a los grupos terroristas del Eln.
En la extensa frontera con Colombia también se refugian bandas criminales vinculadas a todas las actividades ilícitas.
Avalancha de versiones
A partir de entonces circularon toda suerte de versiones. El gobierno venezolano dijo que Santrich había sido asesinado por un comando del Ejército colombiano que lo habrían emboscado, que fueron mercenarios los que lo habrían matado y cercenado un dedo para cobrar la recompensa ofrecida por Estados Unidos, o que habría sido producto de un enfrentamiento entre las disidencias de las Farc que se han instalado en los estados de Apure, Zulia y Táchira, en la frontera con Colombia.
Según la organización no gubernamental Fundaredes, durante los días previos al anuncio del 17 de mayo del ministro colombiano de Defensa, Santrich pasaba el tiempo recorriendo con otros guerrilleros los pueblos del Zulia y se alojaba en casas o posadas de amigos y simpatizantes de la Segunda Marquetalia. El gobierno de Colombia rechazó la versión de la intervención del ejército nacional en la supuesta emboscada que habría costado la vida a Santrich.
Hasta que la disidencia hizo llegar a los medios un comunicado admitiendo la muerte de Santrich. No se aportaron fotos, documentos o detalles, lo que ha permitido que surjan más hipótesis y versiones sobre el asunto.
La segunda Marquetalia apareció en la primera semana de setiembre de 2019. Las acusaciones de la Fiscalía colombiana de entonces y de autoridades de Estados Unidos de que sus dirigentes Iván Márquez y Santrich fueron pedidos en extradición por narcotráfico y las investigaciones de las autoridades colombianas por haber seguido delinquiendo tras la firma de los acuerdos de paz en La Habana, los llevaron a desconocer estos acuerdos y a retomar las armas.
Entre la firma de los acuerdos de paz y la aparición de la Segunda Marquetalia, Seuxis Pausias Hernández Solarte – tal el verdadero y enrevesado nombre de pila de alias Jesús Santrich – fue protagonista de sonados hechos: fue detenido y liberado, recibió credencial de congresista que luego le fue retirada y estuvo envuelto en ruidosas polémicas y discusiones.
Ver para creer
Para el experto en asuntos y estrategias de seguridad John Marulanda, “la muerte del exjefe guerrillero pudo haber sido difundida para desaparecerlo del escenario confrontacional”. Con otros analistas, espera ver el cadáver de Santrich para aceptar que está muerto. Como seguidores aplicados de San Tomás, “ver para creer”.
Estiman también que si Santrich se ha hecho el inválido y el ciego, porque ahora no puede hacerse el muerto o que está herido.
Con la mano derecha de Iván Ríos en el bolsillo
El caso Santrich ha hecho recordar el escabroso episodio relacionado con la muerte del jefe guerrillero alias Iván Ríos, a quien le fue cercenada la mano derecha para cobrar la recompensa de 5 millones de dólares ofrecida por las autoridades. Diez millones de dólares ofrecieron Estados Unidos por el jefe de la disidencia Iván Márquez y Santrich.
Según lo publicado por varios medios del país y del exterior, Pedro Pablo Montoya Cortés, conocido con el apodo de Rojas, se presentó en 2008 ante las autoridades con la mano derecha de su jefe guerrillero en el bolsillo, para cobrar la millonaria recompensa.
Escabroso relato
Luego de aceptar su responsabilidad en el crimen del jefe guerrillero, quien figuraba entre los más buscados del país, ‘Rojas’ fue condenado a 18 años y 9 meses de prisión, tras relatar los detalles del escalofriante episodio.
‘Rojas’ se desmovilizó del frente 47, del Bloque José María Córdoba de las Farc. Los hechos por los que fue condenado ocurrieron en la madrugada del 6 de marzo de 2008 en la vereda Albania, municipio de Aguadas (Caldas). En este lugar, Manuel de Jesús Muñoz Ortiz, alias Iván Ríos, tenía su cambuche. En el escrito de acusación en su contra quedó consignado que
era uno de los centinelas que a esa hora permanecían despiertos mientras el resto del grupo dormía. Al parecer, aprovechó la ocasión para atacar a su jefe mientras descansaba al lado de su compañera sentimental, Leidy Márquez López, alias Andrea.
“(Rojas) levanta el toldillo y con una pistola le dispara en la cabeza”, quedó reseñado en el escrito. Luego, ‘Andrea’ reacciona, toma su fusil, pero ‘Rojas’ también le dispara a ella en la cabeza, de acuerdo con el escrito de acusación. Enseguida se lee que, una vez cometidos los crímenes, el guerrillero procede a cortar, desde la muñeca, la mano derecha de su exjefer. Según el documento, ‘Rojas’ tomó el computador personal, los discos duros y una USB.
Posteriormente, convence a sus compañeros de guardia, Eliceth Ocampo Cardona, alias Ángela, y a Víctor Manuel Grijalba Peralta, alias Alejandro, para que se lleven los equipos del lugar. Emprenden la huida. Toman una trocha y al amanecer “alias Rojas les cuenta a sus compañeros que mató a ‘Iván Ríos’ y a su compañera”.
¿Por qué lo mató?
En la sentencia que profirió el Juzgado Penal del Circuito de Aguadas quedaron consignadas las razones de Rojas para cometer el doble asesinato y cargar, durante su fuga, con la mano de su exjefe.
“Soy yo el directo responsable (…) porque mi vida estaba en un riesgo muy alto. Iba a ser asesinado directamente por el señor ‘Iván Ríos’, como él mismo me lo confirmó”, se lee en el documento.
En el expediente también quedó consignado que el 6 de marzo de 2008, a las siete de la noche, se encontró con el mayor del Ejército, Josué Yobanny Linares Hernández, a quien le entregó “la mano derecha de una persona, cuyas huellas dactilares, al ser examinadas por un perito del CTI, arrojó que correspondían a Manuel de Jesús Muñoz Ortiz, alias Iván Ríos”.
En entrevista con la Fiscalía, el mayor Linares confirmó el encuentro, en zona rural de Aguadas, con alias Rojas y los otros dos guerrilleros, según relataron los medios.
“Al día siguiente en horas de la mañana, mediante utilización de un helicóptero, son trasladados los tres desmovilizados al puesto de mando de la Octava Brigada, en zona rural de Salamina (Caldas)”, declaró.
El oficial indicó que cuando le preguntó a alias Rojas por el paradero de ‘Iván Ríos’ manifestó que lo había asesinado. En ese momento mostró la mano derecha “la cual es sacada de los bolsillos de su mochila, como prueba de la acción que había realizado”.
Tras la identificación dactilar, ‘Rojas’ entregó a las autoridades las coordenadas del sitio donde dejó los dos cadáveres.
Hasta el lugar, llegaron los hombres del Ejército y corroboraron el hecho. En 29 imágenes fotográficas registraron la inspección que se hizo de los cadáveres.
El informe pericial de balística hecho por un funcionario de Medicina Legal de Pereira, concluyó que el tipo de heridas encontradas en la necropsia médico legal (tatuaje), permitió establecer que el disparo fue realizado “a corta distancia”, es decir, que la boca de fuego del arma estaba ubicada a una distancia menor o igual a 1,20 metros.
En la sentencia del Juzgado Penal de Aguadas también quedó claro que el hecho de que ‘Iván Ríos’ y ‘Andrea’ se encontraban dormidos cuando fueron asesinados por Rojas, “en sí mismo ya mermaba la capacidad de defensa de los occisos para enfrentar el ataque que les acaecería de manera posterior”
“Debe también considerarse que estaban confiados de que sus subalternos los iban a salvaguardar y proteger”, se lee en el documento.
Para la juez del caso, estos hechos “denotan la brutalidad del ataque”, pues las víctimas pudieron hacer poco frente al mismo por lo que emitió una sentencia condenatoria en contra de Rojas por 400 meses de cárcel por el asesinato de ‘Iván Ríos’ y 50 meses por el de ‘Andrea’,
Sin embargo, por haber aceptado los cargos, obtuvo una rebaja del 50 por ciento de la pena, por lo que deberá pagar 225 meses de prisión. Es decir, 18 años y 9 meses.
El monitoreo permanente de FundaRedes
La red de activistas y defensores de FundaRedes, monitorea y documenta a lo largo y ancho de la frontera venezolana diversas violaciones de derechos humanos, y desde el 21 de marzo de 2021 ha documentado con detalles el conflicto armado que se desarrolla en el estado Apure, Venezuela, el cual se ha caracterizado por la opacidad de parte del Estado venezolano, pues transcurridos más de sesenta días de sus inicios no ha habido un pronunciamiento oficial que visibilice esta delicada situación. El Gobierno sólo entrega informaciones parciales que ocultan aspectos relevantes.
Por años, FundaRedes ha documentado y visibilizado que esta zona del país es un corredor de operaciones de secuestro, contrabando, extorsión, narcotráfico y reclutamiento de menores para las filas de las guerrillas de origen colombiano Ejército de Liberación Nacional y células disidentes del Décimo Frente de las Farc, lo cual no es reconocido por el Estado venezolano, que flagrantemente invita a los miembros y cabecillas de estos grupos mundialmente señalados como terroristas a permanecer en nuestro país, sostiene FundaRedes. Y agrega: “Es lamentable que en la frontera colombo – venezolana exista una movilidad pendular tan abierta de los grupos armados irregulares, quienes libremente pasan del territorio venezolano al colombiano y viceversa, lo que facilita sus actividades criminales de contrabando, narcotráfico, cultivo de droga, secuestro, extorsión, apropiación de tierras, minería ilegal, desplazamientos, pistas clandestinas y trabajos forzosos en los estados Zulia, Táchira, Apure y Amazonas y Bolívar”.
“A través de testimonios directos de las víctimas, se pudo documentar la sistemática violación de derechos humanos que en las poblaciones de La Victoria, El Ripial, La Capilla, Tres Esquinas y Arenales, entre otras, se han cometido desde el pasado 21 de marzo, conllevando incluso al desplazamiento forzado de más de seis mil (6.000) venezolanos hacía la localidad de Arauquita, en el departamento colombiano de Arauca; aunado a ello, se documentaron más de 30 detenciones arbitrarias, 5 ejecuciones extrajudiciales, decenas de desapariciones forzadas y casos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes”, según un documento de la entidad publicado en su página web.
En Rosario de Perijá, las mujeres más lindas de El Zulia
Esta población venezolana del estado Zulia ha sido por muchos años una especie de refugio de las Farc. En momentos de tensión de los gobiernos de los entonces presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe, esta población fue denunciada como santuario de las Farc durante una sesión especial de la OEA en Washington.
En la página oficial de internet se lee que el 26 de junio de 1989, el pueblo perijanero es víctima de los políticos de turno y es dividido en dos. Motivado a la nueva Ley de División Político Territorial del Estado Zulia, se crea el Municipio Autónomo Rosario de Perijá, población que está ubicada en la parte occidental del Lago de Maracaibo, con una superficie de 3.543 kilómetros cuadrados y una población de 88.882 habitantes, según el Censo de 2011.
Su capital es La Villa del Rosario, fundada por Juan de Chourio el 9 de mayo de 1722, y por Real Cédula del Gobierno español.
En su jurisdicción, se alzó el general altagraciano Francisco María Faría en contra del Gobierno, y durante la Guerra Federal fue ocupada, saqueada e incendiada por el general Venancio Pulgar, hecho que los ganaderos villarrosarenses nunca le perdonaron.
Su principal actividad económica es la ganadería, formando uno de los centros más importantes del país; también existe una gran actividad agrícola y durante mucho tiempo ha existido la explotación de roca caliza para la elaboración de cemento. Está constituido por las siguientes parroquias: El Rosario, Donaldo García y Sixto Zambrano.
El Municipio Autónomo Rosario de Perijá cuenta con el Parque Nacional Sierra de Perijá, declarado como tal en 1978, y abarca 295.288 hectáreas, en un territorio que corre paralelo a la línea fronteriza con Colombia; además, cuenta con cuevas, petroglifos, hallazgos arqueológicos, riqueza en minerales y las mujeres más lindas de El Zulia.
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