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Me faltó fue más tiempo para trabajar por mi ciudad: Jairo Yáñez
El alcalde de Cúcuta, en entrevista con La Opinión, dijo que el proyecto 2050 hasta ahora comienza.
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Lucy Araque
Lucy Araque
Categoría nota
Lunes, 11 de Diciembre de 2023
 

 

En 2019, más de 110.000 cucuteños le dieron su voto de confianza a Jairo Tomás Yáñez Rodríguez, para que administrara los destinos de la ciudad en el periodo que está por terminar.

Sin estar entre los planes ni las cuentas de nadie y con un megáfono como principal aliado durante su campaña, el ingeniero avalado por el Partido Alianza Verde y el último en entrar a la competencia, terminó derrotando a las maquinarias y los grupos políticos que por años habían manejado los  hilos del poder en la ciudad y el departamento.

Enarbolando el lema, ‘Sin mentir, sin robar y sin traicionar’, Yáñez se instaló en el Palacio Municipal el primero de enero de 2020, enfocado en darle un giro radical a la forma como se venía gobernando la ciudad, pero muy temprano se encontró con una pandemia que le alteró los planes y significó no solo su principal desafío, sino que avivó las primeras críticas a su administración.

Con la emergencia sanitaria llegaron también las demandas contra su elección y una crisis al interior del gabinete que empezó a poner en apuros su imagen ante los cucuteños. Sin duda, la falta de experiencia del gobierno y de muchos de los funcionarios le pasaron factura muy temprano al mandatario.


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Tras un año al frente de la ciudad vino otro gran traspié: la revocatoria del mandato que supuso un nuevo reto para Yáñez y su equipo de colaboradores, pero que finalmente lograron derrotar, gracias a la abstención de los cucuteños.

La Covid-19, la migración venezolana, el deterioro de la seguridad, el crecimiento de los habitantes de calle son algunos de los grandes retos con los que se tuvo que enfrentar el gobierno que está por terminar.

A tan solo unos días de finalizar su mandato, el alcalde de Cúcuta aceptó hablar con La Opinión, para hacer un corte de cuentas de lo que fue su paso por la administración municipal.

Jairo Yáñez defiende la postura que mantuvo durante estos cuatro años, de proyectar la ciudad a largo plazo y que estuvo enmarcada bajo el título ‘Cúcuta 2050, estrategia de todos’, pues asegura que así es que han conseguido sus mejores resultados las grandes ciudades.

Sobre sus aciertos, los desaciertos, lo que le deja su gobierno a la ciudad y esos pendientes que asumirá el nuevo alcalde Jorge Acevedo, habló el saliente mandatario de los cucuteños.

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¿Termina satisfecho de estos cuatro años como alcalde de Cúcuta?

Sería absolutamente irresponsable decir que me voy totalmente satisfecho. El proyecto 2050 hasta ahora comienza. Realmente pensamos en cuatro años de trabajo, pero lamentablemente por las circunstancias que encontramos, como el Covid-19, las migraciones, la delincuencia, 25 grupos dedicados al narcotráfico, la persecución de los enemigos politiqueros que todo el tiempo injuriaron, calumniaron, despotricaron; una revocatoria que nos hizo perder muchísimo tiempo, pues obviamente (el periodo) se nos fue prácticamente a dos, dos años y medio. Pero sí tenemos la satisfacción de que la ruta la encontramos y que hoy, con la mejor disposición, somos testigos de que los indicadores que medimos dieron resultados.

¿Qué lo deja tranquilo?

Que colocamos durante estos cuatro años, en forma constante, unos propósitos transparentes, éticos. Cambiamos la historia en la ciudad. Demostramos que la decencia, que fue por la que votaron los cucuteños hace cuatro años, finalmente logró su objetivo. Hoy estamos entregando un municipio totalmente transformado, económicamente transformado, con las finanzas recuperadas y blindadas por una organización administrativa y de gobierno totalmente digitalizada, para evitar precisamente el manipuleo del cual era sujeto antes de que cambiáramos las plataformas digitales de recaudo y de pago.  Hasta las propias instalaciones de la administración fueron transformadas. Reubicamos oficinas y trasladamos las que estaban ocupando locales viejos.

¿Cuál considera que fue el principal logro de su administración?

Sin duda, la transformación financiera del municipio y el objetivo de haber cumplido la entrega de proyectos estratégicos, que son precisamente los que nos van a fortalecer la inversión y la estrategia de atracción para generar empleo constructivo y sostenible.


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¿A qué proyectos estratégicos se refiere?

Las plantas de tratamiento de aguas servidas, que era una deuda histórica y que ya prácticamente quedó en fase 3, dependiendo de un relacionamiento con el Ministerio de Vivienda y con el alto gobierno para empezar la construcción. Adicionalmente, el Embalse Multipropósito del Cínera, cuyo proyecto ya está radicado en el Ministerio de Agricultura, en el Ministerio de Medio Ambiente, en Planeación Nacional y en otros organismos de cooperación internacional para lograr conseguir los recursos para actualizar la prefactibilidad. Otros proyectos estratégicos son, la conexión al sistema nacional de gas, que ya está terminando su estructuración a través de Findeter, y el Tren del Catatumbo. Proyectos que uno más otro están por el orden de los $5.8 billones de inversión que transformarán paralelamente nuestra economía y que generarán el mayor aporte para el empleo sostenido.

¿Y qué cree que fue eso que no debió suceder y que si pudiera cambiar lo cambiaría?

El discurso político creo que es el mejor aporte que tenemos que analizar, sopesar, para evitar la injuria, la calumnia, las mentiras. Estamos en democracia y obviamente hay que fortalecerla con base en una crítica constructiva, para que finalmente lleguemos a acuerdos.

¿Usted considera que si no se hubiera presentado la emergencia de la Covid-19, otra hubiera sido la suerte de su gobierno?

Naturalmente, porque el Covid nos hizo redireccionar toda la administración a la atención humanitaria. Hasta el mismo alcalde fue, lamentablemente, expuesto durante seis ocasiones a un contagio. Por fortuna salí bien, pero ver la economía de la ciudad sometida al encierro fue absolutamente difícil. Poco a poco tomamos la decisión de ir abriendo, porque de lo contrario hubiera sido insostenible.  Los recursos no nos alcanzaban desde el primer momento para atender toda la cantidad de gente que lo necesitaba. No se nos olvide que Cúcuta fue la primera ciudad que abrió el aeropuerto y la economía fue poco a poco desarrollándose. La gente volvió otra vez a sus trabajos. Rediseñamos un plan estratégico de salud para puntualizar una red de emergencia de siete hospitales que en este momento hacen parte del plan estratégico de Imsalud.

 

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¿En qué consiste ese plan estratégico de salud al que hace referencia?

Hay dos proyectos que se están avanzando, que son el Policlínico de Atalaya y el Policlínico Materno Infantil Virgilio Barco. Le apuntamos a la reforma del Policlínico de Puente Barco, el de la Libertad, el nuevo hospital de El Trigal, el nuevo hospital en la zona de La Fortaleza. Son inversiones que por su tamaño tenemos que priorizar y ya estarlas trabajando para conseguir la fase 3, que es el primer paso para compensar el déficit de camas hospitalarias que es uno de los grandes problemas de la ciudad. Logramos también la transformación de 37 IPS con tecnología, mobiliarios modernos y unas instalaciones totalmente transformadas.

¿Considera que la falta de experiencia del gabinete que lo acompañó le pasó cuenta de cobro a su administración?

Tengo que reconocer que el escenario político en el que nació mi candidatura no tenía ninguna historia de conocimiento del capital humano que tiene la ciudad para abordar una administración. No conocía ni tenía acceso porque, políticamente, yo nací con el aval del Partido Verde, al principio con el apoyo del Centro Democrático, pero después, cuando vimos encima el apoyo de la ciudadanía, no tuvimos tiempo sino de buscar alternativas de las más transparentes y tomé la decisión de tener personas nuevas, que tuviéramos que formar, y no acudir a personas con experiencia, pero que hubieran sido testigo de todo el manejo corrupto de la ciudad durante tantos años. Esa fue una gran discusión que tuvimos al principio, pero fue mi decisión.
 


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¿Qué cree que le quedó faltando y que lamenta no haber podido terminar?

Más trabajo en la parte de cultura ciudadana.

¿Considera que debió tener más en cuenta a los congresistas para que le ayudaran a hacer gestión?

Es fundamental. La creación de masa crítica constructiva es esencial, pero hay que practicar el amor sin condiciones.

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¿Algo en particular por lo que haya valido la pena ser alcalde?

La satisfacción de servir, sin pedir nada a cambio.

¿Se arrepiente de algo?

Absolutamente. Me faltó fue más tiempo para trabajar por mi ciudad.

Un consejo que le daría a su sucesor…

Persistir, insistir y nunca desistir. La terquedad es una gran cualidad, que fortalece la visión de largo plazo.

¿El lema ‘sin mentir, sin robar, sin traicionar’ caló en los funcionarios y en la ciudadanía?

Estoy seguro que sí. Tuvimos que tomar decisiones oportunas y las tomamos. Obviamente hablar de un ciento por ciento es difícil, pero creo que el mensaje por la transparencia y el respeto por la ética pública quedará de por vida en el corazón de todos los cucuteños. Ese fue el cambio histórico más importante.

 

 

 

Ejecución del Plan de Desarrollo

¿En cuánto queda la ejecución del Plan de Desarrollo que proyectó su gobierno?

Estamos terminando el Plan de Desarrollo con una ejecución por el orden del 92%, pero esperamos que sea total. Ejecutamos no menos de $5.8 billones durante los cuatro años de trabajo. Esa es una ejecución importantísima que se tradujo en obras, que se tradujo en la acomodación permanente y la incorporación de nuevos recursos al presupuesto. Por fortuna, los proyectos fueron nuestra base fundamental, porque recibimos la Alcaldía sin un solo proyecto y tuvimos que dedicar los primeros años a estructurar todas esas iniciativas estratégicas, hacerles su presupuesto, incorporarlas a la base técnica y, sobre todo, corresponder a las iniciativas que se generaron de parte de la comunidad en el Plan de Desarrollo.

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Pero mucha gente se quedó con la percepción de que en esta administración no se vieron obras, en concreto, ¿qué le deja a Cúcuta ese Plan de Desarrollo?

Hoy, con orgullo, hablamos de que construimos más de 500 obras. En todas las Secretarías también hay un récord importante de indicadores que son los que queremos defender en la rendición de cuentas. Arrancamos desde la misma gestión documental. Se hizo toda una transformación en los colegios que necesitan por lo menos unas 10 veces la inversión que se hizo, porque tenemos 320 entidades educativas en edificios viejos que no corresponden a la nueva normativa de educación y que tuvieron, por ejemplo, como cuota inicial, la terminación del Colegio de Gremios Unidos.

Queda la terminación del Corazón de Barrio de Belén, que ya en este momento está ocupado por los niños del colegio, con unas infraestructuras realmente envidiables. Estamos muy pendientes de la propuesta del presidente Petro de los cinco megacolegios que necesitamos en forma urgente. Ya tenemos los lotes y dos proyectos definidos.

Usted habla de 500 obras ejecutadas, pero en contraste, la malla vial es hoy uno de los principales dolores de cabeza de los cucuteños, ¿el arreglo de las calles es una deuda que le queda a su administración?

A la nuestra y a los 10 gobiernos próximos, porque Cúcuta tiene un tema técnico supremamente delicado y es que más del 80% de su territorio son suelos muy inestables, arcillas expansivas que requieren la construcción de vías en una forma mucho más técnica que como se hizo tradicionalmente, que era extender concreto de baja calidad sin especificaciones técnicas y a los 8 o 15 días ya estaba totalmente fracturado. Cúcuta tampoco tiene alcantarillado pluvial, sino en algunos sectores especiales y entonces el invierno les pasa la factura a los pavimentos.

¿De cuánto fue la inversión que alcanzaron a hacer en vías?

Invertimos en un programa para tapar 51.492 huecos, recuperar 630 cuadras y 75 kilómetros de vía rehabilitada, pero en el fondo la gente no lo reconoce. Las vías más importantes que repavimentamos, reconstruimos y están en proceso de construcción son, la vía Las Américas,  el par vial del aeropuerto, la vía de la Divina Pastora, la vía del Rodeo, el sistema Tonchalá. Lamentablemente, son vías que aquí en el centro de la ciudad no se ven, como tampoco se ve la avenida Kennedy, que tiene también problemas porque las acometidas de acueducto antiguas no fueron totalmente cambiadas.

Pero, ¿reconoce que los retrasos en estas obras terminaron pasándole factura también a la imagen de su gobierno?

Lamentablemente muchas veces las cosas y los trabajos no se hacen con la velocidad que uno quisiera y esa es la causa principal de la incomodidad de la gente. Entendemos la razón.

 
 
Área Metropolitana

Los Corazones de Barrio eran uno de sus proyectos claves, ¿por qué no latieron en esta administración?

Estos son proyectos ambiciosos que en dos años y medio es muy complicado poderlos sacar adelante. La misma forma de estructuración, sus planos, sus especificaciones técnicas, la contratación, los recursos, la gran dificultad que tenía la administración para tener unas oficinas de planeación y de diseño de los proyectos. Ahora tenemos un departamento que creamos a través del Área Metropolitana que se llama el Centro de Pensamiento Urbano, que fue el ente que finalmente los asumió. Ahora bien, el tiempo sí nos pasó la factura y tuvimos problemas con contratistas. En el caso, por ejemplo, del Corazón de Barrio de Estoraques nos tocó prácticamente denunciar y amenazar porque ya estábamos desesperados que la obra no avanzaba. El de Scalabrini no se imaginan el lío predial que tuvimos que surtir por casi un año y medio o dos años, el de La Libertad ya está en el 94% de avance, el de Banco de Arena ya está prácticamente terminado y estamos estructurando ya su funcionamiento.

¿Por qué concentrar todo en el Área Metropolitana, cuando muchos insistían en que no tenía la experiencia para hacerlo?

Por haber diseñado los proyectos, en el caso concreto de los Corazones de Barrio, y en virtud de que la Secretaría de Infraestructura tenía otro tanto de tareas y por la capacidad administrativa y de gestión de este despacho era importante descentralizar la contratación. La Dirección de Planeación tampoco tiene una oficina de diseño, no tiene un departamento de construcción, entonces, todo ese rediseño lo tuvimos que abordar a partir de la creación del Centro de Pensamiento Urbano, que estuvo a cargo de personas de la mayor experiencia. Se abrió la contratación, todo se contrató vía Secop, todo ha tenido las interventorías del caso. El que tenga dudas, que presente las denuncias con pruebas.

Si tuviera la oportunidad de volver a entregar la contratación de obras importantes como los Corazones de Barrio, Las Américas, las baterías sanitarias, ¿se las encargaría nuevamente al Área Metropolitana?

Hemos entendido la crítica, que es totalmente objetiva, porque a uno lo miden por resultados. Pero pienso que detrás de una entidad adscrita a la Secretaría de Infraestructura o a la de Planeación debe haber un ente estructurador y constructor, con el suficiente músculo técnico y de diseño para que acometa con velocidad las infinitas necesidades de la ciudad y que sirva, paralelamente, de herramienta consultora de las juntas comunales. Pero lo más importante de este tema del Área Metropolitana es que quien tenga pruebas de la malversación de recursos, que las presente.

¿Por qué insistió en mantener los cuatro años a Miguel Peñaranda en su equipo?

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Se convirtió en un tema personal, lamentablemente. El alcalde es parte de la decisión, porque preside una junta directiva de la cual hacen parte los alcaldes metropolitanos y en medio de la necesidad de que, técnicamente, se están abordando todos los proyectos de los Corazones de Barrio, muchos diseños y consultorías que se concentraron allí, lo cual hubiera necesitado que rápidamente buscáramos la forma de compensar esa ausencia, si la decisión hubiera sido otra. Lamentablemente al doctor Miguel le fue mal en un momento de decisión personal de tomarse unos tragos y eso se lo van a cobrar toda la vida, porque es responsable del tránsito y lo encontraron pasado de tragos.

Pero, ¿no resulta contradictorio que usted que defiende un discurso de rectitud, de moral, decida ratificar a una persona que puso en riesgo la vida de muchas personas?

En este momento no podría explicar casi que a nivel de detalle y volverlo un tema tan emocional, porque él inmediatamente respondió ante las autoridades de control. Tiene un compromiso de pagar unas multas, un compromiso con la justicia colombiana ante la cual tendrá obligatoriamente que defenderse y sigue respondiéndole a los alcaldes, porque el alcalde de Cúcuta no fue el que lo nombró unipersonalmente. En su momento, él ha debido tomar otras decisiones para haber evitado que ahora toda la ciudad le caiga encima, pero, como digo yo, a uno lo miden por resultados y yo creo que después de esa equivocación, están los resultados de las obras que se ejecutaron.

 

 
 
Seguridad y empleo

Sin duda, uno de los problemas más graves que enfrenta Cúcuta hoy es la inseguridad, ¿cree que le faltó alzar la voz más temprano ante el Gobierno Nacional para que no lo dejaran solo asumiendo semejante desafío?

En este momento la idea no es buscar disculpas, lo único de lo que sí estoy absolutamente seguro es que el análisis se hizo desde el principio para comprender que la seguridad de la ciudad es un tema multidimensional en el cual Cúcuta responde no solamente por el área urbana, sino que hay un problema rural delicado. Nuestro propósito siempre deberá ser el de ser coequipero de las decisiones del Gobierno Nacional, pero también acompañar a los alcaldes metropolitanos en un tema tan delicado que no depende solamente de nosotros, puesto que todo al final se concentra en Cúcuta. La incapacidad de tener unos centros de retención de PPL, nuestra incapacidad de gestionar, de la mano con los alcaldes de la región, para que Cúcuta no colapse en todos los temas de justicia, que la retención de personas sea agilizada con buena y oportuna prestación de servicios de justicia. Todo eso, al final, con la situación del vecino, con la diáspora más grande del mundo, desbordó cualquier capacidad de la administración y, por su puesto, es la mayor preocupación mía y del próximo alcalde.

¿Y qué tanta atención recibieron las peticiones que usted elevó?

No menos de 16 consejos de seguridad se hicieron con presencia de las autoridades militares, de ministros de Defensa y en todas solicité el acompañamiento de la justicia y de la policía venezolana, para entender que Cúcuta sola no puede responder por ese tema. Si no tenemos corresponsabilidad en los puentes internacionales, para hacer control verdaderamente al delito, vigilancia de la frontera, no logramos nada, porque con la infraestructura nuestra es imposible. Por fortuna, la seguridad de la frontera está siendo abordada por el presidente Petro y por el Presidente Maduro, solicitud expresa y respetuosa del alcalde.

Contrario a la seguridad, el empleo dejó de ser el principal dolor de cabeza de los cucuteños y a pesar de la pandemia, las cifras se redujeron a 12,4%  la de desempleo y 66,7% informalidad, ¿cómo lograron esos resultados?

Se logró precisamente a partir de apoyar a la micro, mediana y gran empresa. Llevando a la práctica un principio esencial que lo planteé desde mis primeros días de alcalde, cuando la gente se me acercaba a pedirme ayuda para la fórmula médica, porque se habían gastado el plante, pues lamentablemente a la gente la acostumbraron a que era dándole plata como la callaban. Yo salía al espacio público y le decía respetuosamente a las personas: les cambió el pedir por el proponer.

Simultáneamente, abordamos todo nuestro esfuerzo en el Banco del Progreso, en la Secretaría de Desarrollo y  el acompañamiento permanente a la comunidad. Otra premisa que impulsamos de manera insistente fue transformar el campo para vender en la ciudad.

¿Ve viable llevar esos indicadores a un dígito, si se sigue el modelo que ustedes aplicaron?

En el caso del empleo, Cúcuta debería estar ya en un dígito, pero por decisiones que no dependen de nosotros, como es el caso de la construcción que ha venido cayendo por decisiones del Gobierno Nacional y del Ministerio de Vivienda, que en este momento tratan de corregir, pero que afectaron el empleo, no se ha logrado. En este momento hay muchos proyectos aplazados o no hay nuevos lanzamientos y aspiramos recuperar esos empleos en el curso de estos próximos meses.

 

Catastro Multipropósito

El Catastro Multipropósito fue una de sus banderas de campaña y una de las herramientas que planteó para recoger recursos desde los primeros meses de su gobierno, sin embargo, esta iniciativa no salió bien. ¿Por qué?

El Catastro Multipropósito, sin duda, es uno de los proyectos más importantes de recuperación de recursos que ya está funcionando, que requirió inversiones en plataformas digitales modernas, pero lo más importante, preparar a nuestra propia gente. Desde el principio se pensó en contratar una compañía que hiciera la actualización masiva, sin embargo, en la disponibilidad de los recursos empezó el discurso con el Concejo y este de un momento a otro dijo que era un riesgo político salir a hacer una actualización masiva y que era mejor invertir los recursos que nos faltaban en la vía Las Américas.

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Entonces, ¿qué decisión tomaron?

Continuamos la estructuración de la oficina de Catastro que hoy por hoy es la joya de la corona y que está haciendo la actualización de oficio permanentemente. Hemos incorporado no menos de 5.000 a 8.000 nuevos predios a la base de datos, por esa razón, el Catastro es parte de ese ejercicio de recuperación económica de la ciudad y está ya la plataforma lista para hacer la actualización masiva que le queda al próximo alcalde. Ya se tiene la tecnología y la gente preparada.

Pero, ¿no siente algo de frustración, pues este fue un proyecto que se anunció con bombos y platillos y al final pareciera que el resultado no fue el esperado?

Yo ahí no me siento mal, pues la verdad es que fueron decisiones que aceptamos y conciliamos con el Concejo Municipal. No se trata de que, ¿por qué fue una gran frustración el no haber hecho el Catastro? El Catastro se ha venido haciendo poco a poco.  Voluntariamente las personas y los propietarios de tantos bienes que figuran como lote, pero que tienen un edificio, han entendido que esto ya cambió, que hay que ser muy respetuosos y muy sinceros con la ciudad a la hora de entender que aquí hay que poner a bailar la pirinola, porque todos ponen.


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