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En un centro oftalmológico, en una sala donde más de 20 personas esperaban turno para ser atendidas, aparecieron de pronto cuatro reclusos esposados, vigilados por guardianes del Inpec, quienes en cumplimiento de su deber, los llevaban a revisión de sus ojos.
No se trata de buscar culpables, ni de acusar a nadie. Más bien, de divulgar estos hechos, para que se tomen los correctivos necesarios, garantizar la protección de unos y de otros, evitar consecuencias como la ocurrida en una ocasión en un centro médico, justamente en quienes nada tenían que ver en el asunto.
Si bien es cierto los guardianes cuidan de los presos, a quienes entran y salen de esos centros asistenciales nadie los toma en cuenta, sin que esto quiera decir que son malos, pero entre esos buenos se puede filtrar el que quiera hacer cualquier maniobra que podría terminar en tragedia
Lo que se sugiere es que se utilicen otros mecanismos que no ofrezcan riesgo, y sí mucha protección para todos. Pero, además, no someter a quienes están privados de la libertad a que la gente los interrogue y los mire con prevención, aunque la curiosidad los lleve a averiguar lo que no les interesa y más bien caigan en la imprudencia.
La ocasión la aprovechan los familiares para saludar por lo menos al desafortunado pariente que “disfruta” el momento para hablar, preguntar por los suyos y que lo abracen porque él no lo puede hacer por las esposas que le atan las manos.
Los comentarios que se tejen en el momento son diversos, suposiciones y expresiones de mal gusto, burla, lastima e interrogantes mal intencionados.
El organismo encargado de manejar lo que tiene que ver con la población carcelaria debería establecer otro sistema de protección y evitar que todo eso suceda. ¿O me equivoco?
No se trata de buscar culpables, ni de acusar a nadie. Más bien, de divulgar estos hechos, para que se tomen los correctivos necesarios, garantizar la protección de unos y de otros, evitar consecuencias como la ocurrida en una ocasión en un centro médico, justamente en quienes nada tenían que ver en el asunto.
Si bien es cierto los guardianes cuidan de los presos, a quienes entran y salen de esos centros asistenciales nadie los toma en cuenta, sin que esto quiera decir que son malos, pero entre esos buenos se puede filtrar el que quiera hacer cualquier maniobra que podría terminar en tragedia
Lo que se sugiere es que se utilicen otros mecanismos que no ofrezcan riesgo, y sí mucha protección para todos. Pero, además, no someter a quienes están privados de la libertad a que la gente los interrogue y los mire con prevención, aunque la curiosidad los lleve a averiguar lo que no les interesa y más bien caigan en la imprudencia.
La ocasión la aprovechan los familiares para saludar por lo menos al desafortunado pariente que “disfruta” el momento para hablar, preguntar por los suyos y que lo abracen porque él no lo puede hacer por las esposas que le atan las manos.
Los comentarios que se tejen en el momento son diversos, suposiciones y expresiones de mal gusto, burla, lastima e interrogantes mal intencionados.
El organismo encargado de manejar lo que tiene que ver con la población carcelaria debería establecer otro sistema de protección y evitar que todo eso suceda. ¿O me equivoco?