¿Quiénes eran?
Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue conocer a las víctimas, quienes en voz de sus familiares, eran personas llenas de proyectos e ilusiones, que no pudieron verlos materializar, porque cayeron en la macabra lotería de la muerte, para justificar éxitos operacionales.
Johan Manuel Guzmán Usquiano tenía 17 años, trabajaba como mecánico de motos y antes de su muerte había trabajado con un contratista local, cargando piedra en Villa del Rosario. Había terminado el bachillerato en 2007 y vivía en el Barrio La Unión, de Cúcuta.
Durante la audiencia, su madre, Luz María Usquiano Rivera, contó que Johan Manuel estaba entusiasmado por el hermanito que venía en camino. “Ese que casi pierdo por el dolor tan grande que ustedes me causaron, por haberle quitado la vida de una manera tan cruel y sin piedad. Han pasado 16 años y cuatro meses de vacío y soledad por su ausencia”, les reprochó.
Hugo Armando Garzón Alvarado, de 22 años, había nacido en Barranquilla, pero en el momento de su desaparición vivía en el Barrio Ospina Pérez de Cúcuta, donde se dedicaba a varios oficios. Blanca Alvarado, su madre, resaltó el especial gusto de su hijo por los carros y las motos, así como ese deseo profundo de conseguir un buen trabajo “para que yo estuviera bien”.
Leydi Katherine Gelvez Martínez, de 20 años, era la única mujer del grupo ejecutado en jurisdicción de Durania, fue la única en aquel macabro hecho que, de acuerdo con testimonio de los comparecientes, intentó huir para salvarse, pero a cambio fue la que recibió más impactos de bala y terminó cayendo por un barranco, lo que provocó mayores lesiones a su humanidad.
También vivía en el barrio Ospina Pérez, vendía discos en la calle y atravesaba una situación económica difícil, tras el asesinato de su pareja, unos meses atrás.
Su hermana, Angélica Márquez, resaltó el profundo amor y dedicación que tenía por su familia. “Todavía no comprendo cómo los soldados de la Patria le hicieron esto a mi hermana. Acabaron con nuestra estabilidad familiar”, expresó.
Entre tanto, Carlos Daniel Vargas, habló en memoria de su hermano, Nelson Darío. Era oriundo de Málaga, Santander, y vivía en el barrio Buenos Aires de Cúcuta. Por esos días esperaba la renovación de su contrato como vigilante. Había prestado servicio militar y, paradójicamente, aspiraba regresar al Ejército como soldado profesional.
“Estaba de vacaciones en esos días y justo nos íbamos a encontrar esa noche para salir, pero él no volvió más”, relató. Su clamor, como el de todas las familias, es que se limpie la imagen de su ser querido.
Lea más: Conozca los municipios que estarán más de 10 horas sin el servicio de luz en Norte de Santander