Aunque hay diferentes sitios para disponer desperdicios, como Ocaña y Pamplona, en esta capital se recibe el 85% de los residuos que se producen en 19 municipios del departamento.
Pero más allá de saber si manejamos bien la basura, alguno se ha preguntado ¿qué pasaría si a la ciudad llegan los residuos de otras zonas del país?
En los últimos tres años ha sido tema de preocupación entre la gente. Incluso, la Alcaldía de Cúcuta se ha opuesto rotundamente. Bucaramanga fue la primera en considerar traer sus desechos a Cúcuta y hace poco Barrancabermeja también lo contempló.
Pero pensar que Cúcuta sería la ciudad basurero de Colombia no ha gustado mucho. Podría creerse que la mayoría se opone, porque la Alcaldía, que es la representación y voz del pueblo, ya lo hizo.
La situación no sólo afectaría en el ego de los habitantes, sino que se considera que recibir basuras desprestigia más a una Cúcuta criticada por su falta de aseo en el sector urbano. ¿No sería por lo menos lógico ver qué se podría hacer con los desechos de otros lados?
La basura a nivel nacional
Existen ejemplos de que con la basura se pueden hacer proyectos que traigan progreso.
Tunja recibe desde hace ocho años desperdicios de 65 municipios en su relleno sanitario de Pirgua. Cuando se llena el depósito es cubierto con una capa vegetal y la basura queda enterrada.
Cobra unos 44 mil pesos por cada tonelada de basura que entierra, y por año recibe unas 80 mil toneladas, lo que significa 3.520 millones de pesos para financiar proyectos de transformación y aprovechamiento. Pero hasta ahí no llega todo.
Afirma el secretario de Desarrollo de Tunja, Luis Gerardo Arias, que por ahora sólo se han dedicado a depositarla en rellenos, pero que en su municipio falta una segunda etapa, y es el valor agregado.
Se trata de la construcción de un sistema para la transformación de la basura en energía eléctrica. Del relleno viven decenas de familias, las tarifas son mucho más bajas y se atraen recursos gestionados por los gobernantes municipales.
El funcionario asegurar que de las basuras depositadas en Cúcuta se podría generar industria. Por ejemplo, fabricar geles necesarios para el sector petrolero.
Desde otra óptica
“Siempre he dicho que el medio ambiente no tiene fronteras. Lo que hagamos en Cúcuta beneficia a todos sin importar fronteras, lo mismo pasa si no hacemos nada”, dijo Ángel Uriel García, gerente de la empresa Aseo Urbano.
Aunque puede sonar obvio que García piense bien de traer basuras al relleno sanitario, pues ese es su negocio, La Opinión le pidió que fundamentara su modo de ver el tema.
García dijo que las basuras pueden traer tres tipos de contaminación: lixiviados, enfermedades por vectores y gases, pero que técnicamente estas situaciones se pueden tratar.
Explicó que en Cúcuta los lixiviados no se vierten a los ríos como en otras partes, ya que se tratan internamente y se reincorporan a los procesos de biorremediación, para acelerar de manera controlada la degradación de las basuras, disminuyendo su toxicidad.
Tampoco salen moscas o ratas que causen enfermedades, porque las basuras son selladas bajo tierra.
El tercer riesgo, que son los gases de metano, son quemados y se hace reducción de emisiones que contribuyen con un menor calentamiento global. Agregó, que con los gases se puede producir energía eléctrica.
Afirmó que el relleno tiene el doble de su capacidad y que el municipio obtendría recursos por el orden de 1.800 pesos por tonelada, además, se produciría mucha energía limpia para vender.
“Estamos trabajando con EPM para que con ese biogás de las basuras generemos energías por lo menos para 80 mil personas, que es lo que se dice en teoría”, precisó.
