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Las corridas de toros, una historia centenaria en Norte de Santander
Cúcuta, durante varios años, mantuvo una activa afición taurina.
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Gerson Correa
Gerson Correa
Domingo, 9 de Junio de 2024

La  fiesta brava en Cúcuta, desde el pasado, estuvo ligada a las ferias que tradicionalmente se celebraban en julio y que eran conocidas como Julianas y que hoy en día es bueno recordar como un contexto a la luz de la ley que acaba de ser aprobada en el Congreso de la República que ordenó acabar esta actividad en Colombia.

Durante estos eventos, principalmente en la tardes, se organizaban las famosas corridas de toros, con el clarín anunciando el paseíllo de los diestros y la aparición de los capotes verdes, amarillos y rojos, esperando la salida del toro y de los matadores y novilleros.

Recortes de prensa cucuteña de comienzos del siglo XX, registran que Rafael Pérez, más conocido como Perico, fue el primer gran torero cucuteño.

Desde joven, Perico se dedicó de lleno a la tauromaquia; primero, como mozo de espadas de los toreros españoles que por aquellos tiempos invadían las pequeñas ciudades colombianas; luego, como novillero, en cuyo ejercicio dio las primeras demostraciones de su habilidad y vocación indiscutibles para el arte.

En esos tiempos se destacaba que el ambiente taurino en Cúcuta adquirió caracteres de verdadera importancia y a menudo se daban corridas en la plazoleta de San Antonio, en donde Perico era la figura central.

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Otro diestro criollo de la época fue Gustavo Lara, más conocido como Chucho Torero, nacido en Chinácota. Su fama recorrió Norte de Santander y las poblaciones vecinas del estado Táchira; donde quiera que hubiera fiestas, era conocida su estampa gitana  y su elegante silueta.

Espectáculos improvisados

Para complacer a los aficionados se improvisaban circos en calle y plazas de la ciudad. En 1885, funcionó uno en la “Calle de las flores”  (actualmente avenida 7 con calle 9); en 1895, en El Circo (calle 10, con avenida 2); en 1896, en el Bosque Colón.

Más adelante, en 1913, en la Plazuela del Libertador (edificio Santander o Parque Nacional), también se acondicionaron algunos lotes en la calle 18 y en la avenida 5 con calle 7.

Años más adelante, a finales de octubre de 1947, los periódicos registraron la creación de la junta directiva de la primera Peña Taurina de Cúcuta, integrada por Bernardo Ramírez, Guillermo Ayala, Luis Gálvez y Pedro Rafael Martínez.

Para esa época, como la afición taurina iba en aumento y el espectáculo de la ‘fiesta brava’ era la actividad central de las fiestas municipales, en la ciudad se empezó a pensar la posibilidad de construir lo que para la época se llamó un circo de toros.

Según el periódico ‘Hoy’, de marzo de 1948,  Aziz Abrajim proyectó la construcción de un circo de toros y una gallera en la urbanización El Prado (actualmente el barrio Pescadero), sin embargo, finalmente se construiría  en terreno que forman parte de La Ceiba, donde funcionó por un par de años.

Otra plaza, ‘La Andaluza’  fue inaugurada el 4 de septiembre de 1949, ubicada en la calle 5 con avenida 4, en terrenos de la urbanización La  Garita, donde fue inaugurada oficialmente con la presentación del diestro mexicano Manuel Jiménez, conocido como Chicuelín en un mano a mano con el torero español Luis Álvarez Pelayo, Pepe.


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Cúcuta, durante varios años, mantuvo una afición taurina, que llevó a las autoridades a proyectar una plaza de toros, con capacidad para 15.000 espectadores, en la antigua finca Corral de Piedra, terreno que el municipio compró con regalías por la explotación del petróleo en el antiguo corregimiento de Tibú. Se diseñó y se preparó todo para la construcción, pero la obra nunca se concretó.

Más de una década en el olvido

Precisamente fue en julio de 1989 cuando se inauguró en Cúcuta la plaza de toros San José de Cúcuta, situada dentro del complejo que se llamaba Plaza de Ferias y Exposiciones Mariano Ospina Pérez, en el barrio Sevilla, y que ahora dará paso al Centro de Eventos y Exposiciones.

Hay que recordar que  aquél lugar,   desde 1952 cuando abrió sus puertas, fue el punto de encuentro ganadero de la región en las exposiciones donde expertos en la materia se daban cita en la ciudad para intercambiar ejemplares.

 

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Y es que allí, además, había 155 caballerizas, 12 vomitorios para la entrada y salida del ganado.

Por Ordenanza 020 del 4 de diciembre de 2009 se ordenó suprimir y liquidar la entidad descentralizada del orden departamental, Corporación de Ferias y Exposiciones de Cúcuta, dejando de esta forma a los gremios productivos sin un lugar fijo para adelantar sus actividades.

En la plaza de toros San José de Cúcuta, que  contaba con una capacidad para 4.400 aficionados, el  23 de enero de 2011, fue escenario de la última corrida de toros de la ciudad antes de bajar el telón para siempre.

En esa oportunidad el espectáculo taurino se enfocó en brindarles ayuda a los damnificados de la ola invernal, principalmente a los habitantes del desaparecido Gramalote, quienes enfrentaban la tragedia natural registrada por aquellos días.

Esa tarde, seis toros de Paisbamba de 510, 450, 490, 490, 460 y 480 kilogramos respectivamente,  fueron lidiados por los  toreros Martín Quintana (español),  alternando con Ruiz Sánchez ‘Ramsés’ y Manolo Rodríguez ‘Tutú’ quien tomó la alternativa.

Uno de los pioneros en Norte

Como un legado de su padre, Fernando Sánchez, conocido como El Bogotanito, empezó en el mundo de los toros desde muy joven, anhelando escuchar el famoso ‘ole’  del público en las mejores plazas del mundo.

Llegó a Cúcuta en 1979 buscando una oportunidad en Venezuela; sin embargo, se enamoró de la ciudad, donde ya lleva más de 50 años.

 

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Aunque las cosas le funcionaron no tanto como torero, pero sí como empresario, rápidamente se convirtió en un referente de la fiesta brava en el departamento,  marcando el punto de partida en muchos municipios para los espectáculos taurinos.

El entusiasmo y la creciente popularidad le dieron la idea de adquirir una plaza de toros portátil de metal, traída desde Venezuela, la cual llevó por primera vez a Puerto Santander y posteriormente a otros lugares del departamento.

Esta plaza portátil fue clave para activar y despertar el ánimo taurino, lo que impulsó la construcción de plazas de toros permanentes,  siendo pionero junto a su empresa Coltauro en la inauguración de plazas y coliseos en Toledo, Bochalema, Salazar de las Palmas, Herrán, Ragonvalia, Chinácota y Santiago. 

Sánchez dice que siente nostalgia por esos años dorados del toreo en Norte de Santander, y reitera que la pasión por los toros la lleva en la sangre, asegurando que  “el espectáculo taurino no desaparece porque aún existe un público que le interesa”.

En ese sentido, destaca que este departamento fronterizo ha visto desfilar a las más grandes figuras del toreo nacional e internacional, como el cartel de lujo que presentó el 12 de octubre de 1982 en Chinácota: Paco Camino, Palomo Linares, Eloy Cavazos, Antonio José Galán, Bernardo Valencia, Alberto Ruiz El Bogotano, los rejoneadores Oky Botero y Dayro Chica, grandes figuras de las ferias de Colombia y el mundo.


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