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Herramientas de salud mental para el regreso a clases
Algunos padres requieren de apoyo para que sus hijos se sientan más cómodos al iniciar el año escolar.
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Colprensa
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Domingo, 21 de Enero de 2024

Por estos días de regreso a clases, después de un periodo largo de vacaciones, los niños acostum­bran a cambiar sus rutinas y a enfren­tar cambios importantes. Por ejemplo, algunos de ellos le dicen adiós a su guardería para iniciar la etapa escolar; otros pasan de preescolar a primaria y de primaria a bachillerato.

Todos pueden tener ideas de lo que será este nuevo año y, según explica la psicóloga Ayadith Álvarez, los miedos de cada uno suelen ser diferentes. Pone el caso de dos niñas: una de ellas siente temor de que ya en el colegio no pueda jugar como lo hacía en la guardería y la otra, piensa que no quiere dejar de ser la grande de su grupo. No quiere convertirse en la menor de su salón.

Y es que los niños, cada año, se en­frentan a cambios escolares como la llegada de nuevos profesores, compa­ñeros y retos estudiantiles, sumado a los miedos y los imaginarios que tienen del curso.

De acuerdo con el Estudio Oficial de la ONG Internacional Bullying Sin Fronte­ras, en Colombia durante el período 2022 y 2023, 7 de cada 10 niños experimenta­ron acoso escolar en sus colegios, con­virtiéndose en centros de competencia, burla y acoso, generando que algunos niños y adolescentes no quieran asistir.

“Los colegios generan grandes impac­tos en los estudiantes por las condicio­nes institucionales, niveles de exigencia, expectativas familiares o personales y el ambiente escolar, pues puede haber niños más vulnerables”, dice el psicó­logo Rodrigo Mazo Zea, docente de la Facultad de Psicología de la UPB.


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¿Qué hacer, como padres o acompa­ñantes, frente a estas situaciones? La respuesta varía en cada caso, pero hay algunas nociones generales.

Darles seguridad a los niños

Para los más pequeños el temor prin­cipal es que los separen de sus padres, dejándolos al cuidado de personas que son desconocidas para ellos. Es por eso que la psicóloga Ayadith Ál­varez recomienda iniciar un proceso de adaptación donde el niño pueda conocer antes el colegio y a su nuevo profesor en compañía de sus padres y, por supuesto, conocer sus miedos. No decirles que todo será perfecto.

“No hay que pintarles un mundo ideal. Hay que conversarles con tran­quilidad, preguntar qué se imaginan del colegio y darles la seguridad de que sus padres regresarán”.

Y es que, según el psicólogo Mazo Zea, algunos de los pequeños pueden desarrollar un tipo de ansiedad por separación, al sentir temor de que sus padres los abandonen.

“Puede producirse una ansiedad por separación, piensan que sus padres no van a volver o que les ocurrirá algo mientras ellos están allí”.

Por eso es importante recalcarles que el colegio es para aprender nuevas cosas y para conocer amigos nuevos.

Frente a esta inseguridad, se re­comienda ofrecerles a los pequeños la opción de llevar un objeto que les transmita seguridad —un peluche, un collar, un lapicero especial– que ellos sientan que todo está bien. “Es bonito cuando ellos mismos deciden ese objeto que los acompañará”.

El tiempo del proceso de cada niño varía de acuerdo a su personalidad, sus te­mores, y la forma en la que lo manejan sus padres y la institución. Es clave que sus padres se muestren seguros, pues si también son perso­nas ansiosas y los dejan en el colegio en medio de lágrimas por la separación, ellos se sentirán mal.

Identificar señales de acoso

Con los niños más grandes y los ado­lescentes, es importante identificar que ellos no estén pasando por acoso escolar y por esto no quieren asistir al colegio, pues ahí habría que entrar a evaluar la situación entre docentes y la familia.


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Las señales de advertencia son: baja autoestima, dolor de cabeza frecuente, lesiones inexplicables, cambios en los hábitos alimentarios, dificultad para dormir o pesadillas, calificaciones bajas, pérdida repentina de amigos, sentimientos de impotencia, autoin­flingirse o hablar del suicidio, según la organización StopBullying.

Por otro lado, la psicóloga explica que es normal que los niños lloren los prime­ros días, pero si continúan haciéndolo a medida que pasa el tiempo, habrá que pensar en herramientas para facilitar el proceso de adaptación escolar. “Otros síntomas de alarma son retrocesos en su desarrollo. Por ejemplo, que los más pequeños que ya controlaban sus esfín­teres, dejen de controlarlos o un niño que haya avanzado en su proceso del lenguaje hablado y ya no habla casi o habla infantilizado. Un niño que está más irritable, que nada lo tranquiliza. Todo eso es una alarma de que se requiere ayuda profesional”.

Prevenir la comparación

La comparación es otro punto sensible en el co­legio. ¿Quién tiene la mejor ropa, los mejores útiles, los mejores juguetes? Y es que como en todo, habrá dife­rencias —hay cuadernos que cuestan $50.000 y otros que cuestan $1.500– y los niños notan esto.

Según el psicólogo Rodrigo Mazo Zea, en algunos colegios es tema de conversación qué niño tiene los mejores útiles, la mejor ropa —si no usan uniforme—, la mejor lonchera o el mejor celular; esto se puede prestar para que haya comparaciones y dis­criminación.


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Es importante que las familias conversen con sus hijos sobre esta situación y que les enseñen sobre el respeto.

Establecer rutinas

Es fundamental que en este tiempo se establezcan rutinas para que el niño comprenda que ya entró a una nueva etapa escolar. Será difícil para ellos, porque si antes pasaban, por ejemplo, en la interacción de videojue­gos todo el día, ya no podrán hacerlo y es un cambio abrupto y difícil.

“Las rutinas ayudan a organizar el psiquismo –conjunto de funciones y procesos psicológicos como la percep­ción, pensamiento, memoria, emoción y motivación—y hay que prepararlas porque entran de nuevo a una etapa con más responsabilidades, estánda­res por cumplir y esto ayudará a que estén más preparados”, concluye la psicóloga Álvarez.

Las rutinas pueden ser definir un ho­rario para acostarse todos los días, un horario para dedicarse a las tareas del colegio, levantarse temprano y, por su­puesto, que no se olviden de la diversión.


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Por ejemplo, motivar a los niños a que entren a actividades extracurri­culares como una clase artística o un entrenamiento deportivo o cualquier hobbie que le apasione.

¿Y si entran a un colegio nuevo?

La transición a un nuevo co­legio puede ser un momento emocio­nante, pero también puede generar incertidumbre. Los niños que cambian de escuela tienen más probabilidades de experimentar problemas de com­portamiento, como la agresividad o la falta de atención. Carolina González, psicóloga, explica que la clave está en la preparación y diálogo, ajustar rutinas, fomentar la autonomía y participar en la comunidad escolar.

“Se recomienda que desde casa los padres permitan que los pequeños to­men decisiones y asuman responsabi­lidades, para que ejerzan y fortalezcan su autonomía de tal forma que al llegar a la escuela, deseen ponerla en práctica y se conviertan en seres activos y pro­tagonistas de su aprendizaje”.


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