Diferentes investigaciones auspiciadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) han puesto de manifiesto la interrelación entre salud física y salud mental, habiéndose comprobado que la existencia de graves enfermedades físicas influye en el estado mental del afectado y su familia; así como en el bienestar global del sujeto, la sociedad y las naciones.
Cabe resaltar que los trastornos psicológicos suelen ser comunes en pacientes aquejados de patologías físicas de carácter crónico. Sin dejar de lado que trastornos en la salud mental como ansiedad y depresión causan, con frecuencia, cambios adversos en el sistema inmunológico de la persona, lo que puede elevar la incidencia de enfermedades físicas.
El médico Ricardo Marcelo Corral, jefe del Departamento de Docencia e investigación del Hospital Borda de Buenos Aires y presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), señaló que sus colegas de otras especialidades deben conocer que más del 30 por ciento de las personas que los consultan tienen problemas de salud mental, fundamentalmente ansiedad y depresión.
“Termina siendo un círculo vicioso en el sentido de que cada una de estas problemáticas psíquicas desencadenan un peor pronóstico para las enfermedades que estos especialistas tratan. Un caso concreto es el del paciente diabético, o un paciente con cardiopatía. El hecho de tener algún cuadro psíquico dificulta la evolución y el tratamiento de esos pacientes”.
Corral manifestó que la salud mental está enlazada con todo el organismo y todas las percepciones y vivencias de una persona. Es crucial tratar a las pacientes desde una perspectiva integral, incluso desde el diagnóstico.
El psiquiatra Roberto Amón, miembro internacional de la Asociación Americana de Psiquiatría y director médico del portal especializado en Psiquiatría y Salud Mental iPsiquiatria.com, aseguró que es importante entender que un buen manejo de toda enfermedad debe tener presente más allá de lo fisiológico, otras dimensiones fundamentales de la persona como la salud mental, e incluso espiritual.
Destacó que “actualmente hay múltiples factores que hacen que la salud mental global se vea deteriorada, entre ellos, la violencia, el abuso creciente de alcohol y drogas, las condiciones de vida desventajosas, lo vertiginoso de los cambios actuales y la dificultad para adaptarse, especialmente para los grupos más vulnerables”.
“La pandemia del COVID-19 ya está mostrando un gran impacto en la salud mental por múltiples factores, entre ellos los confinamientos forzados y la pérdida de la sensación de libertad, seguridad personal y colectiva, el deterioro de muchos empleos, la sobrecarga de trabajo de diversos grupos de respuesta primaria como los equipos de salud, seguridad y servicios básicos, entre otros”.
Enfermedad cardiovascular, salud mental y deterioro cognitivo
José Manuel Santacruz Escudero, especialista en Psiquiatría y subespecialista en Psiquiatría de Enlace, así como presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, indicó que la correlación existente entre riesgo cardiovascular y salud mental “es una relación de ida y vuelta”.
Agregó que situaciones de mucho estrés probablemente facilitan tener enfermedades cardiovasculares y que las enfermedades psiquiátricas, como la depresión o los trastornos de ansiedad, evidentemente favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares.
“Y en dirección contraria, las enfermedades cardiovasculares se relacionan a su vez con una mayor probabilidad de tener enfermedades psiquiátricas. Las personas que tienen enfermedades cardiovasculares que limitan su funcionalidad como una falla cardiaca, pueden tener más fácilmente síntomas depresivos y llegar a constituir ciertos trastornos psiquiátricos”.
Es importante tener en cuenta que la hipertensión arterial (HTA) es un factor de riesgo vascular modificable y el cerebro es un transmisor exterior de la HTA, y que pese a que hay evidencias en varios estudios de que la incidencia de demencia está disminuyendo en países de altos ingresos, debido a mejoras en la educación y la salud cardiovascular, no se debe dejar de lado que el deterioro cognitivo es un potencial biomarcador del daño vascular del cerebro, según el doctor Augusto Vicario, cardiólogo y coordinador de la Red Federal Corazón-Cerebro en Argentina.
Añadió que considerar tener conductas de autocuidado saludables, más allá de la dieta y ejercicios, limitar el consumo de alcohol, no fumar, ni usar drogas, fortalecer las redes familiares, de amigos y apoyo, participar de un colectivo con valores positivos, es fundamental para la salud mental.
“Revisar cada semana las acciones propias y reparar las propias faltas, no ser perfeccionista en exceso y ser benevolente con las propias limitaciones. Tener en cuenta que los pacientes con enfermedades no transmisibles, ENT, quieren sentirse valiosos, personas únicas, y por ello necesitan de un equipo de salud que se preocupe por ellos, que los escuche, que entienda sus circunstancias; y si se identifican problemas de salud mental, trabajar en equipo con psiquiatras y psicólogos ayudará a mejorar los resultados a largo plazo”, concluyó Roberto Amón.