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Un ejemplo para gramalote
En ocasiones es propio de los hombres, de la condición humana, realizar alguna actividad para obtener reconocimientos, para satisfacer su vanidad que a veces suele ser infinita. No realizan obras para satisfacer necesidades, sino que se hace por el reconocimiento que se puede desprender de ahí. Por ejemplo, en el primer año de gobierno del general Rojas Pinilla por allá en los años 1.954, el gobernante obligó a todos los municipios en el país a inaugurar alguna obra que llevara su nombre.
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Sábado, 3 de Noviembre de 2012
En ocasiones es propio de los hombres, de la condición humana, realizar alguna actividad para obtener reconocimientos, para satisfacer su vanidad que a veces suele ser infinita. No realizan obras para satisfacer necesidades, sino que se hace por el reconocimiento que se puede desprender de ahí. Por ejemplo, en el primer año de gobierno del general Rojas Pinilla por allá en los años 1.954, el gobernante obligó a todos los municipios en el país a inaugurar alguna obra que llevara su nombre.

Desde luego que no era tanto el interés de satisfacer alguna necesidad comunitaria por aquellas épocas. Era la satisfacción de la vanidad del dictador que no tenía límites, como le suele suceder a los dictadores.

En estos días que la construcción de Gramalote ha sido nuevamente noticia, en donde alcanzó a presentarse una reunión con una funcionaria del nivel nacional que tomó ribetes de trifulca, mientras todo eso sucede, en los alrededores del pueblo se adelanta una labor callada, sin prensa ni vanidades, obras que terminan siendo ejemplares: la construcción de 81 albergues con servicios públicos que le han permitido a varias familias regresar a su tierra.

La Diócesis de Cúcuta, de la mano de asociaciones como caritas alemana e irlandesa, han levantado 81 albergues en una finca llamada “La Palestina”, en la que con la capacitación del SENA, han hecho varios alojamientos temporales que cuentan con agua, luz eléctrica, instalaciones sanitarias, red de alcantarillado, y ya van en la construcción de una escuela, que le han permitido a unas familias regresar con sus hijos a continuar la vida sin tantos sobresaltos.

Todo esto se ha hecho con el ánimo de ayudar a la comunidad y a una población que fue castigada por la naturaleza, en momentos en los que cada vez esa vanidad del hombre se empeña en seguir desafiando a la naturaleza, cada vez el ser humano que no tiene ética ni límites para acabar con bosques, montañas ni ríos para seguir acumulando riquezas, mientras eso sucede, la naturaleza hace lo suyo, pasa poco a poco su cuenta ante tanto desafío, como lo acaba da hacer por estos días la tormenta Sandy en los Estados Unidos, y todo lo que falta.

Sin duda que en la reconstrucción de Gramalote se cometieron muchos errores, y probablemente el primer error lo cometió el mismo gobierno, cuando impregnado de populismo como si estuviere en plena campaña electoral, prometió la construcción en el sitio que la gente decidiere.

Hoy en día ya se habla incluso hasta de hacer consultas populares para que por la vía del voto se defina el lugar de reubicación. Por estas épocas en las que el hombre no hace más que seguir desafiando a la naturaleza, en las que el mundo ya no es el mismo del de hace 50 años cuando sí podíamos elegir a nuestro antojo, hoy construimos es en sitios de menores riesgos, en los que al cabo de algunos años la furia de la naturaleza no llegue y acabe con una población, porque ese es el desafío actual del mundo. En fin, mientras todo eso sucede, que la diócesis de Cúcuta continúe con su labor ejemplar.
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