El cóndor andino, una de las aves más grandes del mundo y el único animal que hace parte de los símbolos patrios de Colombia, está en riesgo y podría desaparecer.
Por esta razón, varias organizaciones privadas y oficiales se unieron para realizar el primer Censo Nacional de la especie que también habita en lo más alto de las montañas en Norte de Santander.
De acuerdo con las premisas del recuento, liderado por la Fundación Neotropical, Parques Nacionales Naturales de Colombia, WWF, WCS y la Fundación Hidrobiológic George Dahl, se pretende generar información actualizada sobre el estado de las poblaciones del cóndor en el país y así orientar estrategias que faciliten su conservación a largo plazo.
La actividad se realizará con la metodología de censo simultáneo que consiste en que un gran número de observadores, distribuidos a lo largo de todo el país, pueden registrar la mayor cantidad de cóndores posibles de manera simultánea. Las personas interesadas pueden inscribirse hasta el 31 de diciembre en un link que se encuentra en la página web de Parques Nacionales y durante los próximos meses de enero y febrero se realizarán las jornadas de capacitación virtual y se seleccionarán a los encargados de cada punto de observación.
El recuento se llevará a cabo del 13 y hasta el 15 de febrero de 2021, días en que los participantes podrán apoyar la iniciativa, registrando toda la información en un formulario y plataformas definidas durante la capacitación.
Además de las entidades que lideran el censo, esta iniciativa contará con el apoyo de diversas instituciones entre las que se encuentran las Corporaciones Autónomas Regionales (CAS, Corpocaldas, Corponariño, Corpocesar, Corpoguavio), el Instituto de Investigación Alexander Von Humboldt, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad UDCA, la Uniagraria y la Universidad del Magdalena, así como organizaciones no Gubernamentales como ProCAT, la Fundación BioInn, la Sociedad Ornitológica del Nororiente Andino, la Asociación Colombiana de Ornitología y la Gobernación de Santander.
Alberto Peña, biólogo de la Universidad de Pamplona y asociado a la fundación Neotropical, indicó que entre los 8 sitios donde se adelantará el censo en Norte de Santander figuran sectores de los páramos Guerrero, Almorzadero y Santurbán, en zonas rurales de Cáchira, Chitagá, Cácota, Labateca, Silos, Mutiscua, Ábrego y Arboledas, entre varias poblaciones.
“Queremos identificar un número aproximado de cuántos individuos pueden habitar en Norte de Santander”, indicó Peña.
Para el desarrollo del censo se seleccionarán previamente los puntos de observación, a partir de registros históricos de la especie y datos de seguimiento satelital.
Los observadores que se inscriban para el censo se distribuirán en estos puntos dependiendo de su lugar de procedencia o interés.
Quienes se inscriban, recibirán una capacitación en la que se explicará la metodología y se definirán los encargados en cada punto de observación de la inmensa ave que puede medir hasta tres metros de largo, con las alas extendidas, pesar entre 8 y 16 kilogramos y comer hasta 2,5 kilógramos de carne y vísceras de animales muertos para acumular reservas de grasa que le permiten sobrevivir durante largas semanas sin comida.
Dependiendo del punto definido y del grupo de observadores que participarán se deberá asegurar que al menos una persona por grupo cuente con los equipos mínimos de observación.
Ave clave para el ecosistema
Se cree que actualmente existen menos de 150 cóndores en el país, sin embargo no hay datos claros sobre el estado de sus poblaciones porque tienen tasas reproductivas extremadamente bajas debido a que ponen un solo huevo cada 2 o 3 años.
Uno de los últimos cóndores avistado en Norte de Santander correspondió a un ave que tras un largo trayecto se posó en un sector elevado del páramo Guerrero, en zona rural de Cáchira.
En agosto pasado, cuando el país se encontraba en cuarentena por la pandemia del coronavirus, un campesino de la zona registró en su celular el momento en el que un cóndor aterrizó y por un instante estuvo cerca de varias cabras que se encontraban allí.
“Había gente que decía que en la fotografía el cóndor se iba a comer las cabras y eso es erróneo porque el animal no es depredador, es carroñero”, agregó Alberto Peña.
Entre los beneficios que los cóndores generan al hombre se encuentra que aceleran la descomposición de la carroña y reducen la posibilidad de transmisión de enfermedades generadas por patógenos de animales en descomposición. Disminuyen la presencia de especies oportunidad (animales carroñeros), roedores y perros ferales (perros feroces, depredadores y errantes).