Cuando las madres murciélago traen al mundo a sus crías, los colman de cuidados y los ayudan a construir un mapa mental de los lugares donde buscar comida. Mientras tanto, los pequeños mamíferos, que aún no son voladores, permanecen pegados a sus pezones.
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Un nuevo estudio publicado en Current Biology por investigadores israelíes arroja luz sobre cómo los progenitores mamíferos ayudan a sus crías a aprender habilidades vitales fundamentales. El estudio analiza el caso particular de los murciélagos frugívoros egipcios, que vuelan por la noche en busca de higos y evadiendo depredadores.
"Cómo los animales, incluidos los humanos, adquieren sus habilidades de comportamiento es una cuestión fundamental", explica a la AFP Yossi Yovel, científico de la Universidad de Tel Aviv y uno de los tres autores del artículo.
"Sabemos que los animales hacen cosas increíbles. Los murciélagos, por ejemplo, navegan decenas de kilómetros cada noche para buscar comida, y siempre nos hemos preguntado cómo aprenden a hacerlo".
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Muchas especies de murciélagos cargan a sus hijos durante el vuelo, pero el transporte de una cría tiene un costo energético que puede representar hasta el 40% del propio peso de la madre, y los beneficios evolutivos de este esfuerzo no estaban claros hasta ahora. Se planteó entonces la hipótesis -que nunca había sido demostrada- de que este sistema podría tener como fin facilitar el aprendizaje de las crías.
Rastreadores GPS
Para confirmarlo, Yovel y sus colegas colocaron rastreadores GPS miniaturizados en docenas de parejas madre-cachorro, cuando las crías pasaban de la dependencia a la independencia.
La coautora Aya Goldshtein afirma que de este modo pudieron documentar una serie de patrones muy claros.
"Al principio, la madre y la cría están constantemente unidas, vuelan juntas y la madre lleva a la cría consigo durante toda la noche", explicó. Esto ocurre durante las primeras tres semanas del pequeño mamífero.
A continuación viene la fase de "entrega", en la que las madres cargan a sus cachorros y los dejan en un árbol a varios kilómetros de su colonia.
En esta fase, que dura de tres a 10 semanas, las madres regresan continuamente después de buscar alimento para comprobar cómo siguen sus crías, y las alimentan y ayudan a calentarse.
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Después, entre las semanas ocho y diez, los cachorros empiezan a volar solos a los mismos lugares de "entrega" durante la noche y regresan a su nido antes del amanecer, si bien el trabajo de sus madres aún no ha terminado del todo.
"Imagínese que tiene un adolescente en casa: ya es algo independiente, pero usted también quiere controlar que no haga algo estúpido, como no volver a casa al anochecer", dice Goldshtein.
Por último, a partir de las 10 semanas, los cachorros utilizan los puntos de entrega como puntos de partida para la exploración independiente de nuevos árboles frutales. En esencia, estos lugares sirven de ayuda a la navegación para que las crías se pongan en marcha y vuelvan a casa.
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Como control, el equipo crió algunos cachorros sin sus madres y descubrió que, a menudo, éstos no podían encontrar el camino de vuelta a su cueva antes del amanecer.
Además, estos lugares ayudan a las madres a encontrar a las crías extraviadas.
"Estos árboles son un poco como los puntos de encuentro para los niños perdidos en los parques de atracciones", dice Yovel.
Los lugares de entrega también sirven como refugios secundarios, y tener muchos de ellos ayuda a reducir la exposición de las crías a depredadores como los búhos.
La palabra que empieza por "e"
"Una de las partes más locas del estudio es que el cachorro aprende realmente cuando se sujeta al revés", explica Lee Harten, coautora del estudio. Eso, a su vez, sugiere que los cerebros de las crías invierten la entrada visual en una imagen vertical.
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Harten dijo que le complacía contribuir a la brecha científica sobre cómo los animales ayudan a sus crías a aprender, especialmente entre los murciélagos, quienes constituyen una quinta parte de todos los mamíferos de la Tierra pero siguen siendo muy poco estudiados. Aunque el equipo demostró que las madres murciélago cambian lo que hacen cuando tienen hijos, invierten energía en un comportamiento específico y sus crías aprenden como resultado de ese comportamiento, los expertos dudan en utilizar la palabra "enseñanza" en el estudio, que es vista como un antropomorfismo por la comunidad científica.
"Para probar la enseñanza, hay que demostrar la intención y esto es muy difícil con los animales (no se puede simplemente preguntarles)", dijo Yovel.
"Yo llamaría a esto enseñanza, pero para ser cuidadosos, decimos que colocan a las crías en una posición que les permite aprender".
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