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Zona verde
Libélulas, coloridos insectos que hacen control biológico
Un monitoreo de biólogos de la Unipamplona registró tres nuevas especies para Norte de Santander.
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Eduardo Rozo
Sábado, 18 de Noviembre de 2017

Hace 250 millones de años aparecieron en la Tierra durante el periodo Paleozoico los cortanarices o caballitos del diablo, nombres comunes dados a las libélulas, pequeños insectos voladores de los que los niños huyen con la creencia de que les pueden cortar la nariz.

En el mundo se estima que hay alrededor de 6.000 especies y la mayor diversidad de libélulas está en las áreas tropicales, especialmente en el Neotrópico e Hindo-Malaya, donde hay cerca de 1.636. Para el caso de Colombia las investigaciones son escasas y por ello las estudiantes de biología de la Universidad de Pamplona, Johanna Echavarría y Vianney García, se interesaron en conocer sobre las libélulas de la Provincia de Pamplona y el efecto de la vegetación, tomando como referencia las zonas contiguas a la quebrada La Cucalina, vereda San Antonio del municipio de Pamplonita.

La quebrada está en un rango altitudinal entre 1.000 y 2.000 metros sobre el nivel del mar y también la rodean los municipios de Pamplona, Bochalema y Chinácota. A las biólogas en formación las asesoran el docente Diego Armando Carrero, director del laboratorio de entomología de la Unipamplona y el biólogo Carlos Cáceres Martínez, integrante de los grupos de investigación en Ecología y Biogeografía de la Unipamplona y de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la Universidad Nacional.

De acuerdo con Cáceres las libélulas y los caballitos del diablo tienen características propias de su morfología. Las primeras poseen una cabeza esférica con ojos de gran tamaño y un cuerpo robusto con alas que se separan al posarse. En cambio, los caballitos tienen cabeza elongada con ojos laterales y cuerpo delgado con alas que se juntan al posarse sobre plantas y superficies.

Dependencia acuática 

Las especies de acuerdo con el biólogo Cáceres dependen de los ambientes acuáticos para el desarrollo de sus crías. Son insectos depredadores y la fase larval se desarrolla en medios acuáticos, requiriéndose buenas condiciones de temperatura, salinidad, PH y productividad biológica.

“La fase adulta es aérea y está asociada a la vegetación de las orillas de las fuentes de agua, donde las libélulas encuentran pareja y se establecen. Por esa razón son consideradas como indicadores de calidad del agua y de los ecosistemas riparios. Además, se alimentan de insectos que podrían ser vectores potenciales de enfermedades”, sostiene Cáceres.

En los estudios hechos por el equipo de estudiantes y biólogos en Pamplonita se identificaron 21 especies, de las cuales tres son nuevos registros para el departamento: Canaphila vibex, Libellula herculea y Hetaerina cruentata. Durante los muestreos varió la cantidad de individuos recolectados por cambios en la vegetación producidos por prácticas humanas.

La estudiante Echavarría argumentó que las especies de libélulas son vulnerables a la acción del hombre y para el caso de Pamplonita sirven como indicadores de calidad, de efectos de cambios ambientales y de recuperación de hábitats que han sido alterados.

“Ellas cumplen un papel destacado en el control biológico de otros organismos, son depredadores de insectos que pueden convertirse en plagas para cultivos o en transmisores de enfermedades. Además, hacen parte de la dieta de aves, reptiles, peces y anfibios”, argumentó Echavarría.

Impacto en poblaciones

El biólogo Cáceres sostuvo que el monitoreo al cuerpo de agua y zonas aledañas ha permitido conocer la riqueza, abundancia y frecuencia en la aparición de especies que dependen del ecosistema para subsistir.

“Junto con los estudiantes hemos evidenciado el impacto causado por actividades humanas como cultivos, vertimiento de agroquímicos a la fuente de agua y minería de carbón. Estamos haciendo análisis sobre el tema”.

Por su parte, la estudiante García dio a conocer un hecho curioso con el que se encontraron en el área, donde hay un mayor número de machos que de hembras, lo cual es un comportamiento atípico en las libélulas. 

En la mayoría de especies las hembras visitan los cuerpos de agua solo para la reproducción y se alejan de los sistemas acuáticos, mientras que los machos cuidan el territorio. Lo anterior explicaría la desproporción sexual, si se tiene en cuenta que las hembras habitan la rivera de la quebrada.

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