Una difícil situación atraviesa los cocaleros del Catatumbo y dan un ultimátum al Gobierno nacional para solventar la crisis alimentaria de los últimos meses.
Los campesinos sostuvieron una reunión en Ocaña con el funcionario Felipe Tascón, encargado de los programas de sustitución de cultivos ilícitos y se encontraron con la sorpresa de que el fondo estaría desfinanciado.
Por ello, enviaron una carta a Gustavo Petro, presidente de la República, donde le expresan la preocupación ya que los acuerdos suscritos durante la cumbre de cocaleros, no se han cumplido.
El vocal de la Asociación por la Unidad Campesina del Catatumbo, Asuncat, Aleider Contreras, calificó como difícil la situación vivida por los campesinos de la región.
Desde hace dos años la crisis alimentaria se agudiza entre los cultivadores de la hoja de coca, quienes solicitan programas encaminados a la sustitución gradual de los cultivos ilícitos.
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Los labriegos recalcaron sobre la importancia de implementar una verdadera reforma agraria integral como lo contemplan los acuerdos de paz de la Habana-Cuba, pero hasta la fecha no observan acciones concretas y contundentes.
La palabra empeñada
Los representantes de organizaciones campesinas y sociales manifestaron el malestar por la poca ejecución de las políticas para la sustitución de cultivos de uso ilícito, lo cual va en contravía de lo anunciado durante las dos visitas realizadas al municipio de El Tarra que generaron una alta expectativa entre los habitantes de la región.
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“En la actualidad la zona del Catatumbo atraviesa por una crisis económica lo cual ha generado desesperanza, incertidumbre y desilusión y baja credibilidad en el gobierno actual ya que no se ve materializado lo anhelado y posibilidades de un cambio real”, dice el comunicado.
Inyectar recursos
Los cultivadores reconocen y valoran la voluntad de avanzar de las familias en el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS) que se ve reflejado en las acciones para el cumplimiento total de este, y haber orientado la ejecución de la estrategia hambre cero.
Pero, tienen reparos ya que es un programa que se ejecuta con muy pocas familias en los municipios de Tibú y Sardinata.
“Es por esto señor presidente que se hace necesario una nueva política de reconversión productiva y sustitución económica que llegue a todos los municipios del Catatumbo donde permita una solución a problemas estructurales que originaron la vinculación de los campesinos a los cultivos ilícitos”.
Agregan que han transcurrido 18 meses de gobierno y ven con preocupación “la poca articulación institucional para dar respuestas positivas a las necesidades de los moradores que no solo se expresa en las políticas de sustitución sino en el conjunto de las diferentes políticas del Plan Nacional de Desarrollo”.
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Por último, piden “acudimos a usted para que se asignen los recursos a la dirección de sustitución para la implementación de la nueva política de reconversión productiva y se garantice la coordinación institucional necesaria encaminada a la presencia real en los territorios”.
Problema de hace muchos años
El docente investigador de la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, ingeniero agrónomo José Manuel Alba Maldonado manifestó que se debe hacer un contexto histórico sobre el cultivo de la coca que apareció con mayor intensidad en el Catatumbo en la década de los 80. Ante el abandono del Estado se convierte en un cultivo promisorio de alta rentabilidad relativamente fácil de manejar propagándose en toda la región, explicó.
“El fenómeno lleva muchos años de expansión avivado por el conflicto armado y la ausencia de verdaderas políticas agropecuarias conllevando al campesino a refugiarse en los cultivos ilícitos”, agregó.
Otro factor que incide históricamente- aseguró- es la inestabilidad en los precios, precarias condiciones de las vías de acceso a las veredas y la carencia de la asistencia técnica agropecuaria, entonces la coca sirve como mecanismo de subsistencia.
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Afirmó que los cultivos de uso ilícito han desplazado a los tradicionales de pancoger generando una dependencia difícil de erradicar.
La oferta y la demanda
Respecto a las variables de los efectos en la línea de frontera con el vecino país de Venezuela, donde no se persigue al pequeño cultivador de base de coca, sino a los que están produciendo el clorhidrato de cocaína analizó “Un viraje a las políticas antidrogas jamás visto, se basa más en la interdicción de los cargamentos y tienen un efecto fuerte en el mercado local. A lo anterior se suma lo ocurrido a nivel internacional con el consumo en los Estados Unidos y Europa del Fentanilo. Eso ocasiona la sobreproducción y repercute en la oferta y demanda”, reiteró.
Con los acuerdos de paz la gente está a la espera de propuestas alternativas para dar un giro a la producción agrícola en la región del Catatumbo. Dice que existe la fe de transformar las costumbres hacia lo lícito, pero el gobierno no ha llegado a la región desencadenando la crisis alimentaria y social.
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Hizo énfasis sobre el papel de la universidad en la ejecución de programas agropecuarios en el acompañamiento a las políticas de sustitución gradual y voluntaria, pero se requiere un músculo financiero, adecuación de vías terciarias y proyectos alternativos en la región de lo contrario la crisis se agudizará.
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