Algo pasa con mi hermano. Jamás he recibido un diagnóstico sobre el síndrome de Asperger”, fue la respuesta del presidente, Gustavo Petro, ante las declaraciones de su hermano.

Juan Fernando Petro apareció este fin de semana en Los Informantes asegurando que ambos tienen un Trastorno del Espectro Autista (TEA) conocido como síndrome de Asperger, lo que acaparó la atención de la opinión pública.

“Podemos estar con 10 mil personas, pero de repente no estamos ahí. (…) Él habita su propio universo, que está en su cabeza, y a veces el mundo no existe allá afuera”, expresó en el programa, en parte justificando las ausencias del primer mandatario a sus eventos oficiales.

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Sin embargo, Petro negó rotundamente que esta fuera la realidad: “Es imposible que nos hayan diagnosticado ese síndrome cuando éramos niños porque esa enfermedad solo empezó a diagnosticarse en 1994, tenía 34 años de edad, y dejó de estar en los tratados de diagnósticos en el 2013, porque la ciencia la rechazó como una enfermedad específica”, escribió en su perfil de X.

A propósito, Colprensa consultó al doctor Leonardo Palacios Sánchez, profesor titular de Neurología de la Universidad del Rosario e investigador en Neurociencia, quien recordó parte de esa historia y recalcó que en la última década se ha recomendado no utilizar la terminología de ‘síndrome de Asperger’.

“Todo este grupo de pacientes entran en el Trastorno del Especto Autista, entre otras razones, porque son tremendamente inteligentes. Su cerebro funciona bien, pero la manera de enfrentar distintas situaciones es diferente a la de los demás”, precisó.

Añadió que, si bien se presenta con patrones de conducta y gestos repetitivos o dificultades en la comunicación no verbal, no le impide al paciente ser sociable. “Al principio les puede costar trabajo y cada paciente puede interactuar de una manera diferente, pero sí pueden socializar”, insistió.

Para dar un panorama más claro, Colprensa consultó al doctor Leonardo Palacios Sánchez, profesor titular de Neurología de la Universidad del Rosario, investigador en Neurociencia, creador y director de la línea Neurociencia y Humanidades, centro de investigación en Neurociencia NeURovitae.

¿Qué es el Asperger?

En lugar de hablar de una enfermedad, nosotros nos referimos a una condición que por definición es un trastorno del desarrollo en el que hay dificultades en interacción social y dificultades para hacer expresiones de comunicación no verbal. Los pacientes suelen tener algún tipo de patrones de conducta y gestos repetitivos, así como intereses particulares; por ejemplo, en temas de astronomía, significados de los números, marcas de vehículos, etc., y llegan a dominarlos muy bien. Sus habilidades cognitivas están preservadas y su coeficiente intelectual es similar o incluso superior al del resto de la población.

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Es una condición que describió el psiquiatra y pediatra austriaco Hans Asperger en 1944, pero solamente hasta 1994 se recopiló en el Manual diagnóstico y estadístico de las condiciones mentales, y es importante también decir que desde 2013 se recomienda no utilizar la terminología de síndrome de Asperger, sino que todo este grupo de pacientes entran en el Trastorno del Especto Autista, entre otras razones, porque son tremendamente inteligentes. Su cerebro funciona bien, pero la manera de enfrentar distintas situaciones es diferente a la de los demás.

Este se empieza a manifestar desde temprana edad, pero ¿cómo se llega a un diagnóstico?

Estas enfermedades se detectan con una prueba de laboratorio, pero no existe ningún tipo de prueba de laboratorio ni de imágenes del cerebro que pueda decir que una persona tiene o no tiene Asperger.

La familia se da cuenta, en el colegio se dan cuenta, el pediatra también, pero son personas con mayor especialidad quienes pueden opinar: un psiquiatra o un neurólogo.

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