¿Cómo investigar sobre la violencia sin que la anestesia psicológica, aquel mecanismo de supervivencia al que recurrimos quienes nos relacionamos con su sevicia diariamente y que consiste en tomar cierta distancia, se apodere de nosotras e inhiba la acción? ¿Cómo cuantificar la violencia sin que la reduzcamos a un mero conteo numérico? ¿Qué hacer con el dato? ¿Qué hacer con el análisis? ¿Qué hacer con la información? ¿Qué hacer con la impotencia?
Estas son preguntas que nos hacemos diariamente al interior del Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander; preguntas que volvieron a surgir luego de los resultados que arrojó nuestro boletín No. 5 sobre seguridad y género en el departamento para el año 2021 “¡La calle es nuestra! ¡La calle es libre!”.
Una primera alerta son los resultados de nuestra encuesta sobre violencias de género que tomamos con mujeres y personas LGBT+, de nacionalidad colombiana y venezolana, con la cual identificamos a 830 víctimas de este delito, siendo Cúcuta, Tibú, Villa del Rosario y Los Patios los de mayor letalidad. 830 vidas atravesadas por la violencia, 830 personas que no contaron con entornos protectores, 830 personas a quienes les falló el Estado al no prevenir el delito.
En sus respuestas logramos reconocer una serie de patrones como la presencia de la violencia en sus distintos escenarios de vida: el hogar, la familia, sus barrios y comunidades, el espacio público, el trabajo, los cruces fronterizos, los escenarios de interlocución con las autoridades.
Paralelamente, haciendo una lectura comparativa de las experiencias de lideresas sociales en la subregión del Catatumbo y las mujeres transgénero en el centro de Cúcuta nos dimos cuenta de dos puntos en común: 1. La presencia de grupos armados al margen de la ley y organizaciones criminales, que buscan controlar sus territorios habitados, está correlacionada con una mayor ocurrencia de violencias de género, no solo por parte de estos actores, también de otras personas que encuentran validación a sus acciones violentas en estos contextos de conflicto. 2. La urgencia de desmilitarizar sus comunidades como respuesta para la prevención de más ciclos de violencia, acción que incluye la retirada de los grupos ilegales y la de Policía o Ejército Nacional pues su presencia les expone a mayores riesgos de represalias, además de verse directamente involucrados en acciones violentas contra ellas.
Estos hallazgos se contrastan con las denuncias de mujeres habitantes de Colombia Uno que exigen una mayor presencia de fuerza pública pues señalan estar a merced de los actores armados ilegales que controlan el asentamiento humano, donde la presencia estatal es más bien inexistente.
Aprovecho el espacio para transmitir las preocupaciones de la comunidad de este y otros asentamientos y barrios vecinos en torno a las amenazas de exterminio social que están rondando desde el año pasado, amenazas que se han puesto en conocimiento de gobiernos y autoridades locales sin mayor resonancia y respuesta.
Nuestras investigaciones no están diciendo algo nuevo, sino brindando un escenario común para que las mujeres y personas LGBT+, de ambas nacionalidades, trasmitan sus exigencias de protección, prevención justicia y reparación de los delitos en su contra. Es desalentador que en 4 boletines sobre seguridad, producidos desde el 2020, los resultados sobre la persistencia de las violencias de género se mantengan o se agraven.
Entonces, no es cuento cuando denunciamos que no contamos con espacios seguros, ni al interior de los hogares ni por fuera de estos; queda la pregunta ¿qué están haciendo los gobiernos locales? ¿Por qué sus acciones no se han reflejado en una mayor seguridad? ¿Por qué siguen incumpliendo sus compromisos de una vida libre de violencias para nosotras?
Coda. He sido aconsejada de no dar más declaraciones sobre lo siguiente para no exponerme ni exponer a mis seres queridos, así que solo voy a advertir: en las trochas se está llevando a cabo un exterminio de mujeres, en las puertas de la casa del Estado colombiano están violando, asesinando y desapareciendo impunemente a las más vulnerables.