1.Cumbre de las Américas. En esta época de liza electoral en Colombia es inevitable mencionar la cita de la Cumbre de las Américas y las dificultades que se presentaron con algunos gobernantes latinoamericanos, por su exclusión de la misma o porque no invitaron a sus amigos. Tal es el caso, por ejemplo, de Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Nicolás Maduro Moros, de Venezuela, y Daniel Ortega, de Nicaragua, entre otros. Quien abanderó la rebelión, o hizo eco de alguien del más allá, fue Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
En necesario mencionar esta Cumbre, que organizó EE.UU. por primera vez, porque, nos guste o no, en nuestro medio esta superpotencia siempre estará presente en nuestros destinos. Estamos en su área geopolítica y lo que haga o deje de hacer influye en nuestra política interna y externa. Lo cierto es que los estatutos de esta asamblea consignan expresamente que se trata de convocar países con tradición democrática, no autocrática. La época de las repúblicas populares o de las repúblicas democráticas que en el fondo eran autocráticas, como la extinta República Democrática Alemana -RDA-, ya se extinguió. Además, esta Cumbre muchas veces ha transgredido sus propios estatutos - la Carta Democrática Interamericana -, al invitar Estados que no cumplen sus requisitos. Como en 2015, cuando el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, invitó a los hoy excluidos y ni EE. UU. alzó su voz de protesta. Cosas del anfitrión y la tolerancia de sus homólogos.
2.Línea abierta. Una conocida emisora nacional todas las mañanas abre los micrófonos al público para que libremente exprese su opinión sobre diferentes temas. A primera vista el asunto parece democrático porque es al pueblo a quien se le permite expresarse irrestrictamente y muchos oyentes aprovechan para el buen decir. El asunto se torna pesado cuando se entra en la arena política, porque hay oyentes que se expresan como si estuvieran en un burdel o en una plaza de mercado. Los atributos o las deficiencias de los candidatos presidenciales, para referirnos sólo a esta época electoral, podemos expresarlas sin transgredir la Urbanidad de Manuel Antonio Carreño, tan útil otrora. Así las cosas, la línea abierta en los medios de comunicación termina siendo una fuente de polarización y radicalización política nociva, porque entre más pobre y soez es el lenguaje, más se enardecen los ánimos. Dicen que hay que publicar lo bueno del candidato de sus querencias y no lo malo del otro.
3.Arresto del presidente Iván Duque Márquez. Ordenar el arresto del presidente Iván Duque Márquez en plena campaña electoral por la presidencia de la República, parece más una estrategia para desprestigiar al primer magistrado de la Nación, sin reparar que quien salía dañado con esta decisión inoportuna era la Nación entera, porque estamos en todos los medios de comunicación del mundo. Pero, eso fue lo que en su sabiduría ordenó el Tribunal Superior de Ibagué.
4.El próximo domingo se verificará la reñida segunda vuelta presidencial. El Consejo Nacional Electoral y la Registraduría son entidades con autonomía administrativa y demás, es a ellas, y no al gobierno central ni a la persona del presidente Iván Duque Márquez, a quien hay que solicitarle transparencia, justicia y celeridad en las distintas etapas de los eventos electorales.
5.Vocabulario electoral. En esta campaña presidencial las encuestadoras popularizaron la palabra inglesa “Tracking”. Es el seguimiento diario y porcentual a la inclinación política del electorado por uno u otro candidato.
