“De desigualdad nadie se ha muerto”, Miguel Polo Polo, congresista.
Una de las expresiones más despectivas de nuestra lengua, para lesionar la dignidad de una persona, es señalarla como del montón. Ser del montón es una negación de la sustancia individual, del respeto y autovaloración de nosotros mismos, que, además los demás aceptan como secuencia final del derecho a ser iguales.
Desde la independencia y luego en la vida republicana en América Latina, el caudillismo y sus miserias de envidias y egoísmos le fue dando al talante público y privado ese comportamiento de montonera que todavía perdura. Esa es una de las razones del golpismo que nos caracterizó hasta la historia más reciente. Esa también la justificación del gamonalismo que subsiste, aun con la expedición de la moderna Constitución de 1991.
En montonera se dieron en Colombia los Golpes y los autogolpes desde Bucaramanga y Ocaña de 1828. O en 1831 luego de la reunión y los consejos dados a Rafael Urdaneta. O el golpe de 1854 entre amigos entre Melo y Obando. O el golpe casi rural sugerido entre patojos rojos con el Caudillo Tomás Cipriano Mosquera contra Arboleda. El golpe de 1867 dentro de la montonera liberal que apresa a Mascachochas que se había autoproclamado y declarado dictador.
Más notoria la montonera que originó el Golpe de 1886 de Rafael Núñez, que derogó a título personal la de 1863 y expidió la de ese año, que nos gobernó 105 años con solo uno de sus artículos y que fue reformada 70 veces por 23 presidentes.
Tal montonera del 86 del Consejo Nacional Constituyente, la presidió el patojo Ulloa y el cachaco Rubio Frade dándole ropaje liberal a un texto godo. Los golpes de Marroquín a San clemente de 1900 son de montonera picaresca partidista, como la de Reyes que consagró lo que ahora llamamos el Voltearepismo, de todas maneras, otra forma de montonera rural.
El mismo viso montonero se dio con el risible golpe de 1944 a López Pumarejo y su arresto de mentirijillas, o el de 13 de junio de 1953 que nos dio tres presidentes el mismo día. Vaya montonera cívico-militar
Los últimos hechos de los partidos tradicionales en el presente gobierno del Señor Presidente Petro, dejan ver que los siguen maniendo con ese estigma montonero. Como formaciones políticas medio irregulares y locales, segmentados bajo el caudillismo de Gaviria y de Macías.
De esta misma forma se pueden revisar las formas de montonera de los demás países latinoamericanos hasta nuestros días. Como en Argentina que con el pretexto de luchar contra las dictaduras de frente se declararon: Montoneros y así proscribieron a los demás partidos y movimientos de opinión.
Los conservadores y los liberales, somos ahora, como dijo el editorial del Periódico Nuevo Siglo: el patito feo de la coalición petrista. Las vainas de ser montoneras iguales, que es derecho fundamental. Del cual nadie se ha muerto, como dijo Polo Polo.