La situación económica de Cúcuta no es la mejor. Es verdad de Perogrullo que la desaceleración de la economía a nivel nacional e internacional ha golpeado dramáticamente a nuestro municipio. Son muchas las frases de los cucuteños al respecto: “Cúcuta necesita industria”, “Cúcuta requiere inversión”, “Cúcuta es violencia e ilegalidad”.
Esa opinión es válida en un café matutino pero en realidad la cuestión debería ser ¿cuál es el modelo económico que queremos para la ciudad?, ¿será el del modelo extractivo-productivo, o más bien el sostenible que promueva inversiones con alta tecnología que generen desarrollo social y oportunidades?, ¿y si algún día llega la industria y crecen los niveles de contaminación ambiental añoraríamos las condiciones actuales de un medio ambiente equilibrado?
Son muchos los temas que se discuten sobre el modelo económico ideal para Cúcuta. Sin embargo, la realidad es que la inversión no llegará por arte de magia solo por el hecho de que así lo queramos; o porque muchos ciudadanos consideren que el gobierno deba ser quien crea empleos, industrias y economías diversas. Para que llegue la inversión deben generarse unas condiciones integrales que hagan atractivo el escenario económico para que persuada a un inversionista de invertir allí.
Me explico, existen prácticas y mediciones internacionales que muestran cuestiones básicas mínimas que debe tener una ciudad para atraer y facilitar la inversión. Si revisamos la última medición del Doing Business en Colombia 2017 (mide 32 ciudades capitales y Bogotá) podremos evidenciar varios aspectos fundamentales que pueden servir para mejorar la competitividad de un municipio como Cúcuta.
Este informe analiza las regulaciones comerciales desde la perspectiva de las pequeñas y medianas empresas locales. Si bien desde un punto de vista normativo los códigos, las leyes y decretos nacionales regulan las instituciones, fijan tarifas y establecen plazos y requisitos para completar las transacciones, hay un pequeño ámbito de competencia de las entidades territoriales para fijar cobros y tarifas de ciertos impuestos; y también determinan el grado de eficiencia y colaboración entre sus distintas entidades.
Así, de acuerdo a este indicador el diagnóstico se basa en los siguientes aspectos comparativos: condiciones de apertura de una empresa, de obtención de permisos de construcción, de registro de propiedades y de pago de impuestos. No basta en principio con mejorar la eficiencia en los procesos si el funcionamiento de las instituciones y la calidad del servicio que prestan son deficientes. Todo debe estar integrado para que los resultados cualitativos y cuantitativos sean óptimos.
Este esfuerzo viene desarrollándose de una manera seria desde el año pasado cuando en el Concejo pudimos incorporar el indicador Doing Business como meta en el plan de desarrollo de Cúcuta 2016-2019, en el sector de desarrollo económico. Desde entonces, y en coordinación con la Cámara de Comercio –la gerencia de competitividad, el departamento, los gremios económicos y el municipio de Cúcuta, se han dado resultados importantes para esta última.
Según este informe en Colombia es más fácil hacer negocios en Manizales, Pereira y Bogotá. Estas tres ciudades son las mejor calificadas en lo que respecta a las mejores prácticas regulatorias. Cúcuta por otra parte, fue una de las que más niveles subió respecto a la última medición del año 2013. En efecto, subió aproximadamente 14 casillas, del puesto 20 entre 23 ciudades al puesto 6 entre 32 ciudades a 31 de diciembre de 2016. Esto indudablemente acerca a nuestro municipio a estar entre aquellas ciudades con las mejores prácticas mundiales. El esfuerzo es enorme y debe seguirse trabajando de manera integrada para mejorar la competitividad y atraer más inversión.