El pasado 27 de julio se cerraron las inscripciones de candidatos para las elecciones locales de octubre. En total, se inscribieron 121.194 candidatos: 179 para gobernaciones, 5.270 para alcaldías, 334 listas con 3.702 candidatos a asambleas, 9.650 listas con 97.844 candidatos a concejos y 14.199 para juntas administradoras locales.
Los colombianos tenemos la responsabilidad de elegir a los gobernantes regionales y locales del próximo cuatrienio. La tarea no es fácil y el reto es grande. Debemos informarnos sobre el perfil, trayectoria pública y privada de los aspirantes, para concluir si son idóneos. Además, deben cumplir con los estándares morales y éticos que acaben con la cultura del “todo vale” y “el fin justifica los medios”.
El principal veedor de las elecciones es el ciudadano que tiene la oportunidad no solo de votar, sino de denunciar las irregularidades que encuentre.
Desafortunadamente los partidos políticos hace rato dejaron de tener conciencia al momento de dar avales y continúan irresponsablemente ungiendo a los mismos caciques y gamonales, al que más votos clientelistas represente sin importar su trayectoria o ideología.
Los partidos avalan personas cuestionadas y condenadas por delitos como parapolítica, narcotráfico y fraude electoral. Los implicados no tienen pudor ni vergüenza, asaltan y engañan a las personas en su buena fe.
Estamos cansados de la politiquería, las prácticas clientelistas y corruptas, el caudillismo y la maquinaria. Todas estas maniobras de la clase política para perpetuarse en el poder, deterioran las instituciones democráticas y nos condenan al subdesarrollo, que hoy nos ubica como uno de los países más inequitativos y desiguales del mundo.
No podemos permitir que criminales continúen apoderándose de la política y cooptando el poder. Traicionan la voluntad popular, se roban los recursos públicos y se burlan de la confianza que la gente esperanzada pone en ellos. Tenemos la obligación ciudadana de informarnos y votar a conciencia.