El miércoles y jueves pasados tuvo lugar en el Teatro José Consuegra Higgins de la sede Barranquilla de la Universidad Simón Bolívar un evento internacional que posiblemente marcará la pauta para las universidades latinoamericanas en los próximos años, el foro “Gobierno Institucional en la Educación Superior: Perspectivas y Retos en Contextos de Cambio”.
El evento que se realizó en un formato al que nos estaremos acostumbrado desde ahora, la llamada manera híbrida, contó el primer día con cerca de trescientas personas físicamente en el teatro y casi mil personas por el canal de Youtube del Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), que junto con Ministerio de Educación Nacional, el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) y la Comisión Nacional Intersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CONACES) organizaron el foro.
El componente internacional fue liderado impecablemente por la exviceministra de Educación Superior e investigadora de la Unisimón, Patricia Martínez, quien logró reunir a personajes de prestancia mundial con el apoyo de la Asociación de Consejos de Gobernanza (AGB, por su sigla en inglés).
La ministra de Educación Nacional, María Victoria Angulo, se refirió a los avances que ha logrado a través de estos últimos tres años haciendo énfasis en el hecho de que “han construido sobre lo ya construido”, aprovechando el trabajo de los gobiernos anteriores y buscando lograr la mayor participación posible con estudiantes y profesores del sistema de la educación desde la Primaria hasta la Educación Superior.
Quiero destacar de sus palabras la importancia de saber interpretar bien lo que quieren y necesitan estudiantes y profesores y la necesidad de valorar el aprendizaje como un valor cultural que permite construir códigos de un buen gobierno. La diversidad dentro de la calidad debe guiar las Instituciones, que deben incluir las habilidades socio-emocionales más allá de las competencias ciudadanas en sus procesos. La presencialidad implica un componente socio-emocional muy importante, particularmente en la educación preuniversitaria.
Destacados expertos de Marruecos, Noruega, México y Chile hicieron excelentes presentaciones acerca de sus sistemas de gobernanza y gobernabilidad, la primera definida como el conjunto de todas aquellas condiciones que permiten que una institución pueda funcionar, no solamente considerando la coyuntura presente sino avizorando lo que puede ser el futuro y las diferentes opciones en un mundo en el que la incertidumbre, después de la pandemia, es una de las características fundamentales, mientras que gobernabilidad sería una medida de cómo esa gobernanza se está llevando a cabo. Precisamente fue el rector de la Universidad del Valle, Edgar Varela, quien desde su visión como filósofo presentó al auditorio un concepto que tiene su origen en la cultura griega.
Las propuestas de algunos expertos internacionales fueron magistralmente resumidas por Fernando Chaparro en unos pocos temas que correspondieron claramente con las hechas por el rector de la Universidad Simón Bolívar, José Consuegra Bolívar, en su saludo inicial y del viceministro de Educación Superior, Maximiliano Gómez, en su primera intervención.
La primera propuesta es innovación continua en los procesos y metas de la Educación Superior. La segunda es la responsabilidad social que implica el compromiso de las Instituciones con el estudio y propuestas de mejoramiento de los individuos de la sociedad a la que sirven y de la que se nutren en un diálogo permanente entre las organizaciones ciudadanas de sus comunidades. La tercera es la pregunta de qué Institución queremos para la sociedad en la que nos desempeñamos. Y la cuarta, tenemos que estar atentos a mantener un sano equilibrio entre efectividad y gobernabilidad al tratar de hacer los cambios estructurales que nos está exigiendo la sociedad.
Si bien este foro representa una base para Latinoamérica, quedó el compromiso de continuar trabajando en estos aspectos en foros futuros en el entendido de que es un proceso continuo que se proyecta al futuro y del que depende la pertinencia y permanencia de la Educación Superior para una sociedad que comienza a considerarla innecesaria.