En forma recurrente los medios de comunicación nos traen la noticia que el señor procurador general, Dr. Alejandro Ordóñez Maldonado, tiene intenciones -que en caso de ser ciertas por obvias razones aún no ha hecho públicas el supuesto agraciado- de ser candidato presidencial en 2018.
Hasta hace pocos años eran los Contralores quienes, impulsados por el enorme poder burocrático, hacían campaña para conquistar la presidencia de la República. Dos ejemplos al canto: Manuel Francisco “Kiko” Becerra Barney, se sopló tanto como Contralor General que armó su candidatura presidencial, hasta que la Fiscalía General lo condenó por enriquecimiento ilícito durante el Proceso 8000.
En otros casos los Contralores actuaron por interpuesta persona, como cuando el contralor Rodolfo González García –conocido como “Speedy González” por su velocidad política- quiso imponer como vicepresidente de Virgilio Barco Vargas al santandereano Eduardo Mestre Sarmiento, ganándole la partida el caucano Víctor Mosquera Chaux. Una década más tarde Mestre Sarmiento fue condenado también por enriquecimiento ilícito durante el proceso 8000.
Por la misma época, durante el proceso 8000, fue el fiscal general Alfonso Valdivieso Sarmiento quien vio llegada la hora de lograr lo que no pudo su primo Luis Carlos Galán Sarmiento, llegar a la presidencia de la República.
Después de congraciarse con el “Imperio”, acusar al presidente de la República ante la Comisión de Acusaciones y empapelar a sus posibles contrincantes –y tratar de empapelar a otros, como el ministro Horacio Serpa Uribe- vio llegada la hora de renunciar a su destino –en 1997- y hacer públicas su aspiración presidencial.
En la Convención del Partido Liberal Serpa lo derrota, adhiere a la candidatura de Andrés Pastrana Arango y su contingente electoral no le alcanza ni para vicepresidente y luego fue derrotado en su aspiración al Senado.
Ahora es al procurador Ordóñez Maldonado quien quiere salir al ruedo o los periodistas quieren enviarlo a la arena política. Ordóñez, como muchos colombianos, está de acuerdo con el proceso de paz, pero como defensor de la sociedad hace observaciones puntuales y juiciosas al mismo.
Entonces el presidente Santos le dice que está haciendo política y algunos periodistas y miembros del Gobierno dicen que está en contra del proceso de paz. Aunque Ordóñez es un buen muchacho y tiene talente presidencial no creo que aspire, así el presidente de su Partido Conservador, David Barguil Assis ahora salga a decir que sería una buena carta.
Así las cosas, las próximas elecciones presidenciales parece que serán disputadas por el procurador Alejandro Ordóñez Maldonado y el fiscal general Eduardo Montealegre Lynett, de quien se dice que también está armando su futuro político en esa dirección.
Todos los que desempeñan titularidad en organismos de control parece que no llegaran a cumplir sus funciones, sino a utilizar la respectiva “ía” para quitar de en medio a futuros contrincantes políticos y catapultarse.