Por fin un alto dirigente chino nos hizo el favor de visitar el país, y no para contemplar nuestros atractivos turísticos sino para algo muy importante: hablar de negocios. Afortunadamente ya quedamos incluidos en el mapa de intereses del gigante asiático, que vuelve los ojos hacia las posibilidades de invertir dólares con nosotros, luego de un distanciamiento propiciado por personajes de la derecha colombiana, que consideraban un pecado hablar con los diplomáticos de Mao y no con los de Taipei, la pequeña isla disidente que compró a unos cuantos políticos a punta de invitaciones y obsequios.
Permanecimos alejados de Pekín por mucho tiempo, adoptando la política de los avestruces, que esconden la cabeza en la tierra para no ver la realidad. Mala cosa porque perdimos la oportunidad de financiar obras de gran envergadura, como el canal que construirá China en Nicaragua, a un costo de varios miles de millones de dólares. O para ser interesados, la financiación de nuestras quebradas arcas que ya no aguantan un gasto más, luego de atender las demandas de m maestros jueces, burócratas y pobres de todas las regiones. Para tener una idea del bolsillo chino, es suficiente señalar que en este momento Venezuela le adeuda a esa nación la inmensa suma de ocho mil millones de dólares, que deberán pagarse en petróleo o en dinero. Pero nunca es tarde para arrepentirnos de haber metido la pata.
Y ahora llega la oportunidad para hablar, entre otros temas, del metro de Bogotá, el tren para la costa, el transoceánico, que debe viajar del Atlántico al Pacifico, la navegación por el Magdalena, En China hay trenes que se mueven a 300 kilómetros por hora, en tanto que el mas rápido de aquí corre a 20 kilómetros por hora. Pero lo más importante de las relaciones es la posibilidad para nosotros de salir del atraso: el embajador en Bogotá, Wang Xiaoyuan abrió la puerta para que Colombia ingrese a las grandes ligas del comercio: el año pasado los negocios con nosotros aumentaron un 49 por ciento y en 2014 el comercio bilateral llegó a 15.640 millones de dólares, de los cuales las exportaciones chinas alcanzaron los 8.000 millones de dólares, una cifra impresionante pero hay un problema: Colombia sólo exporta productos primarios, situación que no puede mantenerse a la larga, pues los asiáticos están interesados en productos terminados para un mercado que tiene 1.800 millones de consumidores.
Entre los productos que Colombia podría venderle a China, según el embajador, están lácteos y frutas, tal vez pulpa. Y otros más. De allá para acá hay la posibilidad de instalar una fábrica de automotores, de los cuales ya se venden muchas marcas acá, Pero lo más importantes es que China tiene interés en participar en el mejoramiento de la infraestructura.
Entre las obras se encuentran las carreteras, puertos y ferrocarriles, y soluciones para el transporte urbano, como el tren ligero y el metro para Bogotá y otras ciudades. Hay la posibilidad de formar empresas mixtas para que puedan tener acceso a los créditos blandos que ofrece el gobierno chino. En este momento hay la posibilidad de tener acceso a un fondo que cuenta con 35 mil millones de dólares, al cual podrían tener entrada los colombianos. ¿Algo más?
La visita del premier chino, la primera que realiza a Colombia, tenía un objetivo: se hizo revisión de las relaciones entre las dos naciones, que cumplen 35 años. Las posibilidades son inmensas, como lo demuestra la generosa chequera que Pekín (segunda economía mundial) ha puesto a disposición de Venezuela. Además sería la solución para problemas como la construcción del metro, que tiene a varios pensando en el serrucho. Ojala mediten sobre las palabras del embajador: ’’’A Colombia podemos comprarle mucho más’’ Hay una pregunta: ¿la derecha dejará hacer negocios?
