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Por el futuro
Actualmente las tasas de abandono o segregación escolar son muy altas y la brecha digital ha aumentado.
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Domingo, 13 de Junio de 2021

Para percibir las secuelas de la pandemia no tendremos que esperar a su terminación porque desde ya están presentes, cualquiera que sea nuestra condición y si la enfermedad ha estado cerca, dentro de cada uno de nosotros o lejana, de alguna manera, está claro que nos afectará.

Echemos una mirada a los niños. Las circunstancias nuevas en los últimos meses les han impuesto aislamiento, cuarentenas, no poder ir al colegio y separarse de sus amigos. Lo cual les ha provocado cambios en sus hábitos y las rutinas, los que a su vez tienen como consecuencia directa ansiedad y depresión entre los más pequeños, sin que hayan dejado de afectarse por situaciones similares los adolescentes.

Se sabe por ejemplo que en España la mitad de los alumnos tiene dificultades para seguir el curso y cuatro de cada diez afirma sentirse desmotivado. Actualmente las tasas de abandono o segregación escolar son muy altas y la brecha digital ha aumentado, según una publicación del diario ABC de Madrid.

Por su parte la Unicef ha enfatizado en los efectos que ha tenido la pandemia en la población infantil, afirmando que los niños y jóvenes ahora son más agresivos, han aumentado el mal trato, han dejado de colaborar en las tareas domésticas y muchos se han aislado. Además han aumentado las adicciones a las pantallas y la tecnología, han crecido los problemas de sobrepeso y malos hábitos alimentarios y se disparó el consumo de alcohol, cigarrillos y marihuana entre los que sobrepasan los 18 años.

Por estas alteraciones psicológicas y físicas que podrían estar pasando desapercibidas, los terapeutas están lanzando una advertencia “Durante la pandemia la población infantojuvenil ha sido invisible, no se ha tenido en cuenta, no se han tenido en cuenta sus necesidades emocionales y evolutivas. Bajo la creencia que los niños se adaptan a todo” Este es el concepto de la psicóloga Mercedes Bermejo.

Más grave es aún la situación para los niños cuando pertenecen a hogares disfuncionales donde la violencia intrafamiliar está presente y les acompañan afectaciones psicológicas con secuelas que pueden ser permanentes producto del maltrato físico y emocional. Si a lo anterior se añaden las nuevas situaciones derivadas de la pandemia, el resultado es peor.

El buen trato y la comprensión dentro de la casa, mezclados con una buena dosis de tolerancia y armonía, son la terapia eficaz para intentar resolver este problema que les ha venido como una novedad a los muchachos, pero que no es fácil de resolver en el seno de cada familia. Tampoco lo es que a partir de ahora puedan circular libremente y dejar de lado las recomendaciones que tanto se han repetido de cara a la posibilidad de contagio, principalmente el aislamiento físico.

El retorno a las aulas de clases es una de las metas del ministerio de educación, lo cual podría ayudar a mitigar este problema de los niños porque les permitiría de nuevo socializar y volver al sitio donde se imparte instrucción. La idea no la comparten los docentes quienes piensan que haberlos vacunado no es suficiente y añaden otros reclamos para pasar a la presencialidad.

Los más chicos necesitan ahora una atención especial para evitar secuelas a largo plazo, en ello deben comprometerse cuidadores, padres y educadores, es una responsabilidad compartida por el futuro de esta generación.

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