Regresando de la entrega del Premio al Mérito Empresarial, que otorga la Universidad Simón Bolívar como reconocimiento y estímulo a los empresarios de todo el país, me tocó en suerte sentarme en el avión al lado de un extraordinario empresario que incursiona con gran éxito en campos tan diversos como el petrolero y el ganadero. En sus comienzos, su mayor problema era que quienes otorgan licencias o hacen compras, partían del principio de que, si era colombiano, no podía ser bueno. Esto me recordó un letrerito que vi alguna vez en una chiva en Antioquia que decía: “Si lo colombiano está mal hecho, usted está mal hecho”.
En todas las universidades se le presta atención y se estudia el llamado Triángulo de Sábato en cuyos vértices se encuentran las universidades, las empresas y el Estado. Se considera que este triángulo virtuoso es fundamental para el crecimiento de una nación y así se ha demostrado desde la primera Revolución Industrial en los países europeos y posteriormente en Norteamérica. Pero en la mayoría de las instituciones de Educación Superior colombianas es simplemente objeto de enseñanza y discusión con poca consecuencia real. Para romper este paradigma, hace trece años la Universidad Simón Bolívar decidió pasar a la práctica y creó un reconocimiento a las empresas que más contribuyen a la economía, primero de la región Caribe, posteriormente a la región nororiental y finalmente, a todo el país.
En esta décimo segunda entrega participaron 16 departamentos entre los que Norte de Santander ocupó el cuarto lugar. 24% de los participantes fueron grandes empresas, 26% microempresas y 56% pymes en cinco categorías: Empresa Innovadora, Sostenibilidad Empresarial, Responsabilidad Social Empresarial y Valor Compartido, Industrial Manufacturera y Empresas de Salud.
Como es natural, los empresarios nominados reunidos presencialmente en el Teatro José Consuegra Higgins de la sede Unisimón en Barranquilla estaban nerviosos esperando el momento en el que se anunciaran los ganadores y precisamente fue en este emocionante instante cuando algunos probaron las mieles del triunfo mientras que los otros nominados se prepararon para competir otra vez el próximo año. Los premios fueron entregados por el rector de la Unisimón, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, la directora de ACOPI, exviceministros, el presidente de la Cámara de Comercio y otras personalidades.
De las empresas nortesantandereanas que compitieron, Palmicultores del Norte ganó el Premio a la Sostenibilidad Empresarial y Coagronorte obtuvo mención especial en esa misma categoría. En la categoría Responsabilidad Social y Valor Compartido, obtuvo la estatuilla R&R Occitelf. El gerente de Palmicultores del Norte, Mauricio Vargas, orgullosamente decía que era la quinta vez que obtenían este premio desde cuándo por primera vez decidieron participar. Pero los otros empresarios nortesantandereanos que viajaron a Barranquilla a participar en el evento también fueron ganadores. Todos fueron reconocidos como nominados con una pequeña reseña de lo que su empresa representa no solo para nuestro departamento sino para Colombia.
Cabe resaltar, también, la exaltación de tres personas que a través de su vida han demostrado su capacidad de creadores de empresa y hoy siguen al frente de alguno de sus emprendimientos. El Empresario Benemérito, Roberto Gedeón Ghisays, quien a sus casi 90 años de edad, quien compartió viñetas de su vida como hotelero, todavía al frente de uno de sus hoteles; el Empresario del Año, José Gabriel “el Tigre” Lapeira Buitrago con sus restaurantes de comida china y el Líder Gremial, Charles Chapman, quien mostró la importancia de las relaciones públicas para grandes acciones a través de acuerdos.
Finalmente, la Unisimón reconoció a dos de sus egresados meritorios, ya que el fruto de una Universidad son precisamente sus egresados y es en ellos en quienes se ve reflejado el éxito de la Institución. Enmanuel Nava Sarmiento de la sede Cúcuta y Diana Oviedo Ibarra de la sede Barranquilla, recibieron el galardón.
2022 traerá nuevas postulaciones, consecuencia de la resiliencia de las empresas nortesantandereanas, que sin importar las dificultades, se han mantenido generando empleo, pujantes y exitosas.
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