Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Sueños de ciudad
Este libro es el testimonio de que en todas las épocas se ha contado con quijotes que hacen de los intereses colectivos verdaderas banderas de vida. 
Authored by
Martes, 6 de Septiembre de 2016

Haciendo gala de un acervo de fuentes primarias que el autor califica de “limitadas”, pero de calidad, el historiador Jorge Meléndez Sánchez nos presenta su nueva obra histórica “Sueños de ciudad. Ocaña durante el siglo XIX y primer decenio del siglo XX”, escrita en el marco de la celebración de los 200 años de la Independencia, para reforzar en nuestros historiadores, cronistas y público en general lo relativo a la identidad regional. 

Quedó dicho que la obra está escindida en dos partes: siglo XIX y primera década del siglo XX, y el viaje por todo el siglo XIX, de la mano de Jorge Meléndez Sánchez, es un regalo al espíritu por la claridad de la exposición y, además, por el reencuentro con personajes de la vida pública y cultural de la comarca, como José Eusebio Caro Ibáñez, Guillermo Quintero Calderón, Alejo María Buzeta, Secundino Jácome y otros para público especializado. 

La intención del autor es hacer un diagnóstico sobre los esfuerzos de la joven República durante el siglo XIX por reorganizarse, cumplir sus funciones en salud y educación, y, además, develarnos las frustraciones de los primeros gobiernos.  

Para mi gusto, para mi paladar, y desde el punto de vista político, siempre me detengo en un tema que me llama poderosamente la atención, como fue nuestra pertenencia política -en una primera etapa- a la provincia de Mompox, desde 1826 hasta 1849, año en que se creó la provincia de Ocaña, y entonces llegaron a la comarca apellidos costeños como Sarmiento y Cabrales; árboles como el Tamaco, elegante palmera que dio su nombre a barrios en Convención, Ocaña y San Calixto.

Bien, según Meléndez, ser ciudad colonial y escenario político importante como sede de la Convención de Ocaña, el comportamiento político efectivo de la ciudad, su patriotismo en las guerras intestinas y su calidad de bando triunfante, las aspiración de ser Diócesis, las manifestaciones políticas y culturales vehementes con escritores y periodistas de carácter, que subsistieron durante el siglo XX y lo que va del XXI, nos llevaron a soñar con ser una ciudad próspera y tenida en cuenta por el poder central, y hoy parece que toda esa “unidad histórica” se disolvió y terminamos sometidos a las “condiciones impositivas del Estado”.

Este libro es el testimonio de que en todas las épocas se ha contado con quijotes que hacen de los intereses colectivos verdaderas banderas de vida.  

*** 

Productores mexicanos, asociados con el cineasta ocañero Orlando Franco Carrascal, se asociaron para llevar al cine el robo de la Virgen de Torcoroma, consumado por el argentino Carlos Alberto del Vechio, en 1981. Valdría la pena tener en cuenta la obra de Jorge Meléndez Sánchez “La visita del argentino”, un esfuerzo descomunal de Meléndez por aclarar los pasajes de este sonoro caso.

Temas del Día