La paz ya no será un diálogo de sordos ajeno a la realidad de las víctimas en nuestro país. Durante el pasado debate de comisiones conjuntas, logramos incluir una proposición para que quien representa a las víctimas a nivel nacional, tenga vocería permanente en los debates sobre la implementación de los acuerdos de paz.
Así, estos debates tendrán a partir de la vigencia de la ley, un nuevo actor en el Capitolio. En otras palabras; además del Gobierno y la guerrilla, podrá participar en todos los debates, la Mesa Nacional de Participación Efectiva de Victimas del Conflicto Armado.
Gracias a nuestra proposición, el presidente de esta Mesa Nacional, deberá ser invitado a todas las sesiones en las que se discutan proyectos relacionados con los derechos de las víctimas, dentro del procedimiento de fast track.
Así queremos abrir la puerta para que las intervenciones de las víctimas impacten el proceso de formación de la voluntad democrática en el Congreso de la República. Su presencia es la materialización del principio de participación democrática y, como lo ha dicho la Corte Constitucional, promueve un modelo de comportamiento social y político en el que los ciudadanos participan directamente de la definición de su destino colectivo.
Esa misma corte y nosotros, creemos que las víctimas pueden y deben incidir en el rumbo de sus propias vidas a través de escenarios de participación distintos del electoral. Deben tener voz como individuos y al mismo tiempo alimentar en la sociedad colombiana la preocupación y el interés por los problemas colectivos.
Las víctimas se deben resocializar como ciudadanos capaces de interesarse de manera sostenida en procesos estatales y gubernamentales. Son llamadas además a materializar el ideal de que cada ciudadano tenga las mismas oportunidades de lograr el desarrollo personal al que tiene derecho.
Si en realidad las víctimas son el centro, el corazón, el eje central de la paz en Colombia, sus representantes tienen que tener garantizados por parte del Gobierno Nacional las condiciones para su desplazamiento a Bogotá, específicamente al Capitolio Nacional.
En el Congreso de la República contarán con la atención y oportunidad para sus intervenciones. Ya hay mucha tinta escrita sobre este tema, ahora lo que necesitamos son verdaderos gestos a favor de las víctimas.