Hoy más que nunca la situación política del vecino país supera los límites imaginables. El pueblo venezolano cansado del régimen tiránico del presidente Maduro arremete contra las fuerzas del Estado para que sea posible hacer valer su voz. Los ciudadanos saben lo difícil que es subsistir en dicho régimen y por ello han desarrollado incontables marchas y protestas como último recurso para hacerse notar, no sólo ante el gobierno, sino ante los ojos del mundo.
Ahora que Venezuela decidió denunciar la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para salirse de esta y que Maduro pretende reformar o sustituir la Constitución Política vía Asamblea Nacional Constituyente surge el interrogante: ¿qué más le deparará a este país?
Lo anterior no es cualquier decisión por cuanto la OEA es uno de los organismos internacionales más antiguos del mundo y como parte del sistema interamericano se encarga de mantener el orden internacional en las relaciones entre los Estados americanos basándose en cuatro pilares fundamentales: democracia, Derechos Humanos, seguridad y desarrollo.
No siendo esto suficiente, Nicolás Maduro con la idea de “reformar” o “sustituir” la actual Constitución, pretende convocar una Asamblea Nacional Constituyente, idea considerada por la oposición venezolana “como un golpe de Estado”. Ello podría traer peores consecuencias para la tan anhelada apertura democrática ya que las especulaciones de que se aumente el poder centralista de los chavistas son muchas, máxime cuando la supuesta Asamblea sería elegida por mecanismos distintos al voto directo de los ciudadanos y prorrogaría las elecciones en dicho Estado, buscando de seguro afectar el sistema electoral a su conveniencia.
Tras interrumpir de forma constante el orden constitucional e internacional, el gobierno de Venezuela es fuertemente criticado, y para nadie es un secreto que la causa de esto se debe a su dirigente catalogado como un hombre déspota, que maneja a su gusto un país que nada ha hecho para recibir tal destino: ¿será que ya tocó fondo el caos en el país hermano?
Los derechos fundamentales de los venezolanos son negados y violados todos los días por el tirano Maduro y su régimen militarista, pero aun así pareciese que gran parte del pueblo esta convirtiéndose en el gran protagonista del cambio democrático que podría acaecer en cualquier momento. Parece ser que esta verdadera “primavera o despertar del pueblo de Bolívar” empieza a ser trizas la ya decadente era chavista.
Producto de todos estos hechos el escenario más probable será que tanto la violencia como la represión se incrementarán. Es paradójico que un país como Venezuela pueda representar en este preciso momento las más frías batallas de la historia de la humanidad: dignidad, reconocimiento, progreso, igualdad y libertad. Pese a ello debería recordarse que la forma más viable para resolver los conflictos es el diálogo constructivo entre partes con igualdad de consideración y respeto, medio que podría lograr un gran pacto político con el único fin de cambiar el destino desfavorable de dicha sociedad.