La reapertura de la frontera con Venezuela por Norte de Santander dinamizó la economía y reactivó las ventas de sector calzado del área metropolitana de Cúcuta en los primeros meses y hasta mitad de 20203.
Ese ritmo se ha frenado un poco, porque los empresarios venezolanos aún sufren las consecuencias de la crisis económica y social del vecino país, que ha limitado su capacidad de consumo, según algunos empresarios consultados y que participaron en la edición 18 de la feria del calzado Expocuc.
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Luz Marina Niño, propietaria de Semillas de Fe, que lleva ocho años en el mercado, indicó que reabrir el paso fronterizo fue bueno, porque reactivo sus ventas 30%, pero ahora es temporada colegial en Venezuela y toda la atención está centrada en las compras para los estudiantes.
“Esta feria ha sido un éxito, porque ha venido comprar personas de muchas partes de Venezuela, como Coro, Puerto Ayacucho, Barinas, San Cristóbal. Allá gusta mucho la calidad del zapato que se fabrica aquí”, expresó.
Zully Sánchez, dueña de Zullymark Sport, cuya marca creó hace 10 años, manifestó que “el mercado venezolano ha estado muy duro”, precisando que ha recuperado “muy poquito” de los clientes que tenía en el vecino país, “por ahí un 20%”.
Señaló que esta situación se suma a la recesión de la economía, la alta inflación, que redujo el poder adquisitivo; y al alza de los insumos al inicio del año, por la subida del dólar, que generó un aumento de la materia prima del 40%.
El empresario venezolano Arbey Rosales, quien visitó Expocucuc, expresó que el calzado colombiano es atractivo, porque sus réplicas son de buena calidad y en el mercado gusta mucho. Por esto, visita Norte de Santander desde hace dos años para vender en muchos estados de país petrolero.
“Además, los precios son competitivos, porque lo que entra a Venezuela es importado; la mayoría de zapatos viene de Panamá y China. No hay producción nacional. Venir a Cúcuta significa tener buenos precios y llevar lo que le gusta al consumidor venezolano”.
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No obstante, resaltó que las ventas de su empresa han estado “críticas” este año, porque, con una salario de 5 a 2 dólares, el venezolano no puede tener capacidad de compra; muchos viven de “otros ingresos y rebusques”.
Jorge Angarita, propietario de Calzado Felino Sport, manifestó que ha sido un 2023 “difícil” porque las ventas han bajado un 70%, en comparación al año pasado; y el mercado venezolano se recupera por temporadas.
“La reapertura de la frontera no ha impactado de la forma en la que se esperaba. Vinieron a la feria compradores de Caracas, Valencia, Maracaibo, San Cristóbal, pero no es como antes, cuando ellos llegaban aquí y hacían compras grandes. Ahora vienen, miran y se llevan la tarjeta de contacto, después lo llaman a uno, pero no hacen los pedidos por cantidades”, sostuvo Angarita, agregando que de los 15 clientes que llegaron a tener en Venezuela, solo han recuperado uno.
Pago de contado
Los empresarios colombianos indicaron que el pago que manejan con sus pares venezolanos es anticipado o de contado, porque no hay otro tipo de formas. Además, no les pueden dar crédito, porque la confianza hasta ahora está retornando.
El venezolano Albey Rosales dijo que algunos le piden pagar del 50% de la mercancía solicitada, otros el 100%. Aunque hay quienes tienen la confianza de producir la cantidad de pares de zapatos pedidos y pagar al momento de la entrega.
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“A veces toca hacer una y mil marañas para poder cumplir con el pago, para traer para acá la divisa. Aunque el 70% de la moneda que circula en Táchira es el peso colombiano, lo que ayuda mucho; un 20% es dólar y el 10% corresponde al bolívar”.
Para el presidente de la Corporación de Industriales de Calzado y Similares (Corpoincal), Freddy Santander, el mercado venezolano continua estando allí, lo que dificulta recuperarlo son los problemas del país y la falta de garantías para los negocios, por lo que ellos (los compradores de Venezuela) solo pagan en pesos y de contado.
Santander reconoció que el cierre de la frontera llevó a perder ese mercado. Sin embargo, pudieron ampliar su comercio dentro de Colombia, por lo que el zapato cucuteño llega a Ipiales, la costa colombiana, Cartagena, Bogotá, ciudades de Meta, Quibdó, Medellín y Bucaramanga entre otras.
El líder gremial indicó que ahora llevan a cabo convenios con la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el Cuero y sus Manufacturas (Acicam) y la Asociación de Industriales del Calzado y Similares (Asoinducals) de Bucaramanga, para trabajar en conjunto. Los empresarios consideraron que tendrán un buen fin de año bueno, con expectativas de altas ventas.
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