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Editorial
Al ritmo de China
¿Qué haría falta para duplicar la tasa de crecimiento de Colombia en los últimos 30 años y tener una aceleración como la que se ha visto en China?
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Jueves, 26 de Octubre de 2017

Siempre ocurre lo mismo: los foráneos creen más que nosotros en nuestras posibilidades de desarrollo. Consideran que no estamos haciendo lo necesario para buscar el futuro con suficiencia, a pesar de que tenemos cómo hacerlo.

La más reciente sugerencia —y fuente de debate— proviene de Paul Romer, vicepresidente senior del Banco Mundial.

¿Qué haría falta para duplicar la tasa de crecimiento de Colombia en los últimos 30 años y tener una aceleración como la que se ha visto en China?, es el optimista planteamiento de Romer.

En concreto, ¿qué hacer para dejar de crecer en promedio 2 por ciento, y en cambio hacerlo a más del doble, como es el caso de China (8 por ciento en promedio), convertida en pocos años en gigantesco monstruo económico que todo lo devora?

Desde hace varios años, en Colombia se ha insistido en la necesidad de que los gobiernos administren mejor el gasto público y controlen la inflación, situación fácil para un país normal, no para uno que ha estado en una guerra que consume todos los recursos.

Sin embargo, a troncha y mocha, y en medio de sacrificios, se ha logrado el objetivo, pero el crecimiento ha sido menos que mediocre. Se ha hecho lo sugerido por los organismos internacionales que regulan la economía mundial, pero, al parecer, la fórmula era mucho más compleja. Solo que hasta ahora la sugiere el Banco Mundial.

Según el banquero, Colombia no debería buscar un crecimiento lento estable como hasta ahora, sino lograr uno muy rápido y sostenido, que implique que todas las ciudades se desarrollen y ofrezcan las mismas posibilidades para todos.

Diversificar las exportaciones, lo que significa olvidarnos de la dependencia del petróleo, es parte de la fórmula adecuada, y, la verdad, ese ha sido el objetivo buscado en los últimos años. Solo que no ha sido fácil, pues para ello es necesario disponer de recursos enormes para financiar al sector primario de la economía, y esos recursos lo ha devorado la guerra.

Porque, además del controvertido sector minero, el agropecuario es el que mejores perspectivas ofrece, pero es hoy el más debilitado: lo han afectado factores de diversa índole, muchos de los cuales, parece, ya están en vías de superación, con el proceso de paz.

Que el Banco Mundial, como lo sostuvo su vicepresidente, aspire a hacer de Colombia un ejemplo para mostrarle al mundo, es un aliciente para que todos los pensemos en acelerar la economía. Ojalá sea esta la oportunidad que se deba aprovechar, para definitivamente despegar y convertirnos en el país que queremos ser. Es de esperar que el banco ponga todo lo que puede poner de su parte, para facilitar las cosas.

Desde luego, acelerar a fondo, como es la propuesta, puede generar algunas situaciones de emergencia, que en materia de economía pueden ser fatales. Pero, si el Banco Mundial dice que somos los adecuados para avanzar así, quizás lo que nos queda sea hacer caso.

No es el Banco Mundial un organismo que ande alimentando ilusiones falsas ni estimulando acciones que puedan terminar en fiasco. De todos modos, un poco de análisis no queda mal antes de hundir a fondo el acelerador…

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