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Editorial
Vientos reformistas
Ahora que se anuncian profundas reformas en entidades como las Corporaciones Autónomas Regionales, el Consejo de la Judicatura, la Comisión Nacional de Televisión y otros organismos del Gobierno, la educación merece un capítulo especial.    
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Viernes, 21 de Enero de 2011

Según la encuesta sobre la materia que divulga el Ex director Nacional de Planeación, Armando Montenegro, Colombia se sitúa entre los últimos lugares en temas como comprensión de lectura, competencia matemática y competencia científica, lo que lleva al analista a calificar a buena parte de nuestra población como “analfabetas funcionales”.
   
Esta situación revela de manera angustiosa la urgente necesidad de introducir instrumentos eficaces que permitan elevar la calidad educativa para que los estudiantes puedan llegar a ser competitivos y para que en su vida laboral estén en capacidad de hacer aportes importantes a los procesos productivos y a la generación de desarrollo, logrando con ello además alcanzar altos niveles en su calidad de vida.
   
Un país sin una educación eficiente, está llamado a vivir en el atraso, a depender cada vez más de los demás y a no experimentar desarrollos en la personalidad de sus ciudadanos, que les impide alcanzar metas, elegir buenos gobernantes, distinguir entre lo bueno y lo malo, señalar los errores y calificar los aciertos.
   
De otro lado, el aparato productivo siempre estará padeciendo pues no va a lograr encontrar en el mercado laboral el personal debidamente capacitado y calificado que requiere, para impulsar sus procesos y para alcanzar las metas propuestas en cuanto a eficacia, eficiencia y competitividad.
   
Ya lo dijo Montenegro “gran parte del sistema educativo es un engaño. Los muchachos y sus padres, así como gran parte de los maestros y rectores, deben ser conscientes de que están perdiendo el tiempo; de que en las escuelas no se está preparando a la juventud para salir de la pobreza”.
   
Es necesario instaurar unos criterios de medición del conocimiento, para saber en verdad cómo estamos, qué nos hace falta y cómo se van a implementar los requerimientos, si es que en verdad queremos avanzar. De nada nos servirá crecer en cobertura, si la calidad no se percibe en conocimiento y competencia.
   
Colombia requiere avanzar, desarrollar esquemas que le permitan un crecimiento estable y seguro, y alcanzar el deseo insustituible de mejorar la calidad de vida de su población, y la clave no está en otro lado que en la educación. El que en verdad tiene acceso y al conocimiento y condiciones para asimilarlo, su futuro estará asegurado.
 

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